viernes. 29.03.2024
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Uno de los elementos observables en la radicalización es la propia autoimagen. Su identidad base se fundamenta en cierto sentido de superioridad, que se sustenta en su consideración como vanguardia del islam

La sensación de falta de reconocimiento y aceptación por parte de la sociedad de acogida, puede redundar en una fijación psicológica, por la que el entorno, social y cultural, es percibido como hostil al individuo. Ello contribuye a la acumulación de relaciones negativas, que actúan como fuentes de frustración, y que contribuyen a la búsqueda de culpas en factores exógenos. De ahí que unas expectativas más altas que las de otros, y el desfase entre estas y la realidad con la que se encuentran, redunden en una mayor incidencia de la frustración. Prueba de ello, son los casos de radicalización de estudiantes de países de religión musulmana, que estudian parte de su carrera universitaria en Europa.  Uno de los sujetos más reseñables y conocidos por su participación en el 11-M es Sarhane Ben Abdelmajid Fakhet,El Tunecino” del que el libro Conexión Madrid de Justin Webster e Ignacio Orovio  da cuenta de sus años por Madrid. Su caso bien podría ajustarse a la anterior descripción. Sarhane Ben Abdelmajid Fakhet, nació en julio de 1968 en Túnez. Vino a España con una beca de la Agencia Española de Cooperación Internacional para doctorarse en economía en la Universidad Autónoma de Madrid en 1994.Provenía de una familia acomodada, pero con la cual no tenía ninguna relación, ni siquiera para ir a verla en verano, viaje que podía permitirse. Los que le conocieron en su época de estudiante, lo describen como comedido, respetuoso, algo tímido, muy estudioso y con ciertas convicciones religiosas. Destacan que hacía esfuerzos por aprender castellano e integrarse entre sus compañeros; no obstante, pasaba todo el día en la universidad y en la biblioteca. Mantuvo cierta relación de amistad con un turco llamado Ciftci que, habiendo concluido con éxito su integración social, solía recibir consejos por parte de Sarhane sobre cómo ser un buen musulmán.

Según cuenta Jerch, un chico alemán que coincidió con él, “tenía ideas claras”, pero en las discusiones delataba poca capacidad de razonar, manifestándose como dogmático y con argumentos poco elaborados. Otra compañera de clase destaca su poca capacidad de asumir las críticas u opiniones opuestas, cuando se atacaban los ejemplos poco sólidos que Sarhane solía utilizar como argumento.

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Su interés pasaba únicamente por los estudios, de manera que rara vez solía interactuar con la gente de la universidad, más allá del ámbito de la misma. A medida que pasaba el tiempo, sus dificultades para integrarse se agravaron. Rechazaba la vida nocturna de sus compañeros; además, estos destacan su falta de capacidad de ínter actuación con las mujeres. Acostumbrado al tipo de trato de su país de origen, tendía a ser esquivo, poniéndose nervioso cada vez que se veía obligado a tratarlas. Según declaró una compañera de su clase, el trato de Sarhane con las mujeres era “una prueba que él no se ve capaz de superar, pero también quiere mostrarse como una persona fuerte y protector de las mujeres, y a cambio pide sumisión. Y esto, en la cultura occidental, no se produce como él pensaba”. Lo que sí parece comprobado es que su vida sexual fue nula. Sin embargo, combinaba este hecho con la búsqueda continua de una mujer “adecuada”, es decir, una buena musulmana. De aspecto algo desaliñado, pese a gozar de una beca española y vivir en un régimen de libertades que, como el mismo admitía, en Túnez era inconcebible, sus críticas hacia Occidente y el llamado “doble rasero” aumentaron de forma notoria. Según cuentan, él mismo dijo que una beca “no es una compra de ideas”. Parece que intentó crear una asociación islamica de estudiantes, pero sólo consiguió que la universidad asignara un lugar donde los estudiantes pudiesen rezar. También elaboró un proyecto para montar una radio en árabe en España. Ciftci destaca que sus críticas hacia Occidente aumentaron según su estado de aislamiento se agravaba; además, de manera continua, parecía estar generándose en él una suerte de rencor hacia el entorno que denotaba un sentimiento de discriminación. Comenzó a visitar la mezquita de la M-30 y a acudir a la universidad por la tarde, mientras que sus compañeros lo hacían por la mañana. Dejó también de mantener el contacto con el encargado de guiar su tesis. Según su amigo turco, Sarhane se preguntaba constantemente:

 “¿Por qué ellos son así y nosotros  somos así?” / “¿Por qué ellos son mejores que nosotros?” / “Yo también soy un hombre, soy inteligente, un economista, un estudiante” / “¿Pero por qué no soy igual que ellos?”

