viernes. 29.03.2024
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Las mujeres no tendrían derecho al voto, pero era imprescindible que las obreras estuviesen el domingo 12 de abril en las calles, en las puertas de los colegios electorales para evitar que se manipulase el voto con amenazas de despidos, promesas de colocación y otros mecanismos de influencia o presión

@Montagut5 | Las mujeres socialistas se movilizaron para que los hombres acudiesen masivamente a votar por la Conjunción republicano-socialista en las elecciones municipales del 12 de abril de 1931, de tanta trascendencia histórica. En este artículo nos centraremos en el artículo que Claudina García publicó en el número 6918 de El Socialista, correspondiente al 11 de abril. En los últimos tiempos estamos intentando profundizar en la historia de la movilización femenina socialista en relación con el sufragio, pero no sobre el reconocimiento del voto de la mujer, sino a la hora de influir en los hombres, en los trabajadores, para que acudiesen a votar. Ya hemos estudiado un ejemplo alemán, y ahora apuntamos otro español.

La bordadora Claudina García Pérez (1889-1868), como bien refiere el Diccionario Biográfico del Socialismo Español, fue una mujer fundamental en la historia del socialismo español. En 1918 ingresó en la Agrupación Socialista Femenina, ocupando distintas responsabilidades internas y representando al Grupo en el Congreso del PSOE de 1921. Pero también fue una activa sindicalista en el ramo textil femenino de la UGT, y en su Comité Nacional. Fue candidata socialista en las elecciones de 1933 por Palencia. Al acabar la guerra sufrió la represión en la Cárcel de Ventas, aunque consiguió salir pronto, en 1940. Durante la época franquista se convirtió en una de las mujeres socialistas más activas, tanto en la clandestinidad, como luego en el exilio, al tener que huir. Terminaría sus días en México.

Pues bien, Claudina instó desde las páginas del periódico socialista a que las mujeres animasen a votar a los hombres, pero sobre todo para que no se manipulase su voto. Su artículo venía a ser la respuesta a la movilización de las mujeres de clase alta, entre las que destacaron la vizcondesa de San Enrique, la duquesa de la Victoria, entre las aristócratas, y las Esclavas de Jesús en el ámbito religioso, que durante la campaña electoral habían salido en defensa del régimen monárquico porque, como afirmaba Claudina, de ello dependían sus privilegios. Para la autora, las mujeres socialistas y republicanas (recordemos la alianza electoral de ambas fuerzas) y todas las trabajadoras, ya fueran manuales o intelectuales, debían también movilizarse por el orden, pero por un orden basado en la justicia y la libertad.

Las mujeres no tendrían derecho al voto, pero era imprescindible que las obreras estuviesen el domingo 12 de abril en las calles, en las puertas de los colegios electorales y donde hiciera falta para evitar que, aprovechando la incultura y la miseria, se manipulase el voto con amenazas de despidos, promesas de colocación y otros mecanismos de influencia o presión. El objetivo era sacar adelante las candidaturas republicano-socialistas. Había que defender la República, como primer paso para establecer un régimen que permitiera alcanzar las reivindicaciones sociales. Y para ello, llamaba a la movilización de cada sector recordando sus propias demandas. A las trabajadoras del hogar les recordó su aspiración a conseguir una Casa Hogar; a las obreras de la aguja, fábrica y taller su lucha por sus mejoras económicas y sociales; y, por fin, a todas las mujeres su empeño por el abaratamiento de las subsistencias, por las viviendas baratas y dignas, y su lucha por la cultura, la justicia, la paz y la libertad.

Nuestra protagonista recordaba la doble condición de mujeres y obreras, así pues, doblemente explotadas por un régimen de injusticia y opresión, y que conducía a muchas a la pobreza y la consiguiente prostitución, tolerada por la religión y sostenida por el capitalismo; mujeres explotadas como obreras, y que, al mismo tiempo, podían servir de “carne de placer”.

Había que movilizarse para alcanzar la victoria por la dignidad de las mujeres, pero también por los ancianos y la infancia, por la paz, hasta por el honor de España. Estas elecciones eran contempladas por nuestra protagonista en el encendido artículo que escribió, como el primer paso para derribar la Monarquía e instaurar la República.

Las mujeres socialistas ante las elecciones del 12 de abril del 31