viernes. 29.03.2024
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El proyecto ha sido planteado por uno de los representantes de la Asociación Internacional para la Seguridad en el Espacio (International Association for the Advancement of Space Safety, IAASS), Joseph Pelton, que ha querido contestar las premisas de la nueva política preventiva del Presidente Barak Obama en materia de fenómenos extremos de la meteorología espacial.

Así, la Orden del Presidente saliente de los Estados Unidos parte de la asunción de la imposiblidad de impedir que los fenómenos extremos del clima espacial alcancen nuestro planeta, con lo que centra los ejes de su acción en la detección de dichos fenómenos lo más anticipadamente posible -para poder protegerse con tiempo del impacto, minimizando daños-, y en la paralela preparación para acelerar, ya después de éste, la recuperación en el post evento. Esta ha venido siendo, además, la óptica preventiva imperante en los últimos 10 años. 

Ahora, el representante de la Asociación Internacional para la Seguridad en el Espacio contesta esa premisa diciendo que, en realidad, sí que podría ser técnicamente posible en un futuro próximo evitar el propio impacto a nuestro planeta de una peligrosa tormenta solar, o al menos la peor parte de ésta, situando una megaestructura espacial en el punto estacionario Lagrange 1(L1) entre la Tierra y el Sol desde la que poder generar a conveniencia un gran campo magnético artificial que se abastecería de la propia energía solar que tal estación habría captado previamente, y que se pudiese interponer en la trayectoria de una gran eyección de masa coronal que fuese a impactar en nuestro planeta, neutralizando su peor parte. 

Una suerte de "rompeolas espacial".

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¿Ciencia ficción?, ¿un proyecto irrealizable?, ¿hasta dónde alcanza hoy nuestra tecnología ante semejantes magnitudes, o hasta dónde podría llegar a alcanzar antes del próximo "Evento Carrington" con un esfuerzo internacional coordinado de desarrollo tecnológico en esa dirección, e incentivando, acaso todo, en un nuevo salto cualitativo?

Los promotores de esta idea responden que la tecnología podría no estar tan lejos de nuestro alcance en el momento actual y recuerdan el ejemplo de los altos costes de otros proyectos espaciales asumidos en interés de la humanidad como la propia Estación Espacial Internacional, señalando, en suma, que todo ello podría articularse a través de un nuevo consorcio industrial espacial internacional y que el objetivo merece el intento ya que podría llegar a salvarnos de los incuantificables daños para nuestras infraestructuras planetarias y de la importante pérdida de vidas humanas que podría tener asociada la repetición de un Evento Carrington en nuestro tiempo. Preservar nuestra propia sociedad moderna tal y como la conocemos hoy en día, aseguran. 

DEFENSA CIVIL PLANETARIA CONJUNTA

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Y ello al tiempo que tal estructura podría servir, simultáneamente, a otros propósitos como, por ejemplo, a modo de estación avanzada que abaratase los costos de otras exploraciones espaciales como la conquista de Marte, o ser dotada con sistemas complementarios que pudiese permitir abastecer a nuestro planeta con ingentes cantidades de energía solar cuando no se estuviesen realizando tareas de protección.

Para la Asociación Española de Protección Civil para el Clima Espacial, el EMP y los eventos black swan (AEPCCE) lo más relevante y "esperanzador" es que este debate sitúa por sí mismo en el primer plano de atención una creciente noción de "defensa civil planetaria", conjunta, que desborda, y obliga a ampliar, la concepción de "defensa civil nacional", ligada a Estados-nación, surgida de la Convención de Ginebra del siglo pasado, ante nuevas amenazas de la modernidad que ya no son únicamente "regionales" o "nacionales" sino también "globales", para la entera humanidad y ante las que habrá que pensar en una nueva escala de acción "y promover una nueva cooperación internacional entre todos los pueblos".

¿Puede la comunidad internacional situar un "rompeolas espacial" entre la Tierra y el...