sábado. 20.04.2024
estudiantes

Los “errores” en educación, son los pilares del aprendizaje y no el motivo de desaprobado o aprobado, el aprendizaje no es sinónimo de aprobado siendo la calificación un complemento administrativo, no la carta de triunfo de los alumnos.

Después de unas vacaciones tal vez inmerecidas me encuentro muy contenta y feliz de poder escribir este artículo y tener la oportunidad de hablar sobre este tema que ha sido mi lucha a lo largo de 25 años de trabajo en el nivel secundario, lidiando permanentemente para incorporar al “error”. Como parte del aprendizaje; ansias desesperadas en todos los niveles desde primer año a quinto o sexto de secundaria transitando por diversos establecimientos en diferentes momentos.

Y digo lucha puesto que la mayoría de los actores del aprendizaje en educación tienen incorporada una mala concepción sobre el error debido a que se usa como una herramienta, por no decir un escudo o protección del docente ante el desaprobado. Concepción que se instala también en el alumnado, pues su ocultamiento es tomado con naturaleza como una culpabilidad, acción que los lleva en el 100% de los casos a querer ignorarlo y/o taparlo pidiendo al docente que le cambie de pregunta o le cambie de tema para salir adelante y poder “aprobar” una asignatura, dicho de otro modo se convierte en angustia; dolor; hasta la descalificación de ellos mismos ante la presencia de un error y quisieran borrarlo o ignorarlo para siempre, de estos casos he tenido en un 98% de mis alumnos. En este sentido, aconseja la trabajadora social: Sara Marlowe en su libro “Mi nuevo mejor amigo”. Donde afirma que darles a los hijos desde niños la oportunidad de cometer y resolver sus errores es lo que los ayuda a tener confianza generando a su vez la autocompasión.

El gran problema creo yo, está en que se quiere dar por hecho la relación directa entre aprobado = aprendido, así como error = desaprobado. Enorme falacia daño que es muy difícil de revertir una vez que se instaló, es normal o natural en el alumno y por qué no también en el docente.

Por estas razones mi lucha fue permanente y no digo que lo pude revertir en todos mis alumnos pero fue un porcentaje menor que creyeron en mis prácticas docentes claro está, con el tiempo se dieron cuenta que era lo correcto tantas veces ya egresados cuando les sirvió en la universidad para seguir a esa forma con la que aprendieron; mientras tanto remar en el aula con la mayoría en contra por tanto prejuicio instalado en la mente de los adolescentes es no claudicar y demostrarles que no importa a muy largo plazo entender que una cosa es aprobar y otra muy diferente aprender, que la calificación (nota) es un complemento administrativo y nada más que eso, puesto que de ninguna manera es una carta de triunfo para ellos, creo firmemente que aquí radica una manera colaborativa de trabajo docente que hace más positivo el proceso de Enseñanza- Aprendizaje.

Primeramente, me costó mucho eliminar aunque parcialmente la evaluación tradicional para evaluar el momento áulico; (una evaluación real es permanente) práctica a la que se resisten permanentemente. (Por costumbre y comodidad) En segundo término hacer que acepten sus errores los vuelvan a leer; a revisar y luego a corregir es práctica extremadamente difícil. Y en tercer lugar hacerles entender que las ideas mentales que tienen en ese momento, (momento áulico) es la base para el aprendizaje de cada uno, cuando digo ideas mentales no me estoy refiriendo a ideas previas las que fueron dadas en otras asignaturas o las que aprendieron de memoria, sino la idea mental de cada uno que es capaz de poner en palabras y capaz de fundamentarlas.

La calificación es otro acápite muy distorsionado valoración que el alumno cree que es el valor infalible que habla de su aprendizaje, valor que sabe manejarlo muy bien como otro escudo para manipular amigos, compañeros, docentes y más que nada padres pues creen que es un valor de cambio para obtener beneficios en la escuela en su casa y en la sociedad.

Me parece que después de haber trabajado 25 años y de haber tenido éxitos y fracasos con los adolescentes en el nivel secundario, la clave está en cambiar las distorsiones de estas concepciones y prácticas mal fundadas tanto en padres; alumnos; docentes y autoridades sobre lo que significa en educación: Aprender, aprobar y calificar.

