sábado. 27.04.2024
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George W. Bush
Con la excusa de la existencia de “armas de destrucción masiva” que nunca existieron, en marzo de 2003 el por entonces presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, ordenó la invasión a Irak; una acción militar que dejó un saldo de cientos de civiles muertos y otros tantos heridos y mutilados.

Kofi Annan, Secretario General de las Naciones Unidas, alertó que dicha invasión era ilegal -según el derecho internacional- ya que violaba la Carta de la ONU.

Pero ninguna de las versiones oficiales que dictaminaban la ilegalidad de la guerra declarada por Estados Unidos, fue considerada. Y en poco más de tres meses fueron asesinados entre 3.200 y 4.300 civiles, según el informe del  Project on Defense Alternatives.

La impunidad de la que goza el ex presidente Bush le jugó hace unos días una mala pasada cuando, en relación al conflicto desatado entre Rusia y Ucrania, sostuvo durante un discurso que “​el resultado es la ausencia de controles y equilibrios en Rusia y la decisión de un hombre de lanzar una invasión sobre Irak, totalmente injustificada y brutal".

Lo que podría calificarse como brutal es la honestidad con la que su subconsciente reconoció sus propios actos.  “Me refiero a Ucrania, je”, corrigió con una sonrisa estúpida dibujada en su rostro. Aunque en voz baja agregó: "Irak también...".

El lapsus de Bush podría interpretarse con la máxima judicial que expresa: "A confesión de partes...relevo de pruebas".



El subconsciente de Bush: a confesión de partes…