jueves. 28.03.2024
Félix Pérez Ruiz de Valbuena | Fundador de la Biblioteca Olvido

Félix Pérez Ruiz de Valbuena llega en moto, se desprende del casco y la cazadora, y saluda efusivamente a los empleados de la empresa de formación Adams que ultiman estos días en una nave de Getafe la clasificación de los donativos que formarán parte del contenedor que este mes viajará a la Biblioteca Olvido de Ouahigouya, en Burkina Faso. Félix viene poco a Madrid, pero cuando lo hace no renuncia a la camisola multicolor, más propia de otras latitudes. Y no solo es cuestión de estilo o comodidad personales. Es también una seña de identidad, la muestra de un compromiso con un proyecto que puso en marcha cuando decidió abandonar su puesto de consejero delegado en Adams para buscar su lugar en el mundo. Y ese lugar fue Burkina Faso, situado en el puesto 181 sobre 187 en el Índice de Desarrollo Humano de la ONU, con una tasa de escolarización de niños de 3 a 5 años del 2,8%. 

Es una lástima que no tenga ayudas de ningún tipo. Lo que hace Félix tiene mucho mérito, tiene un corazón muy grande.

Félix tiene ganas de contar, ilusión por compartir su experiencia personal en África: analiza la situación socioeconómica, desvela los costes (muchos) y los ingresos (más bien pocos), desgrana anécdotas que dejan sabor agridulce, confiesa ciertos sinsabores que no le impiden seguir adelante en su quijotesco proyecto: Biblioteca Olvido, nacida en agosto de 2011 con el objetivo de facilitar la educación y el acceso a las nuevas tecnologías a los habitantes del sexto país más pobre del mundo. La biblioteca es un centro cultural, con formación en diversos campos, informática, idiomas, conexión a internet y sala de cine.  Félix -como presidente fundador-, Asséto Ouedraogo -directora general- y el equipo trabajan para “dotar a la ciudad y la provincia de una ventana de cultura, conocimiento, formación profesional con la que conectarse con el resto del mundo”, afirma Félix. Todo el proyecto se ha financiado hasta la fecha con fondos propios. "Es una lástima que no tenga ayudas de ningún tipo, ni allí ni aquí", dice Juan Laguía, veterano empleado de Adams que coordina la operación; "he estado dos veces en Burkina, y regresé impresionado. Lo que hace Félix tiene mucho mérito, tiene un corazón muy grande".

En la nave ya están preparadas palés y cajas con ropa usada, calzado, ordenadores en uso, material escolar, mobiliario de aula, sillas,  colchones, instrumentos musicales, equipos de sonido, libros en francés, máquinas de coser, bicicletas, balones y calzado deportivo, menaje, juguetes, etc. Son donaciones, sobre todo, de amigos y familia, aunque también hay diez mil equipaciones deportivas cedidas por la firma Luanvi. Félix calcula que serán alrededor de ocho toneladas, con un coste aproximado de 1 euro por kilo. El jueves 16, la empresa Acciona Forwarding preparará en una nave logística de Alcalá de Henares el contenedor -de 12 metros de largo- que viajará al puerto de Valencia. Desde allí, en barco hasta Abidjan (Costa de Marfil), y después, trayecto en tren de mercancías hasta Ouahigouya, con parada intermedia en Ouagadougou: “Parte del envío tendrá como destino la biblioteca pública del ayuntamiento de la capital del país, un edificio construido con ayuda europea, que está prácticamente vacío; el resto será distribuido en la zona de Ouahigouya", explica Félix; “es un gran regalo para mucha gente, que recibe las cosas con gratitud porque no tienen nada”.

Nos enfrentamos a dos problemas: la falta de compromiso económico por parte de empresas radicadas en el país, y la escasa iniciativa de la población local.

Teclear en un ordenador por primera vez, subir una escalera por primera vez, ver una película por primera vez... Momentos importantes en la vida de muchos vecinos de Ouahigouya, que Biblioteca Olvido ha hecho posible.  No obstante, casi dos años después de su puesta en marcha, confiesa las limitaciones de su proyecto: “Nos enfrentamos a dos problemas: la falta de compromiso económico por parte de empresas radicadas en el país, y la escasa iniciativa de la población local. Sigue siendo difícil porque la gente sigue sin acostumbrarse, por ejemplo, a pagar por recibir formación. Si hay que pagar, prefieren dejar a los chicos en casa. No entienden la necesidad de cambiar. Pero seguimos adelante. Yo les digo que tienen que luchar por ellos y por su familia, pero también para levantar el país.

Además de la colaboración económica directa, una forma interesante de contribuir económicamente es hacerse socio de la Biblioteca. Desde Ouahigouya envían un carné a cualquier lugar del mundo y, aunque obviamente no es sencillo, esa inscripción da derecho a utilizar las instalaciones o retirar en préstamo cualquiera de sus fondos.

Burkina Faso significa «la patria de los hombres íntegros» (burkina, en la lengua local mooré, significa hombres íntegros, y faso, en dyula, quiere decir patria). Por su compromiso personal, Félix hace honor al nombre del país en el que desarrolla su proyecto vital.

Máquinas de coser contra la pobreza