jueves. 28.03.2024

Tras la muerte de Nelson Mandela el mundo llora su pérdida haciendo merecidos homenajes y discursos y ensalzando su labor. Se señalan, examinan y dignifican las características de su liderazgo político que han resultado más peculiares, por inesperadas; en especial su ausencia de odio y rencor hacia aquellos que fueron culpables de la situación de apartheid en su país y, a la postre, de su largo encarcelamiento.

Siendo esto verdad la figura de Mandela resulta muy atractiva para ser examinada a la luz de las enseñanzas del Coaching Ontológico. Por ejemplo, señalando y destacando las distinciones (1) más importantes en su obra y en su actuación personal y política.

Las distinciones son palabras que usamos en el trabajo de Coaching como herramientas de intervención. Tenemos la convicción de que quién distingue algo lo incorpora y lo integra en su vida utilizándolo a diario.

Veamos. En primer lugar Nelson tuvo Autoridad, incluso cuando tuvo poder -como miembro del ANC o presidente del gobierno-. En segundo lugar tuvo Visión, no sueño, sino Visión. La diferencia estriba en que la visión nos lleva siempre a la acción mientras que el sueño es algo de lo que disfrutamos pero no ponemos en práctica. Y su visión fué muy grande como demostraron sus palabras cuando fue sentenciado a prisión “podría dejarme matar por este proyecto”.

Ausencia de Resentimiento. Todos los sentimientos negativos que pudo albergar cuando fue detenido y condenado a prisión, los convirtió en amor, reconciliación y perdón. Liberó así energías para desde la cárcel construir el proyecto de la nueva Sudáfrica integrando a todos, blancos y negros. Nelson no fue esclavo del resentimiento y eso permitió que la gente se identificase con él, y con su liderazgo.

Responsabilidad: no echó la culpa de todo a los gobiernos, a los afrikáner ni a nadie en concreto. analizó qué podía hacer él en una situación tan adversa, tomó su decisión y la llevó a cabo. No estuvo nunca paralizado sino que aportó su granito de arena de la única forma que podía desde la cárcel.

Declaración: nombró y definió, de forma muy clara, la Sudáfrica en la que quería vivir. Con ello creó una realidad nueva, construyó el espacio común al que todos acabaron por sumarse.

Empatía: supo ponerse en los zapatos de los otros, comprendió sus sentimientos. Siempre defendió la labor de su esposa que tantos años luchó sola por la misma causa; pero también los de los africanos blancos y los de sus carceleros ente los cuales hizo algún amigo.

Confianza: es Mandela un ejemplo perfecto de esta distinción y los tres elementos que la componen: sinceridad, credibilidad y competencia. Fue sincero en su actividad política, la gente le creía; fue competente en el desempeño de su rol; y fue creíble, es decir, su actividad anterior (histórica) le avalaba para el ejercicio de las responsabilidades futuras.

Gratitud: fue siempre agradecido, con sus carceleros, con el expresidentes sudafricanos, con sus asesores y familiares, y con los trabajadores  de la casa de gobierno que le servían siendo ya presidente.

Aceptación: aceptaba a la gente, incluso a sus enemigos políticos, reconociéndoles el legítimo derecho que tenían a ser como eran y defender las ideas políticas contrarias a las suyas. Es decir: no las toleraba (permitir sin aprobar algo que no se tiene por lícito) sino que las tenía en cuenta como legítimas.

Error o Fracaso: la trayectoria de Mandela encarna muy bien esta distinción. No actuó como una persona fracasada; aprendió de los errores cometidos y, por tanto, su actividad no fue paralizada por los hechos del pasado quedando energías libres para construir el futuro. Si hubiese considerado su entrada en la prisión como el fracaso de toda su actividad anterior en el ANC no hubiese llegado a la presidencia.

Reto o Problema: se enfrentó a grandes retos,  utilizó sus fuerzas y competencias de forma que sirviesen a estos retos extraordinarios que habría de superar, en lugar de dar vueltas a los problemas gastando en ellos su energía.

Legado-Herencia: nos deja Mandela un legado no una herencia. La herencia se puede aceptar o no y no exige la participación del heredero en su desarrollo o transformación. El legado, por el contrario, va a exigir de cada uno de nosotros un trabajo personal para mantenerlo y adaptarlo a los tiempos de forma que resulte posible aplicarlo en cualquier momento histórico.

Por último la distinción quizás más controvertida de Mandela: Ser-Hacer. Mandela, ¿es reconocido por lo que es o fue o por lo que hizo? Hay opiniones para todos los gustos ya que, es cierto, hizo muchas cosas a lo largo de las distintas etapas de su vida; cosas que vistas con ojos de hoy pueden ser hasta controvertidas. Pero, para mí, lo que le convierte en una figura tan grande es su personalidad, su forma de tratar a los demás, sus cualidades de líder, es decir lo que Mandela es o era. No solo lo que hizo.

Sin duda para un Coach hay otras muchas distinciones que pueden aplicársele, como por ejemplo compromiso, autenticidad, vulnerabilidad, etc., aunque para el público en general será suficiente con la mención de aquellas que resultan más relevantes en su figura.


(1) Distinción: Palabra que nombra un concepto, que nos permite mostrar el contenido, los elementos y características que se esconden tras el nombre. Por ejemplo: la palabra estrella en un primer momento no existía y cuando los seres humanos miraban el cielo y veían lo que hoy conocemos como estrella no tenían una distinción, una palabra, para nombrar aquello que veían.

Las distinciones de Madiba