lunes. 29.04.2024
palestina

El Estado sionista de Israel, bajo un gobierno neonazi y ultrareligioso presidido por Netanyahu, es una potencia atómica fuera de todo control, sus fuerzas militares son de las mejor equipadas del mundo, jamás han respetado la legalidad internacional ni las resoluciones de Naciones Unidas. Ese Estado sionista lleva más de 70 años empeñado con todos los medios a su alcance en borrar de la faz de la Palestina más que milenaria toda huella del pueblo palestino, provocando para ello el expolio de sus tierras y recursos, la extinción material y física, el refugio y el exilio, la asfixia insoportable de una ocupación militar cada vez más cruel y destructiva.

El pueblo palestino es una comunidad histórica que jamás tuvo Estado ni Ejército, que mantuvo su cohesión nacional, social, cultural, religiosa -de mayoría musulmana y minoría cristiana-, económica, territorial, frente a todas las ocupaciones y anexiones de que ha sido víctima a lo largo de los siglos, en un esfuerzo de tolerancia, convivencia, paz, basados en la tradición, la autoorganización, la defensa a ultranza de su identidad y la voluntad insobornable de supervivencia como nación, territorio y sociedad ejemplar y pacífica.

Y en esas siguen desde Mayo de 1948, que nació el Estado sionista de Israel y en ese mismo momento la limpieza étnica y el expolio de tierras y casas de la población palestina. El último derecho que no pueden arrebatarles, la última esperanza que no puede asesinarles la potencia sionista invasora, es el no resignarse a morir como corderos en el matadero y enfrentar la muerte como última posibilidad de vida. Son expertos en morir y vivir en el filo mismo de los bombardeos o las razzias de los soldados israelíes.

La Franja de Gaza es la cárcel a cielo abierto más grande del mundo; encierra a dos millones de palestinos que malviven casi al 100% de la solidaridad humanitaria internacional

Por si alguien no lo sabía a estas alturas, la Franja de Gaza es la cárcel a cielo abierto más grande del mundo; encierra a dos millones de palestinos que malviven casi al 100% de la solidaridad humanitaria internacional. Franja que el Ejército israelí arrasa regularmente como está haciendo ahora en tiempo real.

El otro trozo de la Palestina ocupada, esquilmada, humillada, está lejos de la Franja de Gaza, y sin la menor conexión con ella. Es el territorio de Cisjordania que el Estado sionista y militarista de Israel ha convertido en un trágico queso gruyere, con un muro que lo circunda y lo trocea a la vez de 8 metros de altura y otros tantos de anchura, con abundancia de torres y puestos de control militares superarmados (los siniestros check points). Ese Muro de la vergüenza hace trizas el territorio, las familias, los barrios, las escuelas, forzando a una población empobrecida y exhausta a dar grandes rodeos para cubrir las necesidades más elementales.

Obviamente, el agua, la luz, el combustible, el trabajo, las medicinas o el abastecimiento de los hospitales, dependen del capricho de la potencia sionista ocupante.

Cisjordania es también, y sobre todo, un repugnante queso gruyere porque el Estado de Israel se cisca en la legalidad internacional y en las resoluciones de Naciones Unidas y construye colonias de extremistas nazi-judíos, fuertemente armadas y protegidas por el ejército, en las mejores tierras y colinas de Cisjordania.

Insisto: controlar para erradicar toda huella de Palestina.

Vayan y vean, y jódanse de miedo y de vergüenza y de impotencia ante este implacable, aunque sin aparentes prisas, genocidio del pueblo palestino. Y luego lo cuentan.

Esto es lo que hay, y todo lo demás es ignorancia, en el mejor de los casos, o hipocresía y canallada, no importa que venga a veces de supuestos "amigos progresistas".

Que se aplique ya la solución de los dos Estados, como exige Naciones Unidas, o a seguir soportando este derroche de muerte y de injusticia y el mayor riesgo para la paz y la estabilidad mundial que sigue estando en ese polvorín del que se enseñorea Israel con el "argumento" de sus silos nucleares fuera de todo control.

Los palestinos tienen derecho a no morir como corderos, es lo mínimo