La evaluación de aprendizajes no solamente es permanente sino integral quiero decir con esto no solo de conocimientos sino de acciones; valores; actitudes y relaciones de cada alumno, con respecto al entorno (aula, escuela, sociedad); a sus compañeros; al docente; a las autoridades; al resto del personal educativo y por último al contenido del que es motivo su aprendizaje, lo que quiero decir que el aprendizaje es un proceso integral y complejo.

A lo largo de mi práctica docente he tenido tantos y tantos casos de malas concepciones que sería muy largo de contarlas todas, sin embargo, a manera de ejemplo cito alguna o algunas: Muchas veces los alumnos claro al finalizar el ciclo escolar, me suplicaban casi llorando que les diera nota aprobatoria porque de lo contrario “no iban de viaje de vacaciones” o “no tenían la fiesta de quince” o “no les compraban la Tablet o Smartphone” es decir Nota = negocio.

Otro ejemplo repetitivo: a inicio de año escolar preguntas de diagnóstico para saber que conocimientos traen incorporados. Digo: “quiero que el alumno que aprobó Química el año pasado me dé una definición de átomo” nadie habla, entonces pregunto a Lorena que tuvo 10 de nota final, me responde que no se acuerda, que no les dije que estudien o que no les pedí que traigan la carpeta. Análisis: Ella tiene incorporado que el haber aprobado no significa que puede hablar del tema en cualquier momento (no ha aprendido).

Ejemplo frecuente en mis clases: luego de la explicación de un tema; Pregunta general ¿se entendió? Todos responden “si” ¿nadie tiene dudas? No general; entonces digo: respondan por escrito dos preguntas que les hare del tema que acabamos de explicar. Resultado protesta y rechazo general. Análisis: durante la hora de clase en el aula es un bla-bla-bla del docente, dado que para responder preguntas deben ser avisados y deben tener tiempo para estudiar es decir hora de clases = fiasco.

Ah pero también tengo que decir que para hacer esta práctica el docente tiene que estar bien preparado ya que sus clases no son de un libro y/o de unos apuntes ya conocidos, sino deberá desarrollar cada clase en base a las ideas de los alumnos y a los ejemplos que ellos quieran poner. Que nunca una clase sobre el mismo tema desarrollado en un cuarto año de una escuela será igual a un cuarto año de otra escuela, esto no es enseñar tan solo transmitir conocimientos. Y para transmitir no se necesita ser docente.

Además, ya lo afirman muchos autores e investigadores que para ejercer el proceso de enseñanza, la evaluación es permanentemente, que un docente debería estar al tanto para evitar los prejuicios propios de un evaluador que tienen que ver con elementos culturales; subjetivos y personales.

En el año 2016 estudios hechos en la Universidad de Singapur se concluyó que ayudar a los niños cuando no lo necesitan genera un perfeccionamiento mal adaptativo es decir ansiedad por los errores llegando a ser muy duros consigo mismos por no cubrir las expectativas propias y las que naturalmente les imponen los padres, que de acuerdo a lo que afirma el Psicólogo: Lawrence Cohen (Universidad de Boston) es la tendencia a la perfección que tienen de sus hijos para compensar carencias de su juventud.

Una manera de superar y ayudar a que el proceso de Enseñanza – Aprendizaje sea realmente un aprender Marlowe aconseja a padres y docentes elogiar el esfuerzo y no el logro y a modo de ejemplo: en vez de decir “ese dibujo te quedo genial” decirle “te esmeraste mucho en lograrlo”.

Otra manera y muy eficaz es ser modelo en el tratamiento de nuestros errores momentos en los cuales tenemos oportunidades de enseñanza “si maldecimos; culpamos a otros de nuestros errores o los negamos”. Nuestros hijos y/o alumnos harán lo mismo.

Como conclusión final estoy segura que tener al error como pilar fundamental del aprendizaje especialmente a nivel secundario, es aprender a hacerse cargo de ellos, vale decir, si los detectan; los aceptan y sobre todo si los corrigen y resuelven. Será una gran preparación para el éxito de cada uno.

Artículo escrito por Marcela Gesica Bravo Portocarrero

Fuente: Iberoamérica Divulga

El error es la base del aprendizaje de ciencias y no de su calificación