viernes. 29.03.2024
eta

Pretendidos genocidas "buenos" y "malos", según quien lo cuente.

En cualquier país que se tomase un poco en serio las leyes internacionales estaríamos hablando ya desde hace tiempo del mayor problema de "desplazados internos" de toda la Unión Europea

Esto es algo que me he encontrado una y otra vez en los últimos diez años de trabajo contra la impunidad de los crímenes de Franco y de ETA desde el Derecho penal internacional, y a lo que todavía no me termino de acostumbrar.

Según parece denunciar el "genocidio" de Franco está bien – y aún así alguna crítica bastante irrisoria "por ser submarino del PSOE" me supuso defender en su momento el concepto de "genocidio franquista", allá por las Navidades de 2009, como algunos recordarán – sin embargo, venir a denunciar ahora también los "actos de genocidio" y "crímenes de lesa humanidad" de ETA es algo, ya sí que sí, "imposible" de aceptar.

Por mucho que eso sea sea la definición jurídico-penal exacta y normal a aplicar.

Algo con lo que cada cual tendrá que hacer las cuentas en su momento: o lesa humanidad y genocidio resulta ser lo que los tipos penales internacionales define que sea, o lesa humanidad y genocidio es lo que a cada cual – haya estudiado o no Derecho penal internacional – le apetezca o no, según el caso.

Y, ciertamente, en un momento dado hasta se podría entender que por insuficiente conocimiento de las complejidades de una rama internacional complicada donde las haya – y por la insuficiente  sensatez como para "meterse en harina" en algo así provisto con un copia-pega de dos minutillos de la wikipedia... –  se pudiesen dar confusiones ante determinados asuntos.

Pero, no. Qué va.  Ese tampoco es nuestro problema (principal) aquí, aunque no es que nos sobre la formación en materia de Derecho pena internacional (ni tampoco la sensatez, al parecer, a la hora de ponerse hablar de Derecho penal internacional el más pintado sin haberlo estudiado en la vida).

El problema de fondo suele ser, en realidad, aquello otro mucho más lamentable del "serán unos bastardos pero son nuestros bastardos" de aquel presidente estadounidense. Auténtico deporte ibérico, al parecer.

Cuando no tiene por qué ser así y de hecho no lo es.

Porque los "genocidas habituales" de este país no son "de nadie", salvo de si mismos.

Y por eso nunca he considerado que ni el genocidio de Franco tenga que ser el "bastardo" de ninguna "derecha", ni los actos de genocidio y crímenes de lesa humanidad de ETA tengan que ser el "bastardo" de ninguna izquierda. E incluso en un país como éste algún día se terminará de entender esto, y la memoria de personas valientes e irrepetibles como Antonio Escobar Huerta y muchos otros que desmienten esa simplificación interesada promovida por los propios verdugos terminarán de encontrar su espacio público entre nosotros.

Mientras tanto algo sigue verdaderamente mal al sur de los Pirineos, cuando se le anda mirando primero el carnet político a los muertos, o se anda mirando primero el supuesto "lado" al que "invoque" pertenecer el genocida de turno para ver – después –, si procede, o no procede, pronunciarse con la contundencia y coherencia debida ante unas u otras atrocidades...o "reservarse" un poco....

Porque la realidad es que los crímenes de Franco y de ETA atentaron contra toda la humanidad. Y la realidad es que todos los demócratas de izquierdas, de derechas, o de dónde sea, deberíamos mostrar el mismo repudio a unos y a otros.

Incluido el mismo repudio frontal y directo a los crímenes de lesa humanidad también perpetrados por otros que, pretendiéndose defensores de la República – no lo fueron, jamás, no de la República de Derecho surgida de la Constitución española de 1931 y de su sistema de libertades y garantías por el que tantos y tantos dejaron su vida – llevaron a cabo los asesinatos de Paracuellos del Jarama.

