viernes. 29.03.2024

¿Qué hay que debatir sobre defensa?:

¿Qué se defiende? | ¿Cómo se defiende? | ¿Quién nos defiende? | ¿Qué presupuestos? | ¿Cómo se toman las decisiones? | ¿Qué política de personal? | ¿Qué política de armamentos? | ¿Qué presupuestos y qué deuda? | ¿Qué misiones e intervenciones?

Una vez que se ha iniciado oficialmente la campaña electoral es oportuno, dejando aparte las pasiones que en tantas ocasiones guían las preferencias políticas de los electores por encima de las razones, entrar a realizar un análisis de las diferentes ofertas en juego.

La importancia de debatir sobre defensa en la campaña electoral y después.

Particularmente nos queremos centrar en los aspectos relacionados con la defensa y seguridad que normalmente son materias en las que no se suele reparar, a pesar de su enorme trascendencia, pues a) componen un elevado gasto y consumen cuantiosos y no siempre bien explicados impuestos en detrimento de necesidades sociales importantes; b) implican relaciones internacionales amistosas o enemistosas de enorme repercusión internacional y política; c) incorporan argumentos éticos o políticos acerca del uso de la fuerza, de la paz y del bienestar de los pueblos y d) lo relacionado con la defensa aparece normalmente como un campo opaco y sustraído del debate social e incluso parlamentario, hasta el punto de que los principales documentos del planeamiento (por ejemplo, la Directiva de Defensa Nacional, que define qué hay que defender, con qué objetivos, con qué instrumentos, en qué despliegue, etc; el Documento de Doctrina de Seguridad, o los programas de adquisición de armamentos, que señalan si el armamento a comprar es meramente defensivo o no ofensivo o si debe ser de “proyección” y susceptible de uso para agredir a miles de kilómetros de España) ni siquiera son debatidos y deliberados en el Parlamento.

Aclaremos, también, que en materia de defensa existe un consenso tácito entre los más relevantes partidos políticos, principalmente el PP y el PSOE, los partidos que se alternan en el gobierno, lo que dota de plena continuidad a las políticas en esta materia con tres ideas fuerza:

● Hay un perenne proceso de modernización y profesionalización del ejército que implica un creciente gasto militar y un ciclo constante de endeudamiento.

● El ejército sirve como herramienta de posicionamiento de España en la política internacional y es usado básicamente con este fin.

● España se integra en su concepción de defensa a la idea de defensa militar usual en el atlántico norte, lo que implica su participación e implicación doctrinal en el modelo militar de disuasión-prevención-injerencia usual en Estados Unidos, principal aliado militar, y los instrumentos militares de la OTAN.

En segundo lugar, hay que aclarar que en general los partidos no prestan demasiada atención a este tipo de asuntos y que, salvo el PSOE y el PP, no cuentan con conocimientos ni personal excesivamente especializado. Incluso puede decirse que los diputados españoles, salvo excepciones, se conforman con una visión superficial, estereotipada y acrítica, pero no tienen un dibujo de la política de defensa a la que aspiran y sí, más bien, posiciones puntuales sobre diversos acontecimientos, sobre todo noticiables y mediáticos, ante los que muestran su aprobación o rechazo. Este aspecto hace que sea realmente acuciante retomar socialmente el tema de la defensa para que ésta pueda tener verdaderos debates democráticos ya que no los hace la clase política.

Qué hay que debatir sobre defensa.

Entrando en las propuestas concretas, hemos analizado los de las principales fuerzas parlamentarias (es decir, PP, PSOE; IU, CIU, BNG y UPD). De las restantes y muy a nuestro pesar no podemos decir nada por la sencilla razón de que ni siquiera han atendido a esta materia en sus programas específicos. También analizamos EQUO pues el CIS le asigna un hipotético diputado. En nuestra opinión, diez son los elementos esenciales a valorar si es que quieren hacer un trabajo serio:

1.- ¿Qué se defiende?

