jueves. 28.03.2024
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Cuando estalló la campaña contra los norteamericanos, los socialistas advirtieron que la causa de lo que estaba ocurriendo no estaba en la actitud de los Estados Unidos, sino en la naturaleza del sistema político español de la Restauración

Como miembro del socialismo europeo el PSOE defendía la causa de la paz, aunque bien es cierto que desde planteamientos muy generales. Los socialistas españoles abominaban de la guerra pero sin una formulación concreta. En el año 1895 se dedicaron a denunciar la guerra colonial, así como sus efectos entre los obreros. Después se criticó el concepto de patria al considerar que era una especie de velo que cubría los intereses particulares de los más poderosos, citando el caso de Comillas. Pero los socialistas no consideraron, en cambio, que los cubanos estuvieran luchando por sus libertades, y defendieron la idea de que era una guerra de burgueses contra burgueses, explotadores ambos de los trabajadores, tanto de España como de Cuba. Los socialistas asimilaban la burguesía a la guerra, mientras que el socialismo era la paz.

Pero los acontecimientos hicieron evolucionar el pensamiento y las actitudes del PSOE, al abandonar el plano general o abstracto por cuestiones más concretas. Cuando estalló la campaña contra los norteamericanos, los socialistas advirtieron que la causa de lo que estaba ocurriendo no estaba en la actitud de los Estados Unidos, sino en la naturaleza del sistema político español de la Restauración. Así pues, la rebelión de los cubanos comenzó a ser contemplada no como una lucha de burgueses antillanos contra burgueses españoles, sino como la consecuencia de la explotación que sufrían a manos de España. De todas las maneras, aún no había un planteamiento anticolonialista muy vertebrado en el mensaje socialista, ya que, en ocasiones, algunos escritos dejaban algunas dudas, al respecto. Se pensaba que si se hubiera actuado de otra manera en el pasado no se habría producido la revuelta.

La derrota militar catastrófica vino a confirmar las previsiones de los socialistas. Durante el conflicto el PSOE se dedicó a criticar la gestión de la política colonial española, pero sin llegar, claramente, a formular un apoyo a los independentistas

La cuestión colonial comenzó a ser abordada por los socialistas españoles a raíz de la asistencia de una delegación del PSOE, con Pablo Iglesias a la cabeza, al Congreso de la Internacional en el verano de 1896 en Londres. En dicho Congreso se discutió cuál debería ser la postura de la Internacional hacia el colonialismo, así como hacia las guerras. Ambos fenómenos fueron denunciados. Pero, además, se votó una moción de solidaridad hacia los "cubanos, cretenses, macedonienses y armenios que lucha por su independencia", pueblos que estaban inmersos, en esos momentos, en conflictos.

Pablo Iglesias decidió adoptar una postura más contundente en relación con el conflicto cubano, pidiendo la paz inmediata, lo que suponía en la práctica el abandono de las colonias. En este posicionamiento de Iglesias no sólo estaba incidiendo la postura oficial de la Internacional, sino también el creciente rechazo a la guerra por parte de la población obrera. Se inició una primera campaña contraria al servicio militar. Debemos recordar que dicho servicio no era prestado por todos los españoles de sexo masculino en edad militar, ya que existía la redención del mismo por dinero, con lo que solamente hacían el servicio e iban a la guerra los hijos de las clases humildes del país.

Durante el final del año 1896 y principios del año 1897 el PSOE daba por pérdida Cuba. Al pacifismo abstracto del principio se unió la idea de la inutilidad de la guerra. Al principio, los textos de "El Socialista" fueron muy cautos, dentro de una línea legalista, pero en el debilitamiento del gobierno de Cánovas el partido vio una oportunidad de poder encauzar el sentimiento popular contra el conflicto, al subir al poder un gobierno liberal. Se decidió iniciar toda una campaña nacional, que fue la primera de su historia, organizando mítines por todo el país con la consigna de que si la Constitución hablaba de que todos los españoles tenían la obligación de ir a la guerra, o se abolía la redención por dinero o nadie debería ir a la guerra. Conviene señalar que esta campaña, más que antibelicista, incidía en la desigualdad que se producía por el sistema de redención del servicio militar. En realidad, esta especie de ambigüedad estaba calculada porque el partido quería mantenerse en la legalidad e incidir en esta cuestión de la redención, porque además de muy popular estaba dentro de la crítica tolerada por el gobierno. De todas las maneras, el slogan de "o todos o ninguno" aludía, sin lugar a dudas, a la paz. Esta campaña fue todo un éxito y contribuyó a que el partido se expandiera por lugares donde antes no tenía mucha implantación. La manifestación de Madrid fue muy importante, pero la declaración del estado de guerra impidió realizar más actos.

La derrota militar catastrófica vino a confirmar las previsiones de los socialistas. Durante el conflicto el PSOE se dedicó a criticar la gestión de la política colonial española, pero sin llegar, claramente, a formular un apoyo a los independentistas, como estamos viendo. Le cabe, en cambio, el protagonismo de ser el primer partido que realizara una campaña antibelicista y de organizar la protesta popular contra la guerra. Esto fue importante, desde el punto de vista interno del partido, ya que le dio un protagonismo inusitado hasta entonces. Era el comienzo de la expansión de los socialistas en el umbral del siglo XX. 

Los socialistas españoles ante la Guerra de Cuba