viernes. 19.04.2024

Falta ya menos de un mes para las cruciales elecciones presidenciales de Venezuela, el próximo 7 de octubre. Y los datos de las encuestas deben estar indicándole a Chávez que la victoria no está asegurada, porque la estrategia del miedo le ha llevado ya en varias ocasiones a hablar de la posibilidad de una guerra civil si es derrotado. En la última ocasión se dirigió a los ricos, enemigos declarados: “¿A ellos les conviene una guerra civil? No le conviene a nadie. Hasta los ricachones, hasta las familias ricas que les gusta la tranquilidad, les interesa que gane Chávez y les invito a que voten por Chávez el 7 de octubre”. El mandatario venezolano sostuvo que él les garantiza paz, estabilidad y crecimiento económico.

El presidente de Venezuela asegura que es imposible que pierda las elecciones. “No son las encuestas, sino que es la realidad, la que es irreversible. No podrán remontar ni aunque se pongan un cohete, se ha consolidado una brecha que es irreversible”, dijo recientemente. Pero dejó la advertencia de que una eventual victoria opositora significaría el fin de todos los programas sociales, conocidos como misiones en el lenguaje chavista. También advirtió que la oposición pondría en marcha un plan de ajuste neoliberal inspirado por el Fondo Monetario Internacional.

Ambas cosas han sido negadas por el candidato opositor, Henrique Capriles: “mi compromiso es crear nuevas misiones, mantener las que existen y mejorar las que no funcionan”. En este sentido recordó que, como gobernador del Estado Miranda, puso en marcha un programa llamado “Hambre Cero”. Se calcula que un 45 % de los hogares venezolanos -30 % de la población- reciben ahora mismo algún tipo de ayuda del Estado a través de estas misiones.

Eso sí, Capriles asegura que cesarán los envíos de ayuda a países como Cuba o Nicaragua. Según la oposición, Chávez ha “regalado” casi 70.000 millones de dólares a sus aliados en la región, a través de la entrega de petróleo a un precio inferior al del mercado, con excelentes condiciones de pago y con la posibilidad de revender parte del crudo.

La ferocidad de los ataques de Chávez contra Capriles está siendo otra de las características de esta campaña. Generalmente opta por el escarnio y tiene una batería de insultos para evitar pronunciar el nombre del “candidato del Imperio”. Sus favoritos son majunche (mediocre, perdedor, inferior), cochino, jalabolas (adulador, en este caso del Imperio) y pitiyanki (vendepatria). El ministro de Exteriores, Nicolás Maduro, acusó a Capriles de “fascista” y “mariconzón”, tratando de sembrar alguna duda sobre su condición sexual.

Al comienzo de la campaña Chávez se comprometió a aceptar el resultado de las urnas, sea cual sea. Hay antecedentes que lo avalan: en el 2007 aceptó su derrota en el referéndum constitucional. Y también aceptó el desenlace de varias elecciones regionales, ganadas por la oposición, en los estados Miranda, Zulia y Carabobo. Pero sus últimas declaraciones sugieren que ahora la reacción podría ser otra.

También son preocupantes las declaraciones de su ministro de Defensa, general Henry Rangel Silva, quien dijo que una eventual victoria opositora equivaldría a “vender al país” y que no sería aceptada ni por el pueblo ni por la Fuerza Armada: “La Fuerza Armada Nacional no tiene lealtades a medias sino completas hacia un pueblo, un proyecto de vida y un comandante en jefe. Nos casamos con este proyecto de país”, afirmó, aunque en declaraciones posteriores se retractó.

No es ningún secreto que el futuro de toda la cúpula de las Fuerzas Armadas depende de la continuidad del chavismo. Sin embargo, un reciente estudio de International Crisis Group (“Dangerous Uncertainity Ahead of Venezuela´s Election”, 26 de junio de 2012), afirma que las Fuerzas Armadas Nacionales no son monolíticas y muchos, “particularmente en los rangos medios y bajos, aparentemente se resisten a la intromisión del gobierno y también a medidas como la creación de milicias armadas paralelas y a la influencia de asesores cubanos”.

Las milicias chavistas, establecidas en 2005 como Guardia Territorial para defender la revolución bolivariana, cuentan con 125.000 hombres, que tienen como única lealtad al presidente. Y además existen diversos grupos conocidos como colectivos, que también están armados y tienen una relación directa con el gobierno.

El curso de la campaña electoral se ha visto afectado por la salud de Chávez. Sigue siendo un secreto de Estado la evolución del cáncer que se le descubrió a mediados del año pasado y que le obligó a pasar por el quirófano en tres ocasiones. Aunque ha vuelto a declarar que está totalmente libre de la enfermedad, los médicos dicen que es pronto para poder sostener tal afirmación y no hay que olvidar que antes de su última operación ya había dicho lo mismo. Pero, en cualquier caso, está claro que no es el Chávez de anteriores campañas, ya que su actividad está siendo mucho menos intensa.

Pero siguió haciendo un uso intensivo de las cadenas nacionales, lo que supone una ventaja descomunal frente a la oposición. En los primeros 40 días de campaña electoral (del 1 de julio al 9 de agosto), habló durante 1.283 minutos en cadenas nacionales de radio y televisión, una media de 32 minutos diarios. Cadenas que usó mayoritariamente para propaganda política. El Consejo Nacional Electoral no aceptó ninguna de las quejas de la oposición.

No es el único episodio que nos habla de una campaña desigual. Es sugestiva la decisión del Consejo Nacional Electoral, dominado por el chavismo, de eliminar el colegio electoral de Miami, donde el voto opositor es abrumador. Se justificó por el cierre del consulado en la capital de la Florida, después de que la titular, Livia Acosta, fuera acusada de espionaje. Con unos 20.000 votantes inscritos, era el colegio electoral más importante, dentro y fuera de Venezuela. Ahora, los votantes de Miami deberán desplazarse 1.387 kilómetros para votar en Nueva Orleans.

Chávez busca en estas elecciones conseguir la tercera reelección consecutiva, para un nuevo período de seis años. La oposición, agrupada en torno al MUD (Mesa de Unidad Democrática), lleva como candidato a Henrique Capriles Radonski, elegido mediante elecciones internas. En realidad hay otros cinco candidatos más, pero son simplemente testimoniales.

En estos 13 años de gobierno, Chávez ha cambiado radicalmente el diseño institucional del país. La disputa, con estas elecciones, es por la consolidación o no de una revolución que se ha proyectado más allá de las fronteras y que afecta también al resto de América Latina.

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