Porque aquí, una vez más, el ejemplo humano republicano, inmenso, era el de Melchor Rodríguez pero – como con Antonio Escobar –, tampoco tocaba al parecer, así que se terminó ensalzando indebidamente a quien resultaba encontrarse en una posición de  "responsabilidad por el mando" de que ese trajin de convoyes de camiones – varias docenas de convoyes, llenos al ir, vacios al volver, noche tras noche –, pudiesen cruzar una y otra vez los controles militarizados en plena zona de guerra hasta el lugar de ejecución. Y ese "dejar pasar" (como mínimo) en Derecho penal internacional se llama "aquiescencia" de la autoridad al mando ante esos varios miles de asesinatos, y, esa "aquiescencia" de la autoridad nos sitúa en la "lesa humanidad".

Pero según parece también hay algún tipo de dificultad en reconocer sin más que en el Madrid del 36 hubo un Paracuellos de lesa humanidad ante prisioneros que hubieran debido ser enjuiciados ante un tribunal y condenados por sus crimenes, en su caso, pero nunca, jamás, llevados en "sacas", asesinados y sepultados en fosas comunes clandestinas.

Como si reconocer esto último se opusiese en algo a la defensa de las víctimas de los más de "2000 Paracuellos" perpetrados por Franco antes y después de Paracuellos, y que todavía siguen sin ser exhumados en este país de fosas comunes y niños perdidos.

¿Qué extraña necesidad es ésta de tener "genocidas favoritos"?, ¿qué extraña dificultad es ésta de ponernos en el lugar de la víctima, de cualquier víctima, y entender que la atrocidad de quien es sacado por la fuerza en medio de la noche, llevado hasta la pared de un cementerio, una cuneta, un zulo o donde sea y asesinado a sangre fría es siempre la misma atrocidad repetida, una y otra vez, como un eco de nuestra historia colectiva?

Simplemente, no es obligatorio tener "genocidas favoritos".

Y por eso cualquier víctima de crímenes monstruosos de ese tipo debería ser, simplemente, una víctima a cuyo lado deberíamos estar de verdad y muy por encima de cualquier otra consideración.

Y porque no sólo un Paracuellos no deslegitima la Constitución española de 1931 ni su República, sino que, simplemente, demuestra que excepcionalmente nadie puede estar completamente libre de posibles criminales de guerra o de lesa humanidad, pero que una cosa es la excepción monstruosa al sistema, a combatir con la ley, y otra, muy distinta, cuando el crimen y la monstruosidad son el sistema, y el objetivo mismo, que el genocida A o B intentan llevar adelante.

Y eso último es lo que siempre han sido, y serán, ETA y los golpistas del 36 ávidos de ambición y poder sin escrúpulos, y envalentonados por las promesas de Hitler y Mussolini. Genocidas. Responsables de crímenes de lesa humanidad.

Y de verdad que creo que ya es suficiente también de "paños calientes" con la boca pequeña a las monstruosidades de ETA y a las monstruosidades de quienes las justifican.

Y me gustaría que más de una persona que me consta honrada y comprometida de verdad con una República constitucional y los valores de izquierda entendiesen que ETA no es solo "sinrazón", "locura" y todas esas cosas que se suelen decir cuando, descolocados, no terminan de ser capaces de asimilar semejante papeleta que no cuadra... porque no puede cuadrar, ni nunca cuadró.

Porque ETA es el fascismo.

Es el brazo armado del fascismo vasco.

Porque existe un fascismo vasco, igual que existe un fascismo español, o de la "Padania", o francés, o de donde se quiera, ¿y qué más dará para comprometerse contra la impunidad de sus crímenes con la misma determinación?.

Y da igual que ese fascismo vasco de ETA se haga llamar "izquierda abertzale" o como le dé la real gana.

Del mismo modo que en su día Hitler se quiso hacer llamar también "partido socialista de los trabajadores alemanes" en clave "nacional" y no por eso era más de "izquierdas" sino una mera operación de "marketing", un lavado de cara político.. esa es una de las cosas que más claramente quedan al descubierto también desde el mero estudio del Derecho penal internacional: que da igual como se pretenda llamar, justificar o definir a si mismo el genocida de turno para "blanquear" sus crímenes. Lo que nos importará serán sus actos, no esas declaraciones "blanqueadoras" que siempre, siempre, esgrime para intentar justificar lo injustificable en cuantos escenarios de crímenes internacionales se conocen hasta el momento.

