jueves. 28.03.2024
turismo

Las tendencias continúan una senda ya marcada por otros tipos de turismo donde lo local, lo exótico, lo personal y lo ético, entre otras cuestiones, se dan la mano para generar un producto auténtico y de calidad

Según la publicación Travel Market, las palabras de moda en torno al turismo de lujo serían auténtico, local, cuidado y, sobre todo, experiencia. En base a un estudio realizado a profesionales de los viajes de lujo, así como otros expertos, esta publicación ha detectado 15 características que marcarán tendencia durante los próximos años dentro de este sector tan específico.

Primero, una apuesta por lo local: este tipo de turista antepone la experiencia a otros elementos, deseando verse inmerso y sentirse parte del destino, conociendo las perspectivas locales, historias y establecimientos que permanecen fuera de los itinerarios más trillados. Por otro lado, se buscan destinos auténticos, pero no demasiado auténticos. En este sentido, hay una apuesta por el sentido del lugar, pero con todas las comodidades que podrían encontrar en otros destinos más convencionales (aire acondicionado, room service, etc.). Es importante también la personalización, la idea de la individualización, esto es, que el viaje se sienta como único, que el viajero perciba que existe una total dedicación hacia él, con productos concretos e insuperables. También destaca estar a la última, de forma que lo más moderno es lo más cool, aunque no solo eso, sino que el servicio que se ofrece, además, debe ser extraordinario.

A todas estas características hay que unir que muchos viajeros desean llegar a su destino, alojarse en un gran hotel, pero sin planes, dejando que los días y las actividades sean consultadas, consensuadas y diseñadas sobre la marcha, además de exclusivamente para ellos. También se eligen aquellos proyectos que cuenten con una mirada ética. Este tipo de turista está interesado en que su visita se enmarque en actuaciones y acciones con grandes propósitos, esto es, poco impacto medioambiental, apoyo social, etc. y mediante combinaciones inesperadas: aquellas que normalmente no tienen nada que ver con lo que se espera de un determinado destino.

La comida también juega un papel importante, por eso son muy apreciados aquellos destinos que destacan la vertiente gastronómica y añaden algún elemento diferente, por ejemplo, viajes en Vespa a restaurantes singulares. Otro factor a destacar es la, cada vez más, solicitud de planificaciones a largo plazo. El viajero se pone en manos de profesionales que le diseñan actividades para varios años, teniendo en cuenta los cambios de edad de los niños y niñas, los nuevos destinos emergentes, la situación política internacional, etc. Incluso se dan casos donde el destino es dejado a la suerte, elegido en función de un evento, un artículo reciente en la prensa, etc.

Continúan, eso sí, destacando los lugares exóticos ya que este tipo de viajero busca nuevos destinos alejados de aquellos más maduros y con un alto componente de originalidad. Eso sí, acompañados de todo tipo de servicios auxiliares donde el toque humano se haga notar. Los viajeros, de este modo, quieren relacionarse con otros viajeros, no sentirse simplemente como números en la cuenta de beneficios de las empresas turísticas, valoran enormemente las conexiones personales. Esta es la razón por la que, sobre todo últimamente, han tenido tanto éxito las iniciativas de alquiler de viviendas compartidas, muchas veces sin considerar el impacto a nivel social que acaban generando en determinados entornos urbanos. Por último, los establecimientos hoteleros se convierten en galerías de arte e incluso cuentan con artistas residentes.

En resumen, las tendencias continuarían una senda ya marcada por otros tipos de turismo donde lo local, lo exótico, lo personal y lo ético, entre otras cuestiones, se dan la mano para generar un producto auténtico y de calidad.


José Mansilla, Investigador OACU // GRIT Ostelea

Claves para un destino turístico experiencial