martes. 16.04.2024
CRYSTAL PALACE

El momento cumbre del empleo del metal llegó con la Torre de Gustave Eiffel para la Exposición de París de 1889

@Montagut5 | El 30 de noviembre de 1936 se incendió el Crystal Palace de Londres, destruyendo una de las obras emblemáticas de la ingeniería triunfante del hierro de la Revolución Industrial del siglo XIX, y ejemplo para construcciones similares en otros lugares, como el Palacio de Cristal del Retiro madrileño (1887), además de su vinculación con el fenómeno de las Exposiciones Universales, propio de la época de la pujanza de las potencias europeas de la época industrial.

El Crystal Palace se construyó en hierro fundido y cristal en el Hyde Park, con motivo de la Gran Exposición Universal de 1851, inaugurada el primero de mayo de ese año. Al terminar el evento, fue trasladado al sur de Londres donde permaneció hasta su trágico final en noviembre de 1936.

La Exposición Internacional pretendía mostrar al mundo los prodigiosos inventos y avances en todos los terrenos de la nueva era industrial. La potente Gran Bretaña, taller del mundo y con el mayor imperio colonial existente, quería demostrar su preeminencia. El príncipe Alberto, esposo de la reina Victoria, fue el gran impulsor del acontecimiento. El fenómeno de las exposiciones universales hay que vincularlo, por tanto, a una manifestación del orgullo europeo por el progreso, en donde se exaltaba todo lo nuevo en la industria, artes y el comercio. Era el momento del triunfo de una burguesía financiera e industrial que acababa de asentarse claramente en el poder porque había cerrado el ciclo revolucionario en Europa occidental, y quería manifestar, satisfecha, sus conquistas en el ámbito material, además de querer maravillarse con materias y productos exóticos del mundo colonial.

Para albergar la maquinaria, técnicas, objetos, productos y materias primas había que construir un espacio grande, funcional y diáfano. Estas exigencias fueron ampliamente satisfechas por su creador, Joseph Paxton (1803-1865). Consiguió levantar en tan solo seis meses el Palacio, que tenía una superficie de setenta mil metros cuadrados, con más de tres mil columnas de hierro y trescientas mil láminas de vidrio. Paxton se basó en la idea de los invernaderos, ya que tenía amplia experiencia en los mismos. Fue un destacadísimo jardinero y naturalista. Se le puede considerar como uno de los impulsores de estas construcciones para plantas, como lo demostraría con un diseño de invernadero de techo curvo para facilitar la iluminación en Chatsworth, o con la construcción de otro gran invernadero -conservatorio- en 1837.

Paxton empleó en el Palacio de Cristal elementos prefabricados y formas modulares, por lo que la construcción se basó en una cuestión de puro montaje. Era la aplicación a la arquitectura de las técnicas que se empleaban para fabricar máquinas. El resultado fue tan deslumbrante que ya con el propio edificio se consiguió el objetivo de la Exposición, es decir, demostrar que no había límites al progreso humano.

El modelo de Paxton de hierro y vidrio fue profusamente empleado para las siguientes exposiciones universales. El momento cumbre del empleo del metal llegó con la Torre de Gustave Eiffel para la Exposición de París de 1889. Eiffel se convirtió en uno de los grandes ingenieros de la Historia. De su taller salieron obras fundamentales en hierro, como el Puente sobre el Duero de Oporto o el Viaducto sobre el Garabit en Francia.

El logro de Paxton en el Crystal Palace debe asociarse al triunfo de los nuevos materiales para la construcción, como era el hierro colado, fruto de los avances en la metalurgia de la Revolución Industrial, junto con el auge de los ingenieros que entraron en el mundo de la construcción para competir con los arquitectos.  A finales del siglo XVIII ya comenzó a emplearse el hierro en puentes en Inglaterra, y en París en la época napoleónica, así como en otros edificios. A medida que avanza el siglo XIX los arquitectos y constructores irán incorporando el hierro colado. Uno de los precursores será Hector Horeau con un verdadero paraguas metálico para Les Halles Centralles de París en 1835. Por su parte, Henri Labrouste intenta combinar la herencia de la belleza de los arquitectos con la funcionalidad del hierro colado, como lo demostrará en la Biblioteca de Sainte-Genevière de París, el primer edificio construido en hierro fundido y en hierro forjado desde los cimientos. En la Biblioteca Nacional de París diseñó una fundamental cúpula de cristal, ligera, sostenida por finas columnas. Por su parte, en el mundo anglosajón destacaría William Fairbairn, fundamental por su empeño en construir edificios e infraestructuras útiles para el nuevo tiempo. El norteamericano James Bogardus se hizo llamar “arquitecto del hierro”, y ha pasado a la Historia por sustituir las paredes exteriores de los edificios por fachadas de hierro colado, realizadas con elementos prefabricados.

Parecía casi un símbolo que el Crystal Palace se quemara en 1936, en una época de intensa crisis y donde ya se había demostrado con la Gran Guerra que el progreso humano tenía serios límites o consecuencias terribles, como muy poco después quedaría definitivamente patente con una nueva y más devastadora guerra.

El Crystal Palace