viernes. 29.03.2024

El 15 M demostró la falta de sintonía entre la política y la ciudadanía, entendiendo la política como las acciones realizadas por los partidos mayoritarios en el conjunto de España y por las formaciones con amplia representación en comunidades autónomas. Estos partidos no fueron, ni son conscientes, de lo que estaba ocurriendo. Tardó la izquierda (PSOE e IU) en sufrir lo que ocurría -esto fue en las elecciones europeas-, el PP aún esperó más porque siempre pensó que era más resilente a los cambios -no le afecta la corrupción, por ejemplo-. Aun así el PP  acabó por ver la boca del lobo en las elecciones catalanas cuando un partido que llevaba diez años instalado en Cataluña, Ciudadanos, obtiene un fabuloso resultado y se proyecta en las municipales al resto de España.

Llevan meses dándole vueltas a lo que está ocurriendo entre la ciudadanía y siguen empeñados en reproducir los viejos hábitos, dando la impresión de que realmente no perciben lo que está cambiando en la sociedad. No es solo que exista un hartazgo, que lo hay, es que lo que realmente se ha producido es la pérdida completa de credibilidad. Por eso no basta con aparecer en campaña electoral y prometer un cambio de formas y de actuaciones, es necesario demostrarlo con hechos, y desgraciadamente los hechos rebaten a las promesas. No se puede prometer juego limpio y permanecer inmóviles ante casos de corrupción en el seno del partido hasta que la presión se impone desde fuera y no queda más remedio que actuar; véase el caso de Chaves y Griñán. La ciudadanía establece que para recuperar la credibilidad es necesario actuar con claridad y sin claroscuros. Y sí, en Política, a veces, pagan justos por pecadores, pero los partidos tienen que estar por encima de las personas. A modo de analogía, los médicos saben que para "curar" a una persona de la gangrena es necesario amputar por tejido sano y no por el gangrenado.

A Podemos le está pasando factura también la misma situación, por la falta de reflejos en gestionar lo ocurrido con Monedero y el gran cambio de promesas desde la europeas a las elecciones del próximo 20 de diciembre. Solo juega a su favor que son nuevos y la ciudadanía les concede aún el beneficio de la duda, pero ya han bajado en expectativa de voto.

En la derecha, tenemos al PP perdiendo votos que, sobre todo, van a parar al saco de Ciudadanos y éstos en estado de gracias porque no han roto todavía su credibilidad en la práctica política.

Puede decirse que el 15 M la ciudadanía española adquirió la mayoría de edad democrática, dejó de creerse todo tipo de promesas y ha empezado a exigir hechos en la práctica política porque quiere recuperar la Política.

La realidad política y la política real