El trauma del 6 de enero es un caudal muy fértil para explotar el voto del miedo, como lo fuera el comunismo durante las distintas etapas de la guerra fría.
Domina en Occidente la idea de que ‘Ucrania puede ganar’ , pero ello exigirá mantener la cohesión aliada y un esfuerzo continuado de ayuda al país invadido.