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Es en la mezquita de la M-30 cuando Sarhane conoce a Amer Azizi, alias “Othman Al Andalusí”

En 1998, tras cuatro años en la universidad, terminó su beca. Parece ser que cambió la temática de su tesis, referente al sistema contable europeo, por la banca islámica o las finanzas según la ley islámica. El mismo año, hizo su primer peregrinaje a La Meca. Lo extraño en Sarhane, para su amigo Ciftci, no era que cambiara, “sino precisamente que no cambiara, su falta de evolución, su aislamiento”. Es en torno a la mezquita de la M-30, donde Sarhane encontrará su ámbito de relación social.

Cuando Sarhane abandona el entorno universitario, acude con asiduidad a la mezquita de la M-30, donde además trabajaba como contable. Como en la universidad, solía estudiar mucho. Lo cierto es que la imagen que de él tenían en la universidad, contrastaba con la imagen que de él tenían sus compañeros de oración. Culto, dialogante, templado, sociable, que sabía escuchar, y con fama de generoso y hospitalario. Según Ciftci, “alrededor de Sarhane no había  amigos que criticaban a Sarhane, había gente que adoraba a Sarhane”, “en la mezquita, desde la gente de limpieza hasta lo más alto, todo el mundo conocía a Sarhane”. Según Muad, “era buena persona, una persona que escuchaba”. En la mezquita, Sarhane tenía fama de generoso y hospitalario, y según Mohammed, “cuando encuentra chicos sin casa, que están buscando una casa de alquiler, él los recibe en la suya y la comparte con ellos”; claro que eso exigía que “si uno entraba y no rezaba con él, entonces se enfadaba un poco”. Un modelo de buen musulmán. Según relatan las personas que le trataron, Sarhane solía asistir los sábados a clase de religión, y "lloraba de emoción cuando leía. Parece increíble, pero era un sentimental".

Es en esa Mezquita cuando Sarhane conoce a Amer Azizi, alias “Othman Al Andalusí”. Uno de los alumnos más aplicados de la mezquita de la M-30, llega a Madrid a mediados de los años noventa y, a finales de los mismos, se casa con una española, con la que tendrá tres hijos. Tras dedicarse a la instalación de antenas parabólicas,  Azizi trabajaba de traductor en la mezquita de la M-30, lugar en el que coincidió con Sarhane, tanto por trabajar juntos en el centro, como por acudir a clases religiosas. De orígenes humildes, Amer memorizó el Corán, pudiendo recitarlo casi de memoria. Según cuenta uno de los trabajadores del centro, “Amer era un trabajador pobre, sencillo. Siempre se preocupaba tanto de estudiar, como de recitar el Corán. Recitaba muy bien porque puso interés”.

Tras su paso por Afganistán, Azizi se convirtió en una persona bastante popular, un icono para los jóvenes de Lavapiés. Además, dada su formación religiosa, era visto  como alguien que se había ganado con esfuerzo la fama de docto y religioso que tenía. Un sujeto coherente, pues   había pasado de las palabras a la acción.  Azizi huye de España en   noviembre de 2001, después del desmantelamiento de la celula de Abu Dahdah. Primero viajara a Irán y de allí a Afganistán. Tras unos meses de separación, ese mismo año su esposa se pudo reunir  con el   gracias a la ayuda que le brindó Mustafá Maymouni.

El perfil islamista de Sarhane se fue elevando tras conocer a Amer Azizi, y a Mustafá Maymouni. "Últimamente se había aislado de todos", dice un joven inmigrante que le conoció hace unos cuatro años. "Se volvió muy riguroso, se metía constantemente con los cristianos, con los españoles, y nos llamaba incrédulos a muchos de nosotros, que somos practicantes y sabemos de nuestra religión. No se llevaba bien con casi nadie por este motivo. Si no le seguías la corriente, decía que ibas a ir al infierno”. Le consideraban un "comecocos", "pero la moderación que hay aquí no le gustaba, y dejó de venir".

