jueves. 28.03.2024

No son amores, que son presiones

Cada día que pasa surge un manifiesto, algunos días hasta dos, incluso contramanifiestos. Declaraciones anunciando el fin de la humanidad si no se permite que el Partido Popular forme gobierno en la primera investidura. Presiones al Rey para que haga o deje de hacer, permita, impida o aconseje. Todos contra la ingobernabilidad de un gobierno que lleva demasiado tiempo en funciones, incluso en ejercicio. Que el PP continúe en el Gobierno, es lo peor que podría pasarnos. No tengo ninguna duda de que seguiría con su política regresiva, represiva, antisocial y corrupta; es su condición.

La ciudadanía expresó sus preferencias en las elecciones del 26J; ya lo había hecho el 20D, pero los receptores de los votos no entendieron el mensaje. Las urnas han abierto alguna posibilidad: Investidura de Rajoy apoyada por PP, Ciudadanos, PNV y CC, con la acción u omisión abstencionista del PSOE; Investidura de Pedro Sánchez apoyada por PSOE y Unidos-Podemos, además del voto favorable o la abstención de Ciudadanos y/o los grupos catalanes y vasco; La convocatoria de nuevas elecciones.

Parece que el PSOE y Podemos cierran la puerta a entenderse aunque fracase Rajoy. Contra todo deseo, la distancia entre el PSOE y Podemos se acrecienta día a día. Ninguno ha hecho el menor esfuerzo por buscar puntos de encuentro, ni siquiera para la formación de la Mesa del Congreso. Pablo Iglesias está convencido de que «Si Rajoy no lo consigue, en la siguiente investidura el PSOE se abstendrá». Por su parte el portavoz (provocador) Óscar López, anima a Podemos a que «remate la faena» y se abstenga para que el PP siga en La Moncloa. Rompen todos puentes, sabiendo que lo hacen, olvidándose de la voluntad y los intereses de la ciudadanía.

No termino de entender la táctica que siguen desde el PSOE, cuando jalean al PP para que negocie sin descanso con C's, CDC y PNV antes que Rajoy vea al Rey, a no ser que quieran que gobierne el PP, sin mancharse ellos en la decisión. Felipe González propone al PSOE que acepte negociar con Rajoy, mientras exministros y dirigentes socialistas como Joaquín Almunia, Javier Solana, Mercedes Cabrera, José María Maravall o Eduardo Serra, junto a medio centenar de intelectuales, han firmado el Manifiesto a los diputados electos, en el que reclaman a los políticos «todos los sacrificios» necesarios, incluso «los más personales», para formar Gobierno cuanto antes. A su juicio, es el momento de «buscar acuerdos y soluciones» en vez de «proseguir obsesionados por identificar culpables» sobre la actual situación política. En definitiva proclaman que es «prioritario investir un Gobierno que cuente con el respaldo parlamentario suficiente». Pero no a cualquier precio, digo yo. Lo apunté al principio, que el PP continúe en el Gobierno, es lo peor que podría pasarnos. Si no es posible un gobierno de Progreso, hay que ir irremediablemente a unas terceras elecciones.

Por presionar que no quede. El Foro 26J, formado por antiguos cargos socialistas, responden a los exministros pidiendo un pacto PSOE-UP. Plantea un Gobierno para el Progreso, producto de uno o varios acuerdos. Que haya un Gobierno cuando antes de Progreso, para lo que las fuerzas sociales y políticas de progreso han de realizar todos los esfuerzos necesarios para impedir que, «por una equívoca comprensión de lo que significa la gobernabilidad, se consagre la impunidad política de la corrupción». Deben tender puentes donde el diálogo, la capacidad y la flexibilidad en la negociación permitan, «la recuperación de la ética y de los valores democráticos», para poner en marcha otro modelo económico, «ejecutado por un honesto y solvente Gobierno de progreso, que impulse la regeneración política y ponga fin a la desigualdad, a la precariedad laboral, a la alarmante emigración de nuestros jóvenes y a la exclusión social». El PP ha venido realizando una política sin consenso, empleando la mayoría absoluta, sin conceder ningún margen al dialogo, llevándonos a una involución política y de derechos sin precedentes. «No podemos olvidar lo que ha significado el peor cuatrienio por el que ha pasado la historia contemporánea de nuestro país».

Todo son presiones. Rajoy echa un órdago: o hay una investidura en el primer intento o el país quedará abocado a las terceras elecciones, salvo que haya un plan alternativo que «sólo pasaría por conjugar un Gobierno multipartito de izquierdas más las fuerzas independentistas». El vicesecretario Sectorial del PP Javier Maroto, afirma que si no hay gobierno cuanto antes «pagarán el pato los más débiles» y no podrán subirse pensiones ni sueldos de funcionarios. Avisa a Ciudadanos de que no vale decir que está dispuesto a negociar con el futuro Gobierno si éste no puede formarse.

