viernes. 17.05.2024

Cada ciclo tiene una historia y una enseñanza

La concepción del tiempo de los europeos es básicamente lineal, de no retorno; frente a la visión circular de otras culturas tales como la de la Reencarnación que considera que las experiencias vividas nutren la conciencia permanente del hombre. Nosotros somos más bien de agua pasada no mueve molino; y así nos va. Todavía hoy, mantengo fresca la imagen del cambio de ciclo en el que el Partido Popular entró a gobernar por vez primera.

La concepción del tiempo de los europeos es básicamente lineal, de no retorno; frente a la visión circular de otras culturas tales como la de la Reencarnación que considera que las experiencias vividas nutren la conciencia permanente del hombre. Nosotros somos más bien de agua pasada no mueve molino; y así nos va. Todavía hoy, mantengo fresca la imagen del cambio de ciclo en el que el Partido Popular entró a gobernar por vez primera. Fue en el año 96 del siglo pasado. El ocaso, la opacidad, el anquilosamiento y la debilidad del gobierno socialista era tal que incluso muchos de ellos respiraron aliviados cuando les llegó su “dulce derrota”. Recuerdo debates encendidos entre mis antiguos compañeros de partido sobre si era conveniente o no, ese cambio político para el interés general dado que se ungía bajo el manto discursivo de la regeneración.

El inapelable resultado de las elecciones municipales celebradas anuncia un cambio de ciclo para marzo del próximo año, similar al del 96. La distancia del PP en más de dos millones de votos respecto al segundo es esclarecedora. Básicamente se ha producido una importante caída de votos por parte del PSOE. Izquierda Unida sólo ha conseguido rentabilizar esa caída en doscientos mil votos en los que se cifra su ascenso electoral. El poder municipal y el autonómico están ya, en gran medida, en manos del PP.

Si en estos nueve meses no hay un cambio drástico de la tendencia marcada, podremos decir que el PP después de las elecciones generales tendrá todo el poder. Este fenómeno de nuevo ciclo ya sido percibido por el empresariado en el Diálogo Social sobre Negociación Colectiva. El sistema político español será hegemonizado por un solo partido como en muy pocas ocasiones ha sucedido. Existirán escasos mecanismos institucionales de contrapoder. Por un lado, algunos ayuntamientos, y quizás Extremadura, gobernados por PSOE e IU. Y por otro, ya más numerosos, los ayuntamientos y Comunidades Autónomas donde el peso de las opciones nacionalistas y regionalistas determina otra dirección política. Las opciones nacionalistas y regionalistas pasan a convertirse en limitadores y correctores del poder del PP.

No es baladí que en la cercana constitución de ayuntamientos y parlamentos autonómicos, puedan darse alianzas y pactos que resuelvan gobiernos alternativos al PP. No se trata de aislar a ese partido, como alguna vez se ha argumentado; se trata de que el sistema político no resulte tan atosigador, tan azulado. Es bueno, que haya contrapesos que fomenten y obliguen el diálogo y el pacto.

Acabo, mi sensación ante este nuevo cambio de ciclo a la derecha no es en absoluto la misma que tuve en el 96. No tengo el más mínimo motivo para que llegue tal cambio. Por muchas razones, pero por una en especial. La crisis económica sigue entre nosotros y el déficit social que ha generado perdurará todavía más. De tal manera, que el amparo y la protección se convierten en una gran demanda y necesidad social. Desde este contexto, no entiendo que sea el Partido Popular el más indicado para llevar a cabo la protección social que en este momento se necesita. Su modelo es otro. De hecho, ya ha empezado a anunciar importantes medidas de restricción de gasto que tendrán consecuencias sociales.

Nada es inevitable, todavía queda recorrido político y sobre todo memoria. Porque como dijo Cicerón, no saber lo que ha sucedido antes de nosotros es como ser incesantemente niños.

Cada ciclo tiene una historia y una enseñanza
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