viernes. 19.04.2024
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El consejero de Sanidad de Madrid, Javier Rodríguez.

Las investigaciones llevadas a cabo para determinar las causas del contagio de la enfermera que había estado tratando al misionero Manuel García Viejo parecen concluir en que la profesional cometió un error y que incluso “mintió” –en palabras del consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid- antes de ser diagnosticada.

En esos términos se expresó el responsable de la Sanidad madrileña, Javier Rodríguez, al asegurar que Teresa Romero "ocultó" al médico de atención primaria que había estado tratando al misionero fallecido a causa del virus y que "pudo haber estado mintiendo" sobre su fiebre. En su comparecencia en la Comisión de Sanidad de la Asamblea de Madrid, Rodríguez destacó que también había negado "ninguna alteración" en el protocolo, "hasta que hoy ha reconocido a su médico que probablemente cometió un error", porque al desvestirse tuvo un contacto directamente con su cuerpo con un guante. "Durante todo este tiempo lo negó siempre, como tampoco informó a su médico de atención primaria cuando fue que había sido una persona que había estado tratando un paciente que había sido contagiado de ébola".

Rodríguez se refirió a las declaraciones efectuadas por el médico que le atiende en el Hospital Carlos III quien aseguró que la enfermera había reconocido que pudo tocarse la cara con uno de los guantes al retirarse una parte del traje de protección con el que se vistió para atender al misionero el pasado 25 de septiembre. "Con los guantes toca la cara, parece ser. Es lo que ella ha recordado y me ha dicho en tres ocasiones. Hasta ahora la información que podemos transmitir es que parece que hemos encontrado cuál es el origen (del contagio)", dijo el facultativo que no obstante quiso precisar que "no ha sido un error, sino un accidente”.

El consejero de Sanidad siguió cargando las culpas sobre la enfermera al asegurar que sobre las vacaciones de la paciente, dijo que quizá porque sospechaba que estaba infectada, "durante toda la semana prácticamente no salió de su casa", al tiempo que facilitó la relación de personas con las que estuvo en contacto: su marido, considerado "de alto riesgo", profesionales del Hospital Fundación de Alcorcón, profesionales y personas con las que coincidió en el centro de salud y dos peluqueras, "porque después de ir al médico se fue a la peluquería y la estuvieron depilando". Según Rodríguez, "todas esas personas están bajo control", ha aseverado, al tiempo que ha señalado que se les ha dado instrucciones de que se tomen la temperatura dos veces al día, y ha recordado que la fiebre que se considera de riesgo es de 38,6. "Esta paciente nunca superó esta cifra, también es verdad que a raíz de los resultados nos pudo haber estado mintiendo, pero eso lo pongo yo de mi cosecha, no lo podemos demostrar, me cuesta trabajo creer que lo hiciera”, manifestó.

En concreto, el consejero explicó que Teresa Romero entró dos veces a la habitación del enfermo de ébola, la primera vez, el 24 de septiembre, cuando procedió al cambió de sábanas y de pañal y a la movilización del paciente, y la segunda el 25 de septiembre, cuando se encargó de la recogida y eliminación de los contenedores de recogida de residuos indicados. Además, precisó que todos los contactos de García Viejo estuvieron controlados por los servicios de riesgos laborales, aunque al estar "debidamente protegidos" fueron considerados de "bajo riesgo".

Según relató el consejero, el 2 de octubre, llamó por teléfono la auxiliar de enfermería del Hospital Carlos III siguiendo las instrucciones que fueron facilitadas por teléfono por el facultativo especialista de riesgos laborales, e informó de que tenía fiebre de 38 grados desde el 29 de septiembre, por lo que había acudido a su médico de familia, que le diagnosticó gripe y al que ocultó que era una enfermera que había estado trabajando en contacto directo con un paciente que estaba contagiado por el ébola.

En ningún momento volvió a tener fiebres superiores, precisó Rodríguez, quien explicó que se ponían en contacto con ella dos veces al día para que informara de la fiebre que tenía. El día 3 de octubre Teresa Romero tenía 36 grados, sin haber consumido ninguna medicación, y niega cualquier incidencia con la protección personal y contacto con fluidos del paciente, así como confirman los síntomas específicos y únicamente refieren astenia y lumbalgia. Sin embargo, el día 6, a las 4 de la mañana, la trabajadora llamó al sistema de alerta de salud pública con fiebre de 37,3 grados y tos, además de astenia y mialgias, y desde Salud Pública adoptaron la decisión de trasladar un equipo del SUMMA 112 al domicilio de la paciente, desde donde fue trasladada a Urgencias del Hospital Fundación de Alcorcón, y pese a que continúa considerándose de bajo riesgo, se le realiza la prueba para descartar el ébola, cuyo resultado fue positivo.

Durante su comparecencia, Rodríguez negó que se haya coaccionado al personal para atender a los misioneros y destacó que han participado en los cuidados 15 enfermeras voluntarias, en el primer caso, y 18 auxiliares de enfermería en ambos.

La enfermera contagiada por ébola: negligente y mentirosa, según la Consejería de Sanidad