martes. 16.04.2024
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HARENES DE LA INDIA

En el mundo oriental se reproduce el modelo de unidad familiar, donde los hombres y mujeres están separados. Las mujeres de la casta superior en la India, se les ocultaba de los hombres que no fueran pertenecientes directos de la familia. Este sistema de ocultación femenina se le denomina purdah.

Schuon define el purdah como “una cortina de separación tajante entre el mundo del hombre y el de la mujer, entre la comunidad en su conjunto y de la familia que es su corazón, entre la calle y el hogar, lo público y lo privado”.

Esta costumbre de zona privada ya existía en el subcontinente indio desde épocas remotas, anteriores a su islamización, como se demuestra por las descripciones hechas por algunos escritores, de los cuales destacaría el poeta Kalidasa del siglo V.

Hubo momentos en la historia en que los reyes hindúes fueron polígamos con el fin de asegurar su descendencia. Tenían una esposa principal y legítima y otras mujeres que vivían en la zenana. Los soberanos musulmanes continuaron con esta práctica, autorizada por la religión.

harenes2La zenana estaba bien aislada mediante muros. Contaba con amplios jardines muy cuidados y donde no podía entrar ningún hombre, salvo el monarca y un eunuco anciano, al que se denominaba kanchukin. También podían vivir allí los hijos, mientras eran niños, hasta llegar a una edad en que eran confiados a un preceptor.

Las princesas de la zenana tenían muchas sirvientas esclavas cuyo trabajo era atender a sus señoras en el cuidado de su belleza y tocar los instrumentos de música al atardecer, cuando entraba el rey a bañarse y cenar con la reina y sus favoritas. Estas esclavas sabían preparar ungüentos, perfumes, el betel y otros medicamentos y sustancias.

Tras la conquista musulmana de la India se introduce ya propiamente el concepto de harén al estilo más musulmán, pero seguirá llamándose zenana, donde en la vivienda o palacio se seguirá reservando un espacio exclusivo de las mujeres.

HARENES DEL JAPÓN

La figura del emperador en Japón era como un Dios. Estaba extendido en la sociedad japonesa el concepto de “amor libre” dentro de la institución matrimonial. La clase alta podía mantener hasta cuatro o cinco esposas, mientras que las clases bajas sólo dos o tres, aunque todas estaban obligadas a vivir en la casa de la primera esposa.

Los emperadores japoneses tenían su propio harén, con emperatriz o emperatrices, pues hubo momentos en los que había dos al mismo tiempo. Además. El harén tenía varias consortes secundarias, que tenían distintos grados jerárquicos.

El harén imperial japonés estaba situado en el castillo de Edo. Esta era una construcción de enormes dimensiones. Disponía de un perímetro de trece kilómetros. En él vivía el shogun, una especie de primer ministro, donde se realizaban los actos de gobierno, fundamentalmente en la parte más externa, que se conocía con el nombre de omote.

En la zona intermedia que se conocía con el nombre de naka-oku, era la residencia del shogun y sus sirvientes. La parte más interior era donde encontramos propiamente el harén, que recibía el nombre de O-Oku, y sólo se podía acceder a través de una sola puerta, sólo podía entrar el shogun. La zona del harén era más de la mitad del castillo de Edo. En el vivían unas tres mil mujeres. Todas las mujeres, indistintamente del nivel que ocuparan en el harén juraban no revelar nada de lo que ahí sucedía.

La zona del harén constaba de tres partes:

  • La zona donde la mujer del shogun tenías sus estancias.
  • La segunda zona era donde las mujeres realizaban las tareas administrativas que tenía el harén.
  • La tercera zona que era la más grande, había más de cuatrocientas habitaciones y era el lugar donde estaban la mayoría de las mujeres del harén y donde se realizaba la vida diaria.

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Las mujeres de más alto rango en el harén disponían de habitaciones, así como las que quedaran embarazadas del shogun, que podrían disponer de habitaciones propias. Todas las demás mujeres debían compartir las habitaciones.

Todas las mujeres del harén debían ser nobles, pues solo los nobles podían estar en presencia del shogun. Sin embargo, muchas veces se acostaba con sirvientas.

Además de las edificaciones, disponían de jardines, riachuelos que surcaban las mujeres con barcazas nacaradas de rojo. Varias eran las actividades que realizaban en el harén, debemos destacar el siempre estar preparadas para servir al shogun, esto era muy importante. Debían tener sus cejas perfectamente arregladas y diariamente debían repasar el tinte de sus dientes. Debemos saber que las mujeres japonesas se ennegrecían los dientes con un tinte que estaba compuesto de zumaque, sake y hierro.

