viernes. 19.04.2024
La Adrada
El catedrático de la Universidad de Nueva York, James Fernández.

Los primeros vaqueros que vieron La Adrada habían venido de una de las sacas de ropa que enviaban los emigrados

La población abulense de La Adrada se convirtió el pasado fin de semana en un escenario de Memoria Histórica y el profesor norteamericano James Fernández en emisario de unos lazos familiares borrados por el paso del tiempo. Este catedrático de la Universidad de Nueva York lleva diez años estudiando la diáspora española a EEUU desde finales del siglo XIX y comienzos del XX cuando alrededor de 8.000 españoles cruzaron el Atlántico en busca de una vida mejor.

Durante este tiempo, Fernández ha recopilado testimonios, fotografías, cartas… que documentan un periodo histórico singular de aquellos españoles que un buen día decidieron subirse a un barco, pasando no pocas penalidades, durante una travesía de 55 días, para llegar junto a sus hijos a Hawai, Florida, California, Nevada. Su interés por los que él mismo califica como “inmigrantes invisibles”, comenzó con el encargo de un ensayo sobre la Guerra Civil española que le hizo descubrir el gran número de españoles que a principios del siglo XX residían en varios estados americanos. Fue ahí -dice- cuando se dio cuenta de la envergadura del tema y cuando decidió embarcarse en esta historia, de la que se siente partícipe como nieto de asturianos por parte de padre.

Desde la Cátedra de la Universidad de Nueva York, este hispanista, profesor de literatura y cultura españolas comenzó a bucear por ese pasado, en un tiempo en el que alrededor de 8.000 españoles emigraron a los EEUU: asturianos que fueron a Florida, vascos que acabaron plantando raíces en Nevada y California y una singular colonia de castellanos (unos 700 llegados de Salamanca y unos 250 abulenses) que respondieron a la llamada de una campaña publicitaria en Hawai para reclutar mano de obra.

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Fernández nos cuenta que, en 1910, un gremio de plantadores de caña de azúcar de Hawai lanzó una campaña para encontrar mano de obra cualificada y “blanca”, en un proyecto "digamos -dice- racista para mejorar la raza y la población de la isla reclutando obreros europeos, principalmente de Portugal”. Empezaron por Andalucía, sobre todo por Málaga y Granada donde tenían conocimiento de que había traición de cultivo de caña de azúcar, pero cuál fue su sorpresa, que cuando rastreando los lugares de origen se encontraron con gente que nunca había visto la caña de azúcar, castellanos de Zamora, Salamanca y Ávila.

Este es precisamente el capítulo en el que ahora está embarcado Fernández y que le llevó el domingo 12 de febrero a conocer a familiares de los emigrados en el pueblo de La Adrada. “Ha sido emocionante. Este fin de semana hemos podido reconectar (principalmente por Facebook) a una docena de familias abulenses que tenían conocimiento de que antepasados habían estado en California pero habían perdido el contacto”. Y es que, desde aquel entonces, han pasado 3 o 4 generaciones de los que emigraron, al principio mantuvieron la comunicación, pero luego “cuando ya no hay nadie que escriba o hable español, el contacto se diluye hasta desaparecer”, explica.

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De estos reencuentros, Fernández nos habla de un caso particular, la familia Caamaño, cuyo matrimonio con cuatro hijos emigraron a Hawai. El mayor de los hijos se quedó en España: “Hay un montón de primos que desde el domingo están soñando con un encuentro ya no virtual”, dice. Apellidos como Caamaño, Aparicio, Saguar, Tinoco, Valdés, Redondo, Villoras, Martín, Fariñas, Paredes o Cisneros forman parte del listado con el que ha visitado diferentes pueblos.

Como anécdotas nos cuenta que en ese tiempo era frecuente que los familiares que se habían quedado en España recibieran sacas de ropa: “Los primeros vaqueros que vieron La Adrada habían venido de una de estas sacas”, explica divertido.

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Fernández está recopilando y digitalizando toda la información necesaria para elaborar un archivo que contará con fotografías, testimonios orales, partidas de nacimiento. Su equipo ya ha producido tres películas documentales y un libro de fotos para exposiciones. El objetivo -dice- “es que la gente vaya atando cabos” y puedan reencontrar a esos familiares que residen desde hace décadas en EEUU.

“Se trata de dar conocimiento a otras historias de la relación de España con América, que no fue sólo de frailes y conquistadores, sino de miles de obreros y jornaleros que buscaron a principios del siglo XX un proyecto de vida digna para sus familias”. Porque “es urgente recoger información sobre esa emigración porque el paso del tiempo va desfigurando el relato de aquellos años que se pierde entre las generaciones”.

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El profesor Fernández hace un llamamiento a las familias que quieran contactar con él a través del correo electrónico emigrantesinvisibles@gmail.com.
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