jueves. 25.04.2024

El PSOE va camino de seguir a los socialistas griegos, en el peor de los casos. O poniéndonos en el mejor, en continuar el camino de los socialistas alemanes

El sábado 1º de octubre, por primera vez en muchos años (al menos yo no tengo recuerdo de algo parecido) se transmitió la fractura de un partido casi en directo. Un tremendo choque de trenes, por decirlo de alguna forma, en el que la ciudadanía percibió la falta de bases ideológicas. Una mera pelea de poderes personales, porque ni siquiera era una confrontación de diferentes tácticas para desarrollar un proyecto común. Hay quien insinúa que es debido a la presión de poderes fácticos. Si así fuera, no se entiende como a esos poderes fácticos no les interesa más ir por las terceras elecciones, propiciar un eventual apoyo del PSOE a una investidura solo tendría algo de sentido si no lo preside Rajoy y se provoca una renovación en el PP estando gobernando. Es cierto que además obligaría a que Podemos gestione la actual posición en el parlamento durante la legislatura. Sería hilar muy fino, sostener un gobierno minoritario, un PSOE en reconstrucción y Podemos intentando cohesionar todas las fuerzas que lo componen.

El PSOE no tiene solución, la gestora no parece pensada para curar heridas. Inicialmente se hablaba de que sería fugaz en su temporalidad pero ya es indefinida… así que nada, tendremos gestora hasta el próximo año, esperando a que haya acuerdo de investidura o nuevas elecciones. Si hay elecciones, después de ellas vendrá Susana Díaz a “salvar el partido”. Esta vez seguramente se atreva, ya que contará con que una mayor caída electoral del PSOE será imposible. Así podrá estar unos cuantos años como secretaria general y nadie podrá decirle aquello de que peores resultados no se pueden tener. Si hay acuerdo de investidura, aguardará un poco más para poder analizar por donde van los derroteros.

El futuro de la izquierda no estará en el PSOE, sino en Podemos, siempre y cuando los “Errejones” puedan imponerse a los “Iglesias”. Qué dualidad mas parecida a la de los primeros años de la transición en el PSOE: González-Guerra. González encandilaba a las masas y Guerra era el “encantador de serpientes” de la militancia. Habrá que esperar cómo se distribuyen en Podemos los papeles. Por ahora todo apunta a que lo están haciendo en dirección contraria, es decir, Iglesias intenta hacer de González, pero su perfil es más parecido al de Guerra. Según como resuelvan está dualidad les será más fácil o difícil convertirse en la referencia de la izquierda. Por otra parte tienen que resolver la participación dentro del partido y la dudosa forma “democrática” de proceder en las votaciones porque la utilización de las nuevas tecnologías es mas propicia a pucherazos, ya sea por hackers o por la propia cúpula.

El PSOE va camino de seguir a los socialistas griegos, en el peor de los casos. O poniéndonos en el mejor, en continuar el camino de los socialistas alemanes. Que por cierto, estos últimos aprobaron entrar en el gobierno de Merkel consultando a las bases.

Pero lo peor de todo es que la ciudadanía acaba de comprobar que no hay cuadros en los partidos sin intereses personales, con inteligencia, respetuosos con los compañeros, que sepan trabajar juntos por un bien común. Éstos son habitualmente expulsados por las propias dinámicas internas, quedando los partidos, los militantes y la ciudadanía en manos de unos mediocres desaprensivos.

El futuro de la izquierda en España