La gran linea divisoria en materia de qué defender se establece entre los modelos de defensa nacional y los de seguridad humana. Los primeros prometen defender el territorio, la integridad nacional, el status quo, los intereses económicos fuera de nuestras fronteras, y en ellos lo militar y la violencia aparecen como las concepciones exclusivas o preponderantes. Los segundos buscan una defensa orientada a promover los derechos y los intereses de las personas, a la lucha contra la injusticia, a los logros sociales, al desarrollo humano, a alcanzar los Objetivos del MiIlenio, y en ellos no tiene tanto encaje ni la violencia ni lo militar, y abogan por enfoques diplomáticos, de negociación, solidaridad y cooperación y diálogo y justicia internacional.

Éste es el gran debate que debería tener la sociedad española en temas de defensa dentro de una campaña electoral. De las decisiones que se tomen en él dependen todas las demás. Si nuestros partidos políticos ocultan este debate nos están negando la verdadera posibilidad de tener soberanía en las cuestiones de defensa.

Por desgracia nuestros partidos políticos no han realizado nunca explícitamente este debate entre sus bases ni entre sus dirigentes. Ello porque muchos ni siquiera lo conocen y/o no están de acuerdo en el alcance que tendría debatir qué se quiere debatir sobre los intereses creados 

El PP y el PSOE, sin decirlo en sus programas (aunque se deriva del conocimiento de los documentos oficiales aprobados por ambos cuando han estado en el gobierno), están en una línea compartida que asume como grandes objetivos el mantenimiento del status quo mundial y estatal, proponen el mantenimiento del actual orden geoestratégico internacional y del derecho internacional que lo sustenta: es esto lo que hay que defender frente a un enemigo definido como un riesgo difuso e inconcreto y para ello se predica la defensa del paradigma occidental, bajo la adscripción a la OTAN, el fortalecimiento de una linea militar en la UE y la apuesta por una Política Europea de Seguridad y Defensa Común.

También es cierto que el PSOE insinúa en su programa, aunque de forma algo ambigua, la apuesta por el tránsito hacia una concepción de la defensa basada en la idea de seguridad humana. Pero lo hace de forma retórica y equívoca, al proponer más bien una seguridad humana defendida militarmente y con el complemento de otras líneas (ayuda al desarrollo, diplomacia, etc) y no una promoción de la seguridad humana desde el desarrollo de un modelo de defensa desmilitarizado.

IU, en cambio, sí propone un mensaje más basado en la idea de seguridad humana y promueve la necesidad de una actuación alternativa a la vigente en materia de defensa, aunque no lo acaba de concretar del todo en muchos aspectos. Sus objetivos sobre qué defender son más coherentes con ésta línea: el desarme, la lucha contra el hambre y la enfermedad, el control de la exportación de armas, el cambio de modelo socioeconómico.

BNG afirma que rechaza un diseño militarista de la defensa y más adelante afirma que hay que limitar el papel de las fuerzas armadas a la defensa del territorio frente a ataques exteriores, evitando su participacón en operaciones militares de agresión a otros países.

CiU se muestra un firme partidario de la defensa militarista e incluso concreta más sus propuestas que los dos grandes partidos. Aboga por defender los intereses de los ciudadanos catalanes fuera de nuestras fronteras, también por defender las inversiones en América Latina y en Asia, dando a la política de defensa un tinte mercantilista e insolidario que alarma. Para ello también aboga por defender nuestras fronteras interiores y la política FRONTEX frente a los de fuera, además de las vías de comunicación y transporte (vitales para nuestras importaciones de petróleo). Por último llama la atención su interés por defender a los cristianos perseguidos en otras partes del mundo, lo cual parece incluso asombroso a estas alturas del siglo XXI.