Uno de los elementos observables en la radicalización es la propia autoimagen. Su identidad base se fundamenta en cierto sentido de superioridad, que se sustenta en su consideración como vanguardia del islam, al creer que su sensibilidad y compromiso es mayor hacia la umma que la del resto de musulmanes de su entorno. Dado el diagnóstico que realizan sobre la situación del islam en el mundo, puede observarse como, en algunos casos, los individuos radicalizados que siguen acudiendo a redes sociales de carácter más abierto, como son las mezquitas, entran en conflicto con otros musulmanes, al no compartir estos su ideología extrema. Azizi, tras su paso por Afganistán, era considerado, además de un docto, un musulmán que había pasado de las palabras a la acción. Según el imán Mounir, de la mezquita de la M-30, “ese sí que opinaba y fuerte. Siempre sacaba temas. Que teníamos que ir ahí a luchar en Afganistán, Palestina. Dijo que para ir a la yihad no es sólo coger e ir, había que organizarse”. Azizi y los demás eran conscientes de que el imán sospechaba de su adhesión al yihadismo, de manera que aprovechaban las ocasiones que se les presentaban para atacarlo y presionarlo desde posturas extremistas. Por aquel entonces, Sarhane se mantenía callado, pero el día que Amer comenzó a debatir con el imán Mounir sobre la legitimidad de pagar impuestos, Sarhane que, al igual que  Azizi, sostenía que pagar intereses era inaceptable desde el punto de vista del islam, empezó a tomar parte en este tipo de presiones. Según avanzaron los días y las discusiones, y dada la formación religiosa del imán Mounir, según declaraciones de los testigos, “normalmente Mounir ganaba a Sarhane”, “no recuerdo que nadie le diera la razón a Sarhane, siempre estaba solo. Luego se callaba porque la gente se lanzaba contra él, porque estaba haciendo perder el tiempo a la gente. Nosotros íbamos a aprender.” Donde además, muchas veces le dijo que “si todas estas cosas que te ha dicho Mounir no te convencen, por favor déjalo”. Un día, en el sermón del viernes, en verano de 2001, Mounir hizo referencia  “al que piensa que sabe mucho del islam, pero hace daño al islam”. Según Mohammed, testigo del acontecimiento, se refería a esa gente que cree que “dejándote barba ya eras un sabio del islam, un jeque, que podías hacer fatuas”, y como Amer y los suyos llevaban barba “pensaban que se refería a ellos, y se enfadaron”. Después, todos salieron furiosos de la mezquita. Según parece, Amer proclamó una fatua, excomulgando la mezquita y a Mounir, y prohibiendo que rezaran detrás de él. Según cuenta Mounir, “dejaron el centro cuando me enfrenté a ellos, cuando dijeron que era un incrédulo”. En una barbacoa posterior, en el río Alberche, se consumará la división. El grupo alrededor de Azizi deja de acudir a la mezquita de la M-30. Al criticar Azizi, durante la reunión en el río, al imán Mounir, y al no estar éste presente, Abdula hizo de defensor de 11m-3Mounir. Según cuenta Abdula, en el libro “Conexión Madrid”, los argumentos de Azizi “eran  fáciles de entender, pues además ganaban valor con la simple reproducción de un hadiz, ante una audiencia sin formación religiosa”. Un tipo de discurso en el que continuamente llamaba a la acción, y que era, sin duda, mucho más atractivo para los jóvenes que otro más moderado.

Según Muad, bibliotecario de la M-30, Sarhane aún no se declaraba abiertamente seguidor de Azizi, pero la influencia de Azizi sobre él iba en ascenso. Durante el encuentro del río, “estaba claro que Sarhane estaba con Azizi”, “Sarhane no opinaba, pocas veces le he visto  hablar en alto. Lo apoyaba de otra manera, en silencio, y hablaba mucho a solas con Azizi y Abu Dadah.”. Abu Dadah, destacado miembro de Al-Qaeda, al que Azizi se dirigía como “emir”.

Mustafá Maymouni otro de los protagonistas en 11-M organizó dos células: una en Marruecos, y otra, en la que estaba trabajando, en España. Tras la huida de Azizi de España a finales de 2001, y tras la detención por los atentados de Casablanca de Maymouni, con cuya hermana se había casado Sarhane,  tras años de búsqueda, este se convirtió en cabecilla local de los terroristas del 11-M. El instructor de la investigación de los atentados del 11 de marzo le define, en el auto de instrucción, como "el presunto elemento dinamizador de la actividad previa de concienciación de la yihad entre las personas de su entorno”.

