jueves. 18.04.2024
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Manifestación en defensa de la sanidad pública en Granada.

Las asociaciones para la defensa de la sanidad pública se han comprometido con las mareas blancas y están intentando heroicamente detener la masacre sanitaria

Las declaraciones irresponsables del Gobierno central son descaradas: la crisis se ha superado. Se basan en una serie de datos macroeconómicos de mercado que nada tienen que ver con las personas, con sus dramáticas realidades, con la pérdida de sus derechos y, lo que es aún peor, sus escasas expectativas de mejorar a corto plazo.

Las desigualdades sociales han aumentado en España de forma alarmante. Las clases medidas y trabajadoras han perdido poder adquisitivo o, directamente, han entrado en la pobreza. Incluso hemos llegado a la “perfección”, aun trabajando siguen en la inviabilidad sociofamiliar por sus bajos sueldos y la pérdida de derechos laborales que les permitan detener esta sangría.

En Andalucía, tierra desde donde les escribimos, estas circunstancias son así, pero en mucho mayor grado. El paro estructural se ha normalizado, no hay previsiones de desarrollo industrial salvo el turismo y la emigración vuelve a ser una dramática realidad en nuestra región.

En este contexto, el sector público es el único alivio que pueden tener estos sectores empobrecidos. Sin embargo, la “decisión política” de pagar una deuda ilícita a costa de recortar al sector público de servicios vuelve a ensombrecer el panorama. La inmensa cantidad de millones de euros que gastó el estado para rescatar a la banca “obligaba” a recortar en sanidad, educación, protección social y liquidar la hucha de las pensiones. Un dato descorazonador, las ganancias de las entidades bancarias en el último año han batido récords mientras la ciudadanía se empobrece: los ricos cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres: “la desigualdad perfecta”.

Pero la historia no acaba aquí: se anuncia que el ligero aumento presupuestario en sanidad para el próximo año será destinado a nuevos conciertos con entidades privadas para aliviar transitoriamente las listas de espera y para inversiones en alta tecnología. En caso de que lo permitamos, esta nueva “decisión política” va a terminar estrangulando a la sanidad pública andaluza. Lo que se necesita es reponer las plantillas. Las inversiones que necesitan la educación pública y la protección social tampoco se producirán. Por eso, los que defendemos al sector público en la búsqueda de la lucha por los derechos humanos no podemos permanecer impasibles ante este escenario.

En Andalucía estamos convencidos que la sanidad pública no va a resistir esta nueva embestida. El deterioro es un clamor entre la población, los profesionales o están al borde de sus posibilidades físicas y mentales o directamente se han inhibido adoptando una actitud pasiva para sobrevivir. En cualquier caso, estamos muy preocupados por el hecho de que añadir más recortes en los próximos años liquidarán los logros alcanzados.

La tendencia de la población es bien clara. Todos aquellos sectores que pueden, están complementando la sanidad pública con seguros privados. El crecimiento de la privada es espectacular. Además, los i/responsables sanitarios, bloqueados ante su propia impotencia, no ven otra salida que las privatizaciones para aliviar las carencias asistenciales. Los que no puedan asumir un nuevo “gasto sanitario” quedarán marginados en este proceso.

La administración pública andaluza ha estado durante años negando la realidad, la consigna era clara: aguantar los recortes, que parezca que no tienen repercusiones, sobrecargar a los profesionales que van quedando y “ya vendrán tiempos mejores”. Una de las consecuencias del deterioro sanitario es el aumento escandaloso de las listas de espera. ¿Cuál es la solución? Está clara para ellos, nuevos conciertos con entidades privadas para aliviar dichas listas y resistir otros añitos.

No existen respuestas ni desde el ámbito profesional ni sindical. Los intentos institucionales de los defensores de “lo público” se pierden en el marasmo de los parlamentos y los ciudadanos se sienten abandonados.

Por estos motivos, la movilización social está siendo el único halo de esperanza para que esta dinámica cambie. Las asociaciones para la defensa de la sanidad pública se han comprometido con las mareas blancas y están intentando heroicamente detener esta masacre sanitaria.

El llamamiento a la población andaluza para que apoye estos movimientos de protesta social es de alarma y reacción. Hay que sumar, no es momento de ajustar cuentas del pasado ni de buscar rencillas o diferencias, que las hay. Es imprescindible que todas aquellas personas y organizaciones que defiendan el sector público y los derechos humanos se comprometan para llegar, no sólo a las calles, sino a los parlamentos para que “nuestros representantes” conozcan nuestras propuestas y se hagan conscientes de la realidad. La crisis no ha sido superada, nos referimos a la crisis social que han generado los recortes y las políticas austericidas.

De lo que se trata es de defender el sistema sanitario público, el de toda la ciudadanía, para evitar que la salud sea una mercancía. Es un derecho.

Por todos estos motivos, vamos a proponer a la coordinadora de mareas blancas andaluzas la convocatoria de una concentración frente al parlamento andaluz el día que se debatan los presupuestos para el año próximo. Nos jugamos mucho. Acude y participa. Salud.


Antonio Vergara de Campos | Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública | Marea blanca gaditana

Andalucía, la sanidad pública sigue en peligro