jueves. 18.04.2024
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Núñez Feijóo se podría encontrar con el regalo de una mayoría absoluta en las elecciones en Galicia

La izquierda gallega no está para tirar cohetes en celebraciones electorales. Aunque el PSdG parece haber frenado su caída con una pérdida de sólo 5.000 votos respecto a diciembre, sigue estando muy por debajo de su resultado de 2011, y no puede considerar mérito propio haber quebrado el “sorpasso” de En Marea.

El demérito ha sido de la coalición En Marea-IU-Anova-Podemos que, tras haber debutado con un estrellato brillante, no ha sabido mantener su “estado de gracia”, perdiendo 67.000 votos de los que obtuvo el 20D: el 20% de ellos, en las tres ciudades en las que gobierna: en todas ha perdido apoyos.

Como complemento, el BNG sigue cayendo, con 25.000 votos menos que los que obtuvo en su derrumbe de diciembre. Un resultado que puede hacer tambalear la estrategia que en su Asamblea orgánica se marcó de cara a su futuro político.

Es posible que Feijóo se esté hoy arrepintiendo de no haber adelantado las elecciones al 26J, porque tenía miedo de unir su suerte a la de Rajoy. Pero también es cierto que afronta el otoño electoral gallego con un panorama en el que sus opositores quedan llenos de incertidumbres.

El único partido en el ámbito de la izquierda que parte en la carrera electoral con una apariencia de tener las cosas en orden es el Socialista. Aunque, como decíamos antes, no porque esté en alza, sino porque parece haber tocado fondo. Al menos ha resuelto lo de tener un candidato. Aunque siga manteniendo muchas cuentas internas pendientes: la elección de secretario/a general y de ejecutiva, la normalización de algunas organizaciones locales y provinciales y la homologación de sus políticas, en las que existe una extraña tensión norte-sur y se mantienen variopintos reinados de taifas. Todo un panorama que –de no resolverse- lastrará al PSdG para presentarse a la Sociedad con un Proyecto de país y con unas alternativas políticas que reconduzcan el desastre de los siete años de gobierno Feijóo.

El BNG tiene candidata, pero su reorganización interna –producida entre el 20D y el 26J- no ha reorientado su rumbo, o la Sociedad aún no lo ha percibido.

Y la coalición de Mareas-Anova-IU-Podemos acaba de sufrir lo que en términos bélicos creo que se llama “bautismo de fuego”. La pérdida del 15% de sus votos de diciembre no es la mejor manera de comenzar la carrera electoral. Y menos aún, cuando para elegir candidato/a van a tener que superar muchas tensiones internas, algunas de las cuales –entre IU y Anova- ya han ido aflorando. Algunos observadores conspicuos están muy atentos para ver cómo se produce la dialéctica entre Xulio Ferreiro (alcalde de A Coruña) y Anova (o Beiras, que en la práctica es lo mismo). Parece que el alcalde coruñés está intentando, de la mano de algunos recientemente descolgados del BNG, preparar un candidato que pudiera reunir los consensos internos adecuados. Pero van a tener un verano más que ajetreado e incierto.

Pero mientras, existe una gran cantidad de problemas generales y sectoriales en cuyo debate no se entra, y en los que se deja a Feijóo campar a sus anchas. Y aunque los votos de la izquierda sumados dan una cifra superior a los votos del PP, con los resultados del 26J en la mano, Núñez Feijóo se podría encontrar con el regalo de una mayoría absoluta.

Bajamar en la izquierda gallega