viernes. 29.03.2024
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Regresemos a la patrimonialización de las dos coronas en un solo soberano. Vinculación patrimonial: ahí está la clave. No hay unidad ni nada de eso, España. Lo que hay es la vinculación de dos coronas, la de Castilla y la de Aragón. Estoy hablando del matrimonio en 1469 de la futura reina Isabel de Castilla y el heredero de la Corona de Aragón, que supondrá, cuando el hijo del rey aragonés Juan II suceda a éste diez años más tarde, la vinculación de los más poderosos reinos de lo que acabarás por ser, si no eres ya, España. Del lado de Fernando, los reinos peninsulares de Aragón, Valencia y Mallorca, el principado de Cataluña y los reinos mediterráneos de Sicilia y Cerdeña; del lado de Isabel, casi toda la Península, salvo las tierras aragonesas, catalanas y valencianas, así como el reino de Navarra, el de Portugal y el reino musulmán de Granada. Una salvedad, las provincias vascas dependían de quien fuera el soberano de la Corona de Castilla pero tenían sus propias leyes, y de resultas de ellas sus privilegios; algo parecido a lo que en su caso ocurría con los reinos que formaban parte de la Corona de Aragón, que conservaban leyes, monedas y aduanas interiores, así como sus instituciones.

Hablemos de territorios peninsulares, de expansión de las coronas vinculadas por el matrimonio entre Isabel y Fernando: el reino de Granada será conquistado por ambos en un año que es todo un hito extraordinario, 1492, incorporación (a la Corona de Castilla, por cierto) con la que se da por finalizada −mejor dicho, damos los historiadores, sólo a efectos de compendio temporal, narrativo si se quiere, lo que ya no volveremos a mencionar aquí− la Reconquista –un asunto difícilmente defendible cuando se trata de reconquistar a alguien algo donde ese alguien lleva ocho siglos viviendo−; y, veinte años más tarde, el reino de Navarra (para ser más exacto, sus territorios peninsulares, no los del norte de los Pirineos, que conste), ya fallecida la reina Isabel, fue incorporado en 1515 a la Corona de Castilla por su viudo, Fernando, tras haber conquistado aquellas tierras tres años antes al intervenir contra los intereses franceses en la Guerra Civil navarra de principios del siglo XVI. Cuando Carlos de Habsburgo, el nieto de los Reyes Católicos, desembarque en las costas asturianas un año después de heredar en 1516 las coronas aragonesa y castellana, y cuanto ambas comportaban, sólo hay un territorio en la península Ibérica sobre el que no ejerce soberanía alguna, el reino de Portugal.

Próxima entrega: tercera parte de 5.4  Tu Edad Moderna 

5.4 Tu Edad Moderna (segunda parte)