martes. 19.03.2024
IU

Para quienes militamos en IU es tarea inaplazable abordar los errores de análisis que arrastramos, evidentes tras las últimas convocatorias electorales y la disminución de la movilización social

Comenzamos un año en el que las principales cuestiones planteadas en el recién acabado 2017 seguirán a la búsqueda de desenlace, ahora en un contexto ya plenamente preelectoral. El tiempo político pasará a ser medido en términos casi exclusivamente de acumulación de rentabilidad en votos. Cada gesto, cada decisión se evaluará para fijar el electorado propio y fragilizar el ajeno, y por su utilidad para preparar alianzas y acuerdos que permitan afrontar el nuevo ciclo que abarcará las elecciones europeas, locales y autonómicas. Eso si la situación catalana no desemboca en nuevas elecciones o si Rajoy no precipita un adelanto de generales ante lo encrespado de la situación política y su debilidad parlamentaria.

La crisis es de ciclo largo, y una Izquierda Unida que no tenga una mera vocación de fuerza electoralista debe ser útil, en lo inmediato, para quienes se han quedado plantados en ella: las personas golpeadas por el paro, la precariedad y la desigualdad. Pero también debemos mirar lejos, hacia la construcción de un nuevo país libre de desempleo y de injustas limitaciones de bienes y servicios sociales básicos; una país que supere una permanente crisis territorial, así como la amenaza de un modelo productivo insostenible...No nacimos para pasar del “sí se puede” a resignarnos al “no es posible”.

Si 2017 ha sido un año perdido en términos de legislación positiva aprobada por el Parlamento, nada indica que en este 2018, pese a la programación avanzada por el Gobierno, se logre aumentar la escasísima producción del legislativo. Y ello porque la oposición no logra hacer valer su fuerza parlamentaria y el PP impone su obstrucción en el Congreso.

En el inicio de esta nueva fase, para quienes militamos en Izquierda Unida es tarea inaplazable abordar los errores de análisis que arrastramos, evidentes tras las últimas convocatorias electorales celebradas en todos los ámbitos y la disminución de la movilización social. Se trata de aplicar los acuerdos esenciales de nuestras Asambleas en una realidad concreta que ha cambiado y no responde a nuestras expectativas de forma que sean un apoyo y no un lastre insalvable para confrontar ante proyectos que consolidan un modelo de sociedad desigual (como consecuencia del aumento de la explotación impuesto por el neoliberalismo para salir de la crisis) y de incertidumbre vital para la mayoría trabajadora. Esto lo debemos hacer de forma perentoria y colectiva.

Para quienes firmamos este artículo, que vivimos y trabajamos en Madrid, es especialmente significativo que 2017 se haya despedido con una convulsión en lo que constituía el  “logro” de esta fase en el principal ayuntamiento del cambio por su relevancia política como capital del Estado. La destitución de nuestro compañero Carlos Sánchez Mato (consecuencia del cerco y hostigamiento político y jurídico de Montoro) ha mostrado que el diseño de ‘Ahora Madrid’ se ha desvelado inútil como espacio real de confluencia y  meramente eficaz como “lista de la alcaldesa”. Y esta crisis se añade a la de otras candidaturas de unidad popular, al menos en Madrid.

‘Unidos Podemos’ es un espacio electoral que viene perdiendo fuelle. Es el caso de las confluencia gallega y, como acabamos de comprobar, también de la catalana

Todas las encuestas, y los mismos resultados de las elecciones habidas, muestran una derechización de la representación política al tiempo que el cierre paulatino de esa “ventana de oportunidad” para el cambio que desde 2013 justificó la estrategia seguida, pero donde la unidad no ha sumado. ‘Unidos Podemos’, la confluencia realmente existente, es un espacio electoral que viene perdiendo fuelle. Es el caso de las confluencia gallega y, como acabamos de comprobar, también de la catalana.

La propuesta de “ruptura” no opera hoy como objetivo real que ofrecer a una sociedad que no entiende nuestra actuación en cuestiones catalizadoras del debate público. Las fuerzas que se definen a sí mismas como rupturistas son escasas.

Pero nada de lo hecho estos años es en balde ni inútil. No se trata de desandar ni flagelarse. Menos aún de replegarse para una etapa de interiorización. Sí, desde luego, de reevaluarnos y reorientar nuestro discurso y acción política.

Seguirán siendo necesarias esas “alianzas en torno a programas y principios” que señala el coordinador federal de IU en su carta de fin de año a la militancia y las seguiremos construyendo, como se dice en ella,  “con la flexibilidad en la táctica y la firmeza de criterios”.

La experiencia nos fortalece.


Carlos Gutiérrez Calderón, Carmen Domínguez-Godínez, Carolina Cordero, José Antonio García Rubio, Lali Vaquero, Paloma López (Miembros de IU Madrid en la Coordinadora Federal de IU)

Revaluar una estrategia política agotada