viernes. 29.03.2024

En Cataluña ¡NO! se proclamó la independencia el 27-O

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Entre las mentiras mostrencas que se ha lanzado a/y desde los medios de comunicación, desde el PP, desde el propio Rajoy y desde otros partidos y personalidades políticas es que en Cataluña se proclamó el día 27-O la independencia. Pues bien, eso no es verdad. Ese día sólo se votó una parte del texto leído por la presidenta del Parlament que era la parte resolutiva donde ¡no se formulaba la declaración de independencia! porque no se votó el preámbulo donde sí aparecía esa declaración. Y lo que se votó fue autorizar al Govern a cumplir las leyes de Transitoriedad sobre la base legal (según el texto) dada por el referéndum del 1-O. Pero ese hecho no se ha producido. En cambio el Senado, a instancia del Gobierno de Rajoy, ha sustituido –no suspendido- el Govern por subsecretarios de Estado y al presidente del Govern por el propio Rajoy, delegando a su vez sus funciones en la vicepresidenta Sáez de Santamaría. Además Rajoy nos contaba una mentira inaudita: que limitar las competencias del Parlament no era suspender la Autonomía catalana. ¿Cómo ha solucionado Rajoy semejante dislate jurídico-constitucional? Decretando unas elecciones tan cerca del momento actual que la anulación del Parlament –y, por tanto, de la Autonomía- por parte del Gobierno no se haga visible ni de lugar a algún recurso de anticonstitucionalidad por parte de algún partido político de ámbito nacional o sólo catalán. Y las preguntas jurídicas son varias: ¿puede el Gobierno de España anular un Parlamento autonómico sólo con la aprobación del Senado? ¿Puede el Gobierno de la Nación sustituir a un Gobierno autonómico? Pero es que además hasta el día 27-O en Cataluña no había ninguna ley en vigor -¡en vigor!- que estuviera fuera de la Constitución y del Estatut.

El otro motivo del porqué actuar con tanta premura en la convocatoria electoral es la Economía. El tema catalán ha creado la suficiente inestabilidad como para que se traslade a algunos indicadores económicos como la Bolsa, la prima de riesgo, los mercados de futuros y el acceso a la facilidad de crédito al BCE. Este hecho, más la influencia de los grandes empresas y empresarios en el PP ha contribuido a esta premura. Al secular problema catalán confluyen dos aspectos políticos, uno de los cuales es tradicional y otro ha surgido con la democracia. El tradicional surge por la imposibilidad constitucional de que una parte del territorio decida sobre sí misma la separación del resto del Estado en un país de facto federal. El otro aspecto ha sido la utilización de un partido tardo-franquista como es el PP del tema catalán para ganar votos fuera de Cataluña. Hasta ahora el anticatalanismo del PP –y ahora el de Ciudadanos- le ha funcionado, le ha dado votos aunque ahora y según las encuestas últimas ya no está tan claro.

Repasemos algunos hechos que están dificultando que los supuestos y potencial votantes del PP sigan otorgando su voto al partido. El PP, como partido representativo de las grandes empresas y de las grandes fortunas, ha obrado en consecuencia. Por ejemplo, ha hecho pagar la factura de la crisis bancaria –más de 60.000 millones de euros- a todos los ciudadanos, algunos de los cuales son votantes suyos; ha deteriorado la Sanidad Pública y la Educación Pública reduciendo sus presupuestos por encima de la caída de la Economía; ha incrementado la Deuda Pública en unos 350.000 millones de euros; ha gastado casi 60.000 millones de la llamada hucha de las pensiones (la reserva de la misma está prácticamente agotada), ha conseguido distribuir la renta y la riqueza de tal forma que ahora somos, de acuerdo con los índices de Gini, los campeones de la desigualdad en Europa; el deterioro de las pensiones, la precarización y el abaratamiento del empleo, etc. Pero todas estas situaciones y estas medidas destinadas a asegurar la desigualdad y poder culpabilizar a los mercados de todo esto tiene su punto de saturación. La corrupción y las próximas sentencias van a acorralar al PP y poner, quizá, en duda ética el voto de una parte de sus posibles votantes. Por ello Rajoy y el PP se agarró en la legislatura de Rajoy -que comenzó con las elecciones del 2011- al anticatalanismo –“a por ellos”- fuera de Cataluña para arañar votos que le permitieran seguir con la mayoría absoluta. El PP siguió en el Gobierno pero perdió la mayoría absoluta, y ahora depende del odiado –para el PP- partido de Ciudadanos y de su líder Albert Rivera, un émulo adolescente de Primo de Rivera (hijo). Pero a Rajoy lo de Cataluña se le fue de las manos por su obcecación, por su obsesión de utilizarlo electoralmente y el Sr. Mas fue sustituido al frente del actual PDeCAT por un independentista de verdad, ideológico, como es el Sr. Puigdemont. Además cada vez más la táctica de Rajoy de fumarse un puro en la columna de Peridis en lugar de abordar los problemas del país está dando alas a la extrema derecha que hay dentro y fuera de su partido. Y de tal forma que, según las últimas encuestas, parte del voto más extremo del PP se está yendo a Ciudadanos como partido que cada vez tiene más tintes ideológicos neo-falangistas. Y a todos estos problemas ahora se le añade que ya no va a poder contar con el PNV –como partido soberanista- para aprobar los presupuestos del 2018.

Creo que para el PP es irrecuperable la mayoría absoluta por la eclosión de su competidor –ahora por su derecha-, el partido de A. Rivera, y por la corrupción que le asola. En cuanto al PSOE creo que va a tener que hacer muchos esfuerzos para convencer a sus posibles votantes que es un partido absolutamente diferenciado del PP, que es lo contrario que el PP, pero que no lo parece por el apoyo al 155 de Rajoy y sus secuaces. A Podemos creo que va a tener muchas dificultades para su futuro si sigue manteniendo el derecho a decidir si, al menos, no singulariza el caso catalán como un caso asimétrico en su programa ideológico. Y en cuanto a Ciudadanos, su deriva de extrema derecha es cada vez más palpable, su mensaje es la España “una, grande y libre”, su deseo centralizador franquista ya no lo oculta sino que habla de quitar competencias a las Autonomías en una posible reforma constitucional. Con el tiempo podremos valorar el peso de la extrema derecha por el voto a Ciudadanos.

En Cataluña ¡NO! se proclamó la independencia el 27-O