viernes. 17.05.2024

La clave la tiene el BCE y la UE

Al igual que Grecia primero e Irlanda después, Portugal ha cedido y ha pedido el rescate a la Unión Europea mediante un “crédito-puente”, que tendría como prestamista final el Fondo de Estabilidad, mal que les pese a las autoridades portuguesas. Al igual que en los casos anteriores es el síntoma del fracaso de la Unión Europea como una verdadera Unión de Estados.

Al igual que Grecia primero e Irlanda después, Portugal ha cedido y ha pedido el rescate a la Unión Europea mediante un “crédito-puente”, que tendría como prestamista final el Fondo de Estabilidad, mal que les pese a las autoridades portuguesas. Al igual que en los casos anteriores es el síntoma del fracaso de la Unión Europea como una verdadera Unión de Estados. Cuando California o cualquier otro Estado de USA tienen problemas en sus finanzas públicas no recurre al FMI, sino a su Gobierno Federal y a la Reserva Federal. Una política equivalente en la Unión Económica no necesitaría que sus estados recurrieran al Fondo de Estabilidad; ni siquiera la existencia del mismo. Como primer paso, el Banco Central Europeo debe pasar de ser un mero guardián de la inflación del euro a ser un verdadero banco central de la U.E. No tenemos una verdadera unión monetaria sino tan sólo una unión cambiaria. En este espejismo han vivido las instituciones y los políticos europeos. Los bancos centrales no sólo son cancerberos de la ortodoxia inflacionaria, sino también deben contralar y regular los sistemas financieros, ser prestamistas de última instancias de las entidades financieras y –cosa que sólo ocurre según intereses germanos- ser prestamistas también de las finanzas públicas cuando la renovación de la deuda en los mercados de los tiburones especulativos privados la hacen a unos tipos de interés tan altos que aseguran el deterioro aún mayor de estas finanzas, colaborando con ello a la crisis y a la recesión, en lugar de ser una solución a la misma. Eso es lo que está haciendo el BCE por omisión actualmente. La mano de la cancillera alemana es alargada y nefasta. Ahora, Alemania y el BCE son un problema en lugar de una solución para la U. E. No se trata de asegurar por sistema la financiación de las finanzas públicas dándole a la máquina de hacer billetes, pero sí de hacerlo en determinadas circunstancias. Y hacerlo sin avisar, de forma imprevista para evitar que los especuladores sean capaces de adelantar y descontar en sus compra-ventas de títulos al contado y a plazo los tipos de interés previsibles. Que la vida de un país, de las finanzas públicas, de la inversión en términos reales dependa de un puñado de terroristas especulativos en comandita con 3 agencias de calificación es una vergüenza, un fracaso de los Estados, de la política y de la U. E. España es una economía superior a la suma de la griega, irlandesa y portuguesa juntas. No vale un rescate como los anteriores porque el Fondo de Estabilidad debería aumentarse extraordinariamente y porque ello sería un acicate a los especuladores que siguen ganando con el diferencial de tipos de interés en sus operaciones de contado y a plazo, en sus operaciones entre deuda de los Estados europeos, entre sus operaciones de compra-venta entre títulos privados y públicos. Son demasiadas facilidades. Sólo hay un camino: reformar las instituciones europeas y traspasar competencias. En concreto, que los montos presupuestarios los fije una Agencia Europea de Presupuestos a crear este mismo año para su presentación al Parlamento europeo; unificación de los sistemas fiscales y su puesta en manos de una Agencia Tributaria de la U.E. como institución ejecutiva. También un cambio de las competencias y fines del BCE análogas a las de la Reserva Federal, donde tan importante es la lucha contra la inflación como contra el del desempleo, a sabiendas que ambas son contradictorias al menos a corto plazo. Y, por último, una sola institución europea emisora de deuda pública de los Estados. Sólo sería competencia de los países miembros el cómo y dónde se gasta, pero no su monto. Y en cuanto al BCE, ha de salir de Alemania, de los alemanes y de la Merkel, de lo contrario el fracaso está asegurado. Este BCE germanizado y con el síndrome de Weimar ha fracasado y ya no pude concedérsele más oportunidades.

La clave la tiene el BCE y la UE
Comentarios