Porque el fascismo vasco ha llevado a cabo delante de nuestros ojos una política de expulsión de varias decenas de miles de seres humanos del País Vasco y Navarra – o incluso peor según alguns estimaciones que resulta urgente confirmar –, una auténtica "limpieza nacional", en ocasiones familias enteras forzadas a huir. Y en cualquier país que se tomase un poco en serio las leyes internacionales estaríamos hablando ya desde hace tiempo del mayor problema de "desplazados internos" de toda la Unión Europea; como va a suceder a partir de ahora, ya puede ir dando por descontado la izquierda abertzale, perdón, el fascismo abertzale, que así va a ser.

Y el fascismo vasco ha llevado un plan de asesinatos selectivos de todo "líder social" del grupo "españolista" perseguido en el País Vasco y Navarra que les pudiera impedir esa "limpieza nacional" (Txakurra española, o "perros españoles", les suele gustar más en sus pintadas  y amenazas y en su jerga privada, como a los nazis cuando hablaban de "perros judíos"). 858 los asesinatos consumados, y una cifra que todavía podría triplicar y hasta cuadruplicar esa la de sus "tentativas" igualmente parte del "plan", e igualmente punibles la última vez que consulté el Código penal.

Y el fascismo vasco ha llevado a cabo un plan de desapariciones forzadas selectivas, que es como se llaman en realidad sus mal llamados "secuestros", y de desapariciones forzadas y su jurisprudencia internacional alguna cosa sé también; desapariciones forzadas seguidas de ejecución extrajudicial como en el caso de Miguel Ángel Blanco, y/o de sometimiento a condiciones inhumanas de detención contrarias a todas las leyes internacionales, como el sobrecogedor agujero en el que metieron a Ortega Lara y en el que, además lo abandonaron para dejarlo morir. En uno y otro caso, tan delito de lesa humanidad la desaparicion forzada en si, como delito de lesa humanidad la ejecución extrajudicial, y delito de lesa humanidad dicho sometiemiento a tales condiciones de detención inhumanas.

Y los jefes del fascismo vasco, los jefes de ETA, valiéndose de una férrea cadena jerárquica de mando, dieron instrucciones para cometer masacres de todo tipo, para asesinar indiscriminadamente a cualquier guardia civil o policia nacional allí donde se encontrase a tiro en cualquier momento, "a discreción", y por el mero hecho de serlo, del mismo modo que Milosevic ordenaba asesinatos indiscriminados de bosnio-musulmanes por la mera pertenencia al grupo del sujeto pasivo que tuviese la desgracia de cruzarse en el camino de sus "patriotas serbios".

Porque la realidad es que el fascismo vasco – ETA y su supuesta "izquierda abertzale", "izquierda patriota", tan "izquierda" como lo fueron Mussolini o Hitler – , tienen las manos manchadas con actos de genocidio y crímenes de lesa humanidad y, antes o después, van a responder ante la justicia penal internacional.

Y por eso mismo, antes o después, estaría bien que una parte de la izquierda antifascista de dentro y fuera de España que todavía no lo ha hecho terminase de entender lo que ETA y su entorno resultan ser en realidad –fascismo vasco puro y duro– , dejando de lado todos esos "paños calientes" demasiado habituales, ante quienes no merecen otra cosa que tenernos en frente con toda nuestra determinación, y todas nuestras fuerzas, como hemos hecho siempre ante cualquier fascismo violento.

Y todas sus víctimas no merecen otra cosa que tenernos al lado de verdad, exáctamente igual que todas las víctimas del franquismo.


Miguel Ángel Rodríguez Arias | Experto en Derecho penal internacional y autor de las primeras investigaciones jurídicas sobre desaparecidos del franquismo en España, actualmente dirige las actuaciones por actos de genocidio y lesa humanidad contra ETA en la Audiencia Nacional.

Genocida "bueno", genocida "malo"