martes. 19.03.2024

¿Podemos reconocernos en el espejo mientras sabemos que 2.500 millones de seres humanos no cuentan con un servicio de saneamiento mejorado?

La caricatura que menos se ve puede que sea la más ofensiva. Ésa que representa un mundo opulento y "desarrollado" capaz de todo, salvo de algunas cosas. Una civilización que se plantea y supera retos imposibles mientras se olvida o se aparca a sí misma. La foto fija es inaceptable, pero es justo reconocer progresos e identificar fracasos, intensificando en todo caso la exigencia para una corrección global temprana, más cercana a lo inmediato que al siempre difuso y generoso futuro.

¿Acaso es concebible que todavía hoy en el mundo 750 millones de personas no tengan un acceso decente al agua? ¿Podemos reconocernos en el espejo mientras sabemos que 2.500 millones de seres humanos no cuentan con un servicio de saneamiento mejorado? 

Las cifras presentadas por la Organización Mundial de la Salud o la campaña de Naciones Unidas ubicada en la web, constituyen fuentes dramaticamente esclarecedoras. Súmelo al hambre, sí, al hambre y a la pobreza extrema, y envuélvalo con crecientes dosis de desigualdad. Tiene ante usted a nuestra mayor vergüenza.

La intensidad con la que ha comenzado el año hace difícil creer que apenas estemos cerrando su segunda semana, y que con ello ya hayamos clausurado una de las primeras grandes citas a celebrar en un ejercicio que entre todos y todas hemos decidido predisponer como potencial punto de inflexión de nuestra Historia.

Ésa es la buena noticia, cargada sin duda de apriorismo. A lo largo de los próximos meses nos diponemos a afrontar nuestros mayores desafíos. En un momento en el que la violencia hace a muchos pensar que nos acercamos aun nuevo desastre mundial inter-civilizaciones, tenemos por delante una agenda a todas luces suficiente para encontrar soluciones, tambien mitigadoras de algunas de algunas de las condiciones que determinan el origen de esa misma violencia. ¿Estaremos a la altura? Imagine poder contar a sus nietos que tuvimos la oportunidad de cambiar el curso de los acontecimientos y que efectivamente lo hicimos, contribuyendo al definitivo desarrollo y consolidación de una efectiva justicia social universal y sostenible. Quizá ese tiempo sea precisamente ahora.

En 2015 habremos de renovar los ya caducos Objetivos del Milenio. Una herramienta extraordinaria que, desde el seno de Naciones Unidas, ha permitido enormes avances en sus 15 años de vigencia 

Entre ellos, las lecciones aprendidas, que habrán de hacer de los próximos Objetivos de Desarrollo Sostenible que adoptará la comunidad internacional en septiembre, y que se encuentran en pleno proceso de pre-negociación, instrumentos definitivos para que en 2030 el hambre se haya erradicado y el acceso al agua y al saneamiento mejorado hayan sido universalizados, en un marco general sustancialmente más equitativo, justo y sostenible.

En paralelo, París será el escenario en el que se culminará en diciembre un complejísimo proceso de negociación internacional que persigue el alcance de un gran acuerdo, global y juridicamente vinculante, que comprometa definitivamente la acción de toda la humanidad para hacer frente al cambio climático. El esperado paso decisivo y definitivo mediante el que se articulen las políticas y mecanismos financieros que hagan posible seguir teniendo esperanza en que el futuro, además de generoso, sea habitable, al menos en los términos que hoy parecemos compartir.

Para alcanzar con éxito las metas señaladas será imprescindible el acierto sucesivo a lo largo del camino que ya hemos empezado a recorrer.

El primero de los numerosos hitos de 2015 se localizaba cerca, en Zaragoza, y acaba de ser superado. La Conferencia Anual de ONU-Agua celebrada entre el 15 y el 17 de enero a orillas del Ebro ha supuesto un magnífico arranque que permite seguir mirando la agenda internacional desde un justificado optimismo

La española Josefina Maestu dirige la Oficina que Naciones Unidas estableció en tierras mañas para impulsar la denominada Década del Agua 2005-2015. Hoy se cosechan los resultados de aquella iniciativa lanzada con el apoyo expreso de unas administraciones españolas, estatal, regional y local, que apostaron por involucrar nuestras instituciones y capacidades en la primera línea del cambio hacia un modelo global sostenible. Llega el reconocimiento internacional y se plantean nuevos retos para el futuro inmediato, pendientes de una continuidad logística que requerirá del apoyo expreso de los actuales responsables gubernamentales.

Bajo el enunciado "De la visión a la acción" en la Conferencia de Naciones Unidas se han encontrado más de 300 especialistas sectoriales procedentes de cada esquina del planeta, pertenecientes al ámbito gubernamental, académico, empresarial y civil, que han debatido concienzudamente sobre la implementación de iniciativas que resuelvan los grandes retos ciudadanos y ecológicos relativos a la accesibilidad y la gestión del agua y el saneamiento.

Si bien la definición y el establecimiento del Derecho humano al agua y el saneamiento han supuesto el eje central del encuentro, los modelos de gestión eficiente, la prevención y respuesta ante desastres, las innovaciones tecnológicas, el enfoque de género o las estrategias para una comunicación más efectiva también han tenido una presencia destacada. Muchos activos activos en definitiva, intercambiando experiencias obtenidas en ámbitos territoriales y sectoriales muy diversos, pergeñando soluciones que necesariamente han de compartir planteamientos aunque deban concretarse bajo la diversa especificidad local.

Cuando la reflexión se centraba en la identificación de los obstáculos que impiden la aplicación de las tecnologías y soluciones que ya tenemos a nuestra disposición las conclusiones siempre apuntaban en la misma dirección, la financiación, o dicho de otra manera la decisión política en el proceso de definición de prioridades. Sabemos y somos capaces, existe consenso al respecto, la cuestión es si realmente queremos. La palanca es por tanto la sensibilización, y la fuerza del cambio, como casi siempre, la voluntad.

El entorno era propicio para dotar de credibilidad a los debates. Pocas administraciones pueden presumir tan abiertamente como ha podido hacer Zaragoza a través de su Alcalde de una gestión orientada hacia la sostenibilidad, en este caso urbana, y muy específicamente hacia el fortalecimiento de la especial relación de la urbe con el agua, que se ha visto especialmente traducida en significativos resultados en términos de eficiencia en el consumo hídrico.

En este decisivo periodo no parece que el foco internacional vaya a volver a situarse sobre nuestro país. No obstante, habremos de seguir aportando la enorme capacidad de los especialistas españoles, especialmente valiosa cuando la discusión se centra en la gestión racional del agua. Igualmente, será imprescindible reforzar el impulso y compromiso de las instituciones y administraciones públicas a partir de las decisiones de sus responsables políticos, haciendo valer la iniciativa acertadamente denominada "Marca Agua", por ejemplo, para el alcance de los ojetivos más ambiciosos, justos y solidarios. Podemos y debemos ocupar un espacio relevante en las decisivas discusiones sectoriales que la agenda global plantea. Alcancemos esos espacios y aprovechémoslos para hacer ir a la comunidad internacional un paso más allá. Ése es el reto y ésa es la exigencia.

Acabamos de arrancar un año que puede ser decisivo para la humanidad, muy especialmente para los más vulnerables, sobre los que se acumulan cada una de las pobrezas imaginables. Ojalá dentro de 12 meses podamos disfrutar con orgullo de esa prevista plantación de pseudo-col en Marte, sabedores de haber empezado a resolver los problemas de dignidad que desafortunadamente hoy son realidad en la Tierra.

Tú defeca al aire libre, tengo un satélite por orbitar