Después se debía pintar la cara con un maquillaje blanco, se retocaba los ojos en negro y daba colorete a las mejillas. Posteriormente, pintaba los labios con pasta de cártamo rojo. Era muy importante el uso de los perfumes. Posteriormente, trabajaba su pelo que debía estar de acuerdo con su categoría en el harén.

Además se dedicaban a escribir poesía, y era frecuente la realización de concursos entre ellas. La ceremonia del té era diaria. También eran frecuentes las representaciones y mascaradas, recogían setas en otoño o paseaban bajo los cerezos en flor en la primavera.

Un aspecto muy llamativo en el harén japonés es que no había guardianes para proteger el harén y siendo las propias mujeres quienes se encargaran de hacerlo, e incluso, de proteger al shogun. Todas ellas estaban entrenadas en el uso de la nanigata, que era una hoja larga y curva muy afilada, que iba sujeta al extremo de un palo largo y que era una gran arma defensiva. Todas eran enseñadas desde la infancia, para así poder defender sus casas, porque muchas veces los hombres no estaban ya que iban a la guerra. Llevaba uniforme, que constaba de una chaqueta de paño negra, unos pantalones negros de pinzas y una gorra negra de seda que se rodeaba de una cinta blanca. El entrenamiento era diario y disponían de una sala para esta tarea.

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El shogun entraba tres veces diarias en el harén, la primera era a las diez de la mañana, la segunda a las catorce horas y la última a las ocho de la tarde. Cuando llegaba la hora de la entrada del shogun los tambores del castillo tocaban y unas monjas funcionarias con la cabeza rasurada, hacían sonar unas campanas, quitaban el candado de la puerta y esta se abría. Sólo pasaba el shogun. Era la manera de poder garantizar que cualquier niño que naciera ahí fuera del shogun.

¿Cómo seleccionaba a la mujer en el harén?  Cuando entraba en el harén paseaba entre ellas y si se paraba y preguntaba -¿cómo se llama?, significaba que el shogun quería pasar la noche con ella.

Antes de acostarse cualquier mujer con el shogun, se le hacía desnudar y se le registraba para asegurarse que no pudiera hacer daño al shogun. Siempre que era la primera vez que se acostaba con el shogun, debía ser explorada para comprobar su virginidad.

harenes5Cuando el shogun entraba en la habitación y se acostaba con la concubina, debían estar presentes cuatro mujeres más. Dos de ellas se acostaran a cada lado de la cama pero debajo de ella y las otras dos estaban en lo biombos. La finalidad es que la concubina nunca pudiera solicitar nada al shogun.

Muchas veces el shogun se hacía bañar fuera de la habitación por sirvientas, lo que produjo que muchas veces estas sirvientas quedaran embarazadas. Para evitar esto, el shogun se tenía que bañar en su residencia.

Las esposas y concubinas del harén se retiraban del mismo cuando cumplían los treinta años. Cada cierto tiempo se renovaba el harén. Además, aunque el shogun tuviera muchos hijos, hemos de saber que muchos morían por enfermedades, por lo que la labor de procreación debía ser continua. El shogun más conocido fue Lenari (1773-1841) que tuvo cincuenta y tres hijos de veintisiete concubinas.

La vida sexual de las concubinas del harén era muy escasa, por lo que se buscó como tenerla. Al harén entraban grandes baúles donde se transportaban los kimonos y en algunos casos fueron aprovechados para entrar a hombres para satisfacerlas.

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EL HARÉN PERSA

Se sabe que antes que llegaran los musulmanes, los harenes eran una práctica habitual dentro del mundo persa y que era signo de poder. Son muy conocidos los harenes del Sha en el siglo XIX e incluso el XX.

Es conocido el harén de Jerjes, que ha sido sacado a la luz arqueológica. Se accede al harén por la puerta sur del palacio de las 100 columnas. El edificio tiene forma de 'L', cuya ala principal tiene una orientación norte-sur. El centro consiste en una sala con columnatas, abierta al norte a un patio por un pórtico. Esta sala tenía cuatro entradas, cuyas puertas estaban decoradas con relieves. Los relieves laterales muestran todavía escenas de combate heroico que recuerdan las del Tachara o del palacio de las cien Columnas.