El Gobierno en funciones también presiona a la ciudadanía, provocando el caos en los ministerios al cerrar el grifo del gasto en julio, con la excusa de la amenaza de la multa de Bruselas por el incumplimiento de déficit. Esta medida no tiene el  carácter burocrático que parece, afecta directamente las inversiones, jornadas, becas y programas, todo lo que no tuviera el visto bueno el 20 de julio suspendido. Dice Ignacio Trillo. que «no es cierto, como está difundiendo el PP, que no se puedan adjudicar obras, hacer reformados de las mismas o adjudicar suministros, porque simplemente el presupuesto está en vigor y tiene que ser ejecutado». Si los próximos presupuestos para el 2017 fueran una prórroga del 2016, seguirán los pagos y las obras sin problemas. En 1996 y 1994 fueron prorrogados y hasta se subieron las pensiones y los salarios a los funcionarios un 3%. En Bélgica un Gobierno en funciones estuvo varios años y la economía creció y se creó empleo.

Albert Rivera quiere que el rey se involucre en la formación de Gobierno y presione a Pedro Sánchez para que deje gobernar al PP. Por su parte Rajoy confía en que el rey actúe de mediador y, de alguna manera, presione a Pedro Sánchez para que se abstenga y le permita seguir en el Gobierno. «O Ciudadanos dice sí, o el PSOE se abstiene, o tendrán que darle al rey una alternativa».

Parece que la presión funciona más que el amor. Antonio Hernando, portavoz del PSOE en el Congreso, ha dicho estar de acuerdo con que haya gobierno cuanto antes, como reclaman en el manifiesto los exministros. «Piden que haya un gobierno cuanto antes y en eso estamos de acuerdo, pero para eso es fundamental que Rajoy se aplique el cuento y negocie, este viernes por la tarde, el sábado, el domingo, el lunes, el martes y el miércoles, hasta la extenuación», antes de ver al jefe del Estado.

Un segundo manifiesto circula. «Es posible y necesario un gobierno del cambio: repetir elecciones no es solución», que apuesta por un Ejecutivo formado por miembros de PSOE, Podemos y Ciudadanos, o en su caso un gobierno encabezado por el líder del PSOE. En el acuerdo de Gobierno, como mínimo, deberían figurar los elementos que hoy demanda la mayoría de la sociedad española: crecimiento económico con creación de empleo; plan social contra la desigualdad y por el estado de bienestar; medidas claras contra la corrupción y por la regeneración democrática; negociaciones que reduzcan y encaucen las tensiones territoriales; una política europea efectiva que ayude a la cohesión social y no obstaculice la recuperación económica. Si no fuese posible formar un Gobierno compuesto por miembros de partidos dispares, habría que acordar un gobierno, encabezado por el líder del partido mayoritario del acuerdo.

El Manifiesto contra el Manifiesto –el primero–, lo firma Maria Mir-Rocafort, una leal militante socialista, escritora y bloguera y termina exponiendo: «Señores firmantes, saben ustedes perfectamente, que en esa petición están pidiendo a Pedro Sánchez y al PSOE que incumplan todo su programa electoral. Señores firmantes, saben ustedes perfectamente, que si Pedro Sánchez y el PSOE se abstuvieran para permitir que Mariano Rajoy y el PP vuelvan a gobernar España, una cantidad muy considerable de militantes, simpatizantes y votantes del PSOE… abandonarían la militancia, la simpatía y la intención de voto convirtiendo al PSOE en un partido residual. Sepan ustedes, señores firmantes, que están moralmente obligados a realizar todos los esfuerzos y todos los sacrificios que fueren necesarios, incluso personales,  para poner fin a esta improrrogable e intolerable presión sobre Pedro Sánchez y el PSOE».

Toda la presión se centra sobre el PSOE para que vote a favor de un gobierno presidido por Rajoy o se abstenga. José Bono, sin careta y sin algo más, cree que «si es necesario» el PSOE debe abstenerse y permitir gobernar a Rajoy «pasar a la oposición, liderarla y acabar con la teatralidad de una izquierda populista» y al grito militar «¡Abstenerse por España!» Pocos como él representan la decadencia del Régimen, surgido en la Transición. Si ahora es tan urgente formar Gobierno, como casi todos dicen y que Rajoy sea investido, por la acción activa o pasiva del PSOE: ¿por qué el PP no votó la investidura de Pedro Sánchez y la formación de un Gobierno PSOE-C's? El PP, en su estilo, apelando a la mentira, el chantaje y el miedo. Las pensiones, han sufrido más por lo que han robado y por sus leyes regresivas de derechos, que por la falta de apoyo que demandan ahora.

La izquierda parlamentaria debe unir sus fuerzas y ofrecer una alternativa real con amplios acuerdos, con un compromiso claro con la ciudadanía, anteponiendo sus intereses a los partidistas. Se hace inaplazable, levantar la bandera de una mayoría de progreso para la regeneración política y social. De lo contrario, el pueblo, seguirá alejándose de la política y en definitiva de la democracia.

No son amores, que son presiones