viernes. 10.05.2024

El PSOE es de izquierdas, aunque a algunos no les guste

A pesar de los turbulentos tiempos que estamos viviendo, considero que nadie en su sano juicio, a estas alturas, pueda asegurar que la socialdemocracia no es de izquierdas. Y, como además, lo vengo leyendo últimamente con cierta frecuencia, también en este mismo diario, quiero manifestar mi opinión al respecto.

A pesar de los turbulentos tiempos que estamos viviendo, considero que nadie en su sano juicio, a estas alturas, pueda asegurar que la socialdemocracia no es de izquierdas.

Y, como además, lo vengo leyendo últimamente con cierta frecuencia, también en este mismo diario, quiero manifestar mi opinión al respecto.

Desde el dos de mayo de 1879, en la madrileña taberna de la calle Tetuán, conocida como Casa Labra, un grupo de personas decidieran constituir el PSOE, con el único objetivo de defender a la clase trabajadora, hasta el día de hoy, como suele decirse: ‘ha llovido bastante’.

No pretendo hacer un repaso de la historia del partido fundado por Pablo Iglesias, aunque desde luego podría hacerlo sin ninguna duda, porque historia tiene de sobra, no en vano, tras el SPD alemán, es el partido socialdemócrata más antiguo de Europa.

Mi interés en este artículo es aclarar y, por supuesto defender, la legítima historia de un partido, que sobre todo, en los últimos años, con la llegada de la democracia, tras la muerte del dictador, ha sido y sigue siendo fundamental en la vida política de nuestro país.

Tampoco pretendo realizar un exhaustivo inventario de las consecuencias que las políticas de gobierno, en cualquiera de los niveles donde lo ha hecho, en estos últimos años, y lo que ha supuesto para los ciudadanos.

Pero no hay duda que desde el gobierno central, autonómico o local, siempre han ido dirigida a conseguir mejorar incuestionablemente las condiciones de vida de los españoles, menos favorecidos.

Todas y cada una de las actuaciones de la acción política, han tenido siempre esa meta, el mayor o menor acierto en la implementación de las mismas, podría ser objeto de discusión, pero la intención y el objetivo, no es discutible.

Ciertamente en los últimos tres años largos de gobierno socialista, los vientos no han sido lo favorables que hubieran sido deseables, y quizá las decisiones del capitán tampoco hayan sido la más acertadas. Pero no pueden negarme, que la permanente galerna sufrida por la nave, no ha ayudado precisamente a que la travesía, fuera tranquila.

También debo destacar, que sólo se equivoca el que toma decisiones, jamás el que está esperando a que el barco zozobre y recoger los restos del naufragio.

Por ello, me niego a aceptar que lo anterior ahora se interprete y se divulgue con que la naviera nunca ha tenido el mínimo de condiciones para navegar, es más, que nunca debió partir del puerto.

El partido socialista, es, ha sido, y será siempre un partido de izquierdas, aunque algunos no les guste. Todos los afiliados, así se consideran, sencillamente porque lo son. Podemos discutir las actuaciones de sus dirigentes. Y las decisiones poco acertadas, e incluso, tan desatinadas, como la reciente reforma del artículo 135 de la Constitución en connivencia con el PP.

Pero las acusaciones de ser un partido social-liberal, como últimamente, con inusitada insistencia, recibe desde la izquierda, que dice ser la auténtica, e incluso la única, no deja de ser un insulto.

Desde esa izquierda, fraccionada, e incapaz de adoptar acuerdos, ni siquiera de mínimos, para acudir a los próximos comicios juntos, como estamos comprobando. Que paradójicamente echa la culpa a Zapatero por el adelanto electoral, restándoles, con ello, parece ser, tiempo para pactar. Como si no hubieran tenido todo el tiempo del mundo. ¡Decenios han tenido para ello!

Que además, parte de ella, en estos críticos momentos, se ha permitido el extraño lujo de no apoyar al PSOE, y dejar que gobierne el PP, como en el caso de Extremadura.

En mi opinión no deja de ser una cortina de humo, para ocultar su propia incompetencia, manifiestamente demostrada, y reiterada, comicios tras comicios.

O que alguien me explique, porqué es incapaz de atraer el voto socialista desencantado, en circunstancias como las actuales, que camina hacia la abstención o al voto en blanco, en lugar de terminar apoyando sus listas, lo que sería relativamente sencillo.

‘Una cosa es predicar y otra dar trigo’, sí el ataque a la opción socialista, al menos sirviera, para conformar una alternativa de izquierdas que aglutinara a un importante número de ciudadanos, y permitiera una representación amplia en el Congreso, podría entenderlo.

Pero llevo días escuchando y leyendo opiniones sobre la necesidad imperiosa de dicha opción y, lamentablemente, parece que sólo hay: ‘más de lo mismo’.

Mucho me temo, que todo se quedará en el sempiterno ataque al partido socialista, ya antiguo y conocido, que desde las ‘gracias’ de comentarios y afirmaciones: de PPSOE a Rubaljoy, hasta todo tipo de exabruptos, que no sé muy bien a quien beneficia, y a quién sirven, ya me gustaría conocerlo.

Pues, les guste a algunos, o les deje de gustar, el PSOE siempre ha gobernado, cuándo los ciudadanos lo han considerado conveniente y oportuno. Lo ha hecho con luces y con sombras, evidentemente. Ha acertado y se ha equivocado clamorosamente, pero siempre ha dando la cara, siempre ha respondido al compromiso con los ciudadanos, o al menos lo ha intentado.

Insisto, lo peor -y espero y deseo tener el tiempo necesario para comprobarlo y admitir haberme equivocado, si así fuera- es poner el gobierno en bandeja al PP, como ya pasó, en 1996, y recientemente, en numerosos municipios y comunidades autónomas, el pasado 22 de mayo. ¿O díganme cuántos votos recuperó IU, por poner un ejemplo?.

El PSOE es de izquierdas, aunque a algunos no les guste
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