martes. 19.03.2024
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Las prospecciones siempre tienen efectos negativos sobre los lugares donde se realizan, según reconocen las propias compañías petroleras. Y Greenpeace va a pedir explicaciones a Repsol y al Gobierno para que evalúen cuáles han sido los daños causados durante las 9 semanas que han durado las prospecciones. Tú puedes ayudar presionando con tu firma.

Más de 100.000 personas ya han dicho NO a las prospecciones

La contaminación acústica de las operaciones de perforación y barcos afecta muy negativamente a los cetáceos. La contaminación química, producida por los lodos de perforación y los materiales extraídos del pozo que son vertidos al mar por toneladas, también genera impactos importantes en fauna y flora a kilómetros de distancia del punto de sondeo.

De nada sirvieron las advertencias de la comunidad científica mundial desaconsejando las prospecciones. Tampoco sirvió el clamor popular de todos los colectivos e instituciones canarias rechazando el proyecto, ni las 100.000 firmas recogidas. Finalmente el Gobierno llevó a Repsol a Canarias.

“La autorización de los sondeos incurrió en desviación de poder y falta de independencia de los órganos administrativos”

Pero ahora la empresa sale a hurtadillas del archipiélago esperando que su aventura no le cueste más dinero o más deterioro de su imagen. La huida también esconde el fracaso de la aventura personal del ministro de Industria, José Manuel Soria, que ha hecho todo lo posible para sacar adelante este enloquecido proyecto petrolero. Y para ello no ha dudado en destinar a un buque de la Armada para defender al barco de la multinacional de los activistas pacíficos de Greenpeace, o vulnerar leyes y directivas europeas por lo que actualmente está siendo investigado por Bruselas. Incluso un juez del Tribunal Superior de Justicia de Canarias así lo confirma en un auto particular, donde afirma que “la autorización de los sondeos incurrió en desviación de poder y falta de independencia de los órganos administrativos” y que “puede esperarse una devastación del fondo marino muy superior a la considerada”.

Y aunque la salida de Repsol de Canarias es una buena noticia, no podemos bajar la guardia. Todavía existen en nuestro país varios permisos para buscar hidrocarburos en el mar. La propia multinacional Repsol cuenta con el beneplácito del Gobierno para perforar en Tarragona junto al delta del Ebro o en las costa de Bizkaia. Otras empresas, como Shell, Cairn Energy o Seabird, viejas conocidas de Greenpeace por su depredación del Ártico, esperan la autorización del Gobierno para buscar petróleo en las aguas que rodean las islas Baleares, en el golfo de León o el Cantábrico.

Más de 100.000 personas ya han dicho NO a las prospecciones. Pero necesitamos mantener la presión para decirle bien claro al Gobierno: No a las prospecciones, no a un modelo basado en energías fósiles.

Repsol y el Gobierno escapan de Canarias