jueves. 28.03.2024
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Es urgente y necesario abordar un cambio radical en el modelo actual de producción y de consumo, que consiga domeñar las emisiones contaminantes y alcanzar la justicia social y ambiental, señala Ecologistas

Las emisiones del gases de efecto invernadero (GEI) en el Estado español en 2014 aumentaron un 1,1% respecto a las de 2013 y por primera vez desde que comenzó la crisis en el año 2008. El aumento de emisiones desde 1990, año base del protocolo de Kioto, se ha situado en un 12%, siendo el país europeo que mayor incremento ha tenido., según alerta Ecologistas en Acción.

Según los datos avanzados por el Gobierno español a la Comisión Europea, las emisiones de GEI en 2014 superaron los 325 millones de toneladas equivalentes de CO2, con un incremento de 3,5 millones de toneladas respecto del año anterior (1,1% de incremento). 2014 es el primer año en que se produce un incremento de las emisiones desde que en 2008 descendieran bruscamente debido a la crisis económica, y refleja la inacción de las administraciones públicas a la hora de poner en marcha políticas de lucha contra el calentamiento global. La cifra sigue situando al Estado español a la cabeza de la Unión Europea en el incremento de emisiones desde 1990, año que se toma como referencia para el protocolo de Kioto. 

El aumento de emisiones es debido a un conjunto de factores, pero el principal es que, a pesar de que disminuyó la demanda de electricidad, se incrementó la generación de energía con carbón, gracias en parte al apoyo evidente del Gobierno a la utilización de este combustible obsoleto y contaminante y en parte al bajo precio internacional de este combustible. Otro de los factores determinantes en este aumento ha sido el incremento en las emisiones generadas por los residuos (un millón de toneladas). Aumentó también el consumo de carburantes (2% diesel y 1% gasolina), debido al descenso en el precio del petróleo, y un 17% las emisiones del sector cementero, debido sobre todo a la actividad exportadora del sector, a pesar de que la demanda interna está bajo mínimos. La actividad industrial aumentó ligeramente, así como también lo hicieron las emisiones debidas al sector ganadero (2% fermentación entérica y un 5% debido al manejo de estiércoles). La ausencia de una política efectiva de los diversos gobiernos (PSOE y PP) en la lucha contra el cambio climático es más que evidente.

Las emisiones del Estado español en el periodo 1990-2014 se incrementaron en un 12 %, siendo el país europeo que más aumentó sus emisiones en valores absolutos (34,8 millones de toneladas). El resto de países europeos que aumentaron sus emisiones en ese periodo fueron Portugal, Chipre, Irlanda y Malta, pero entre todos no llegan ni a la tercera parte del incremento que se ha producido en en nuestro país. Por su parte, las emisiones en el conjunto de la Europa de los 28 disminuyeron en un 24,4%, debido sobre todo a los impactos de la Gran Recesión de 2008 y a las medidas adoptadas en otros países para mitigar el cambio climático. Los datos son también la demostración palpable de que las políticas contrarias a las energías renovables llevadas a cabo por nuestro país  producen un resultado tangible de retroceso en la lucha climática. Estos datos son un aval nefasto para el Gobierno español de cara a la COP21 de París.

Sin embargo, la contabilidad oficial de emisiones excluye las debidas al tráfico aéreo y marítimo internacional y tampoco tiene en cuenta los efectos del comercio internacional, dado que la mayoría de países desarrollados importan una parte importante de las mercancías manufacturadas que consumen (desde China, India, etc.). Si se contabilizaran las emisiones, debidas a los productos importados y consumidos en su territorio, la llamada "huella de carbono" es posible que la Unión Europea aumentara sus emisiones en lugar de reducirlas. Diversos autores estiman esas emisiones en un rango del 30 al 75% de las emisiones oficiales. Un ejemplo de este hecho es el cálculo realizado por el Departamento de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales del Reino Unido, que estimaba la huella de carbono de los productos importados en un 75% de las emisiones oficiales de 2012.

"Algo estamos haciendo mal o muy mal cuando no conseguimos reducir las emisiones de GEI", advierte la organización ecologista.

"Es urgente y necesario abordar un cambio radical en el modelo actual de producción y de consumo, que consiga domeñar las emisiones contaminantes y alcanzar la justicia social y ambiental", concluye.

En 2014 las emisiones aumentaron por primera vez en España desde 2008