UPyD por su parte, reabre un debate que ya pensábamos sepultado en la democracia española: el enemigo interior. Efectivamente dos de sus propuestas son altamente alarmantes:

● Establecimiento de la obligación de todos los miembros de la UE a la protección y al respeto de sus fronteras interiores y a la integridad territorial de los Estados Miembros, incluyendo el reconocimiento de no alternación de las fronteras en procesos de secesión o independencia unilateral.

● Expulsión inmediata de la UE de cualquier territorio que se segregue o independice unilateralmente de cualquier estado miembro.

2.- ¿Cómo se defiende?

El Partido Popular fija una posición clara: la defensa es militar y bajo ordenación y mando militar, pero debe incorporar, dada la transformación de nuestras sociedades, otros elementos y herramientas no militares (disuasión, persuasión, cooperación al desarrollo e inteligencia) como parte de la política de seguridad y defensa. ¿Cómo plantea hacer esto? Convirtiendo estos elementos no militares en recursos a utilizar, complementos u opciones en una estrategia militar de defensa; es decir, militarizando los elementos no militares de la seguridad.

El PSOE hace un canto al concepto de seguridad humana y aboga por un cambio de concepción desde la vieja idea de defensa a la nueva de seguridad, para entender que el ejército debe tener un enfoque puramente disuasivo y que junto a la dimensión militar debe incorporarse otra dimensión política, económica, financiera, alimentaria, energética, medioambiental y que esta complementariedad de herramientas deben usarse en una estrategia de defensa de contornos nacional, europea, transatlántica y global.

IU apuesta por un enfoque más concreto y, en parte, basado en las estructuras. Propone rediseñar y democratizar la ONU, salirnos de la OTAN y la disolución de la misma, la desaparición de las bases militares yankis y la no colaboración con la guerra de las galaxias. Por otro lado, en el aspecto positivo, aboga por la prevención diplomática de los conflictos y el abandono de la guerra y de la amenaza de su uso.

En una linea parecida, BNG propone salir de la OTAN y de las operaciones internacionales en las que España participa, democratizar la ONU hacia el objetivo de promover un orden internacional justo, y promover una acción enérgica hacia marruecos por la ocupacion del Sahara occidental, y una acción hacia Oriente Medio proclive al respeto de los derechos huanos y al reconocimiento de Palestina..

CiU tiene una línea claramente militarista y, salvo proponer que la ONU sea un árbitro en conflictos internacionales y una apuesta (que no concreta) por la vía diplomática para resolver conflictos, propone abrir la OTAN a la incorporación de nuevos miembros (si son democráticos), e incrementar las misiones militares de paz, con lo que ello supondría de aumentar la política intervencionista española en el extranjero. Afirma también que se ha de cambiar la Política Exterior de la UE para que promueva la paz, el desarme, la cooperación y la democracia.

UPyD no concreta bien el cómo defendernos, quizá porque se mueve en los mismos parámetros que PP y PSOE y no le interesa definirse en estos temas, tan sólo promueva la “liquidación de la Alianza de Civilizaciones”.

En este aspecto EQUO sorprende porque propone articular “un cuerpo civil de intervención y reconstrucción de Estados”. ¿Dónde queda el respeto a las propias políticas de los demás países, vamos ahora a intervenir por lo militar y luego por lo civil? Quizá no entendamos esta propuesta pero nos parece que el tono tan intervencionista no pega bien con un partido que quiere ser alternativa a las políticas actuales. Además, esta propuesta la encabeza la idea de que ha de suponer la encarnación de la Estrategia Española de Seguridad (documento totalmente militarista e intervencionista publicado por el PSOE y escrito por el ex-secretario general de la OTAN Javier Solana. Casi a continuación, de manera bastante incoherente, EQUO propone resolver los conflictos por vías noviolentas, pero no especifica cómo y este detalle es muy importante. Sin concretar parece un mero brindis para captar electorado noviolento.

Juan Carlos Rois y José Ambrona Cárdaba  |  Colectivo Utopía Contagiosa

Los programas electorales y la Defensa | (1)