El rey es mostrado en lucha con un toro-león cornudo y alado, con cuello de cuervo, cola de alacrán, que puede ser una representación de Ahriman, divinidad maléfica. El héroe hunde su espada en el vientre de la bestia que le hace frente. El relieve sur muestra a Jerjes I seguido de servidores, según una escena idéntica a las del Hadish. La parte sur del ala y la otra que la prolonga hacia el oeste, consiste en una serie de 25 apartamentos, hipóstilos de 16 columnas cada uno. El edificio presenta además dos escaleras que lo enlazan al Hadish Hadish, y dos patios pequeños que podrían corresponder a jardines cerrados.

El harén ha sido excavado y restaurado parcialmente por el arqueólogo E. Hertzfeld, por un procedimiento de anastilosis. Se ha reconstruido varias salas, que sirvieron de talleres de restauración y de presentación de las obras encontradas en el complejo. Una parte del harén se transformó en museo de cerámicas, platos y vasos de terracota, azulejos de cerámica.

Hay obras encontradas en los alrededores, que datan de ocupaciones posteriores, sasánidas e islámicas, incluso anteriores. La gran diversidad de las obras que recogen usos diarios, permiten tener una idea de la vida de la época. Además, la comparación de las obras con algunas obras pictóricas (bocado, lanzas) dan una idea de la minucia del trabajo de los obreros en la talla de los relieves.

HARENES EGIPCIOS

Los harenes en Egipto antiguo se les denominaban “la casa de Jeneret” y era el lugar donde los faraones tenían a sus mujeres. Estaba organizado de la siguiente forma: estaba la madre del faraón, la esposa real, las esposas secundarias, las concubinas junto a todos los hijos del faraón.

La casa de Jeneret era la institución que se dedicaba a la educación de los príncipes y princesas de Egipto, además también se les enseñaban distintos oficios. No era el clásico harén donde solo entraba el dueño. En él se podían recibir tanto hombres como mujeres.

La casa de Jeneret tenía un tamaño variable y estaba junto al Palacio Real, y este edificio era muy respetado por los egipcios. El significado de Casa de Jeneret era “casa cerrada” o también “casa de las bellezas”.

Siempre se ha tenido en mente que el harén es sinónimo de cultura musulmana, pero como estamos comprobando esto tiene relación con la práctica de la poligamia. Vemos como a lo largo de las historia y en distintas zonas hay instituciones parecidas a los harenes y esto también se da en las culturas precolombinas.

Es evidente que vemos como en cualquier tiempo y lugar el harén es distintivo de poder y de clase. Las clases pobres que eran la mayoría, se tenían que conformar con la monogamia, mientras que serán las clases poderosas las que podrán disfrutar de los harenes y sobre todo los reyes y emperadores. Como hemos visto en el artículo anterior también alguna reina disponía de harenes masculinos.

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Concubinas en el harén del Sha de Persia.

EL MUNDO AZTECA

El matrimonio en el mundo azteca sostenía que el hombre sólo podía tener una mujer que se le denominaba Cihuatlanti y la ceremonia del mismo se celebraba con gran solemnidad y muchas fiestas. Sin embargo, la monogamia se asociaba con la clase social baja. Las clases dominantes podían practicar la poligamia siguiendo la norma “de uso y costumbre” y podían tener tantas concubinas como pudiesen mantener.

El emperador Moctezuma tenía en el palacio de Tenochtitlan su propio harén que constaba de unas ciento cincuenta mujeres. Está constatado históricamente que antes de entrar en el harén Moctezuma tomaba abundante Xocolatl para así ser más potente sexualmente.

Como ya hemos visto en el anterior artículo “la cultura inca y la sexualidad” la poligamia era practicada por la nobleza inca. Aunque el rey inca se casaba con su hermana para mantener la pureza del linaje y así mantener el poder de su casta familiar, también disponía de su propio harén formado por las mujeres más bellas del territorio inca.

Las mujeres rechazadas se destinaban para ser las Vírgenes del Sol, con una doble función, en primer lugar para que pudieran ser sacrificadas en las grandes ceremonias a los dioses incas y en segundo lugar para ser entregadas a los nobles incas que se distinguían por los servicios prestados al emperador.

Cuando el emperador Atahualpa estuvo retenido por los conquistadores españoles mandado por Pizarro, pudieron comprobar cómo cada una de las mujeres que formaban parte del harén del emperador le servían por turno, con una frecuencia cada una de diez días.

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Como vemos la poligamia y en consecuencia los harenes se han extendido por todo el mundo a lo largo de la historia.

Historia de los harenes en el mundo