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Sarhane solía pedir a Khalid Zeimo, que trabajaba en una copistería, copias de manifestaciones de Osama Bin Laden, para repartirlas, posteriormente, en reuniones que mantenían en su piso. Sarhane invitaba a desayunar a su casa a muchos de los miembros de la célula del  11-M, para mostrarles vídeos "sobre matanzas de niños y paisanos en Chechenia por parte de los rusos". Las sesiones se completaban con el visionado de otros vídeos, en los que se ven acciones armadas de guerrilleros chechenos y de Argelia. Un inspector que declaró como testigo en el juicio, dijo que Sarhane "era un islamista de nivel. Era una persona que, entre sus propios acólitos, había llegado a causar miedo en algunas ocasiones, dadas sus manifestaciones de extremismo exagerado". "Hay personas que, posiblemente, salvaron su vida simplemente por el miedo que les causó El Tunecino". 

Un testigo declaró que las reuniones de la célula tenían lugar en dos viviendas: una en San Cristóbal de Los Ángeles y otra en Villaverde Bajo, ambas en Madrid. A las mismas asistían, aunque sin formar parte de la célula, Jamal Zougam y Rabei Osman. Reuniones en casas particulares, en mezquitas y en locales comerciales de Madrid. Aquellos encuentros realizados entre el 2001 y el 2003 sirvieron a Sarhane a captara parte de la célula. Abdelouahid Berraj, el peluquero socio de Jamal Zougam, que prestaba su comercio de Lavapiés para las ceremonias de purificación con agua de La Meca conto como Sarhane se valían de cualquier motivo para realizar labores de captación y adoctrinamiento. Para esta epoca, Amer Azizi ya era subcomandante operativo de Al-Qaeda Central para después ejercer funciones en el comité de propaganda para ser finalmente designado  en 2003 por el propio Osama bin Laden adjunto al jefe de operaciones externas de la red terrorista..

1Un testigo del juicio contó cómo, viviendo con Basel Ghalyun, el piso era frecuentemente visitado por Sarhane. Sarhane y Basel se conocían de visitar la tienda de Muhannad Almallah, y el piso de Basel estaba justo encima. Dicha casa “era frecuentada por bastante gente que entraba y salía. El ambiente de la casa era bastante extremista. Estaban como enjaulados y, al mismo tiempo, se protegían para que nadie supiese lo que hablaban”. Los rezos y oraciones se mezclaban con conversaciones, de las que ninguna tocaba nada cotidiano. Respecto a la imagen de Sarhane, el testigo dijo que “apreciaban bastante su opinión. Todo el respeto era hacia Sarhane.” Un respeto y liderazgo  que probablemente no supo ganarse en ningún otro ámbito  de la vida.

Sin su puesto anterior  la Mezquita de la M-30, habiendo echado por tierra la oportunidad que le dio la Agencia Española de Cooperación, renovó su permiso de trabajo el 14 de marzo de 2003, según parece entre el junio y octubre trabajo con notable éxito  en una inmobiliaria

En verano del 2003 pare que ya había mostrado la   intención de atentar en España según Zeimi Pardo  "Hace seis o siete meses me preguntó si quería trabajar en la religión de Alá…Entendí que se refería a hacer la yihad en Irak, ya que Sarhane era muy recurrente en ese tema". Es en esta misma época cuando se calcula de Jamal Ahmidan se sumo a la célula de Madrid. En octubre, Sarhane se casa con la hermana de Mustafá Maimouni de apenas 18 años. La otra hermana de Mustafá se casaría con Imad al Libi, un destacado miembro del GICL. Recientemente ha salido a la luz que el hijo de Mustafá  y sobrino de Sarhane, de apenas de 16 año, esta luchando en Siria a favor del Estado Islamico. Sarhane Vivía con Toni Radev Milenov, un islamista radical de nacionalidad búlgara, y Sanel Sjerika, un joven estudiante bosnio. Por la oficina apenas iba 15 minutos al día y no volvió a hacer una sola venta. Sus planes avanzaban en compañía de Jamal Ahmidan, jefe operativo de la célula. Asi, Jamal, Amer y Sarhane son tres sujetos sin los cuales difícilmente puede entenderse el 11-M.

La célula del 11-M, no era una célula independiente, a las relaciones con el Grupo Islámico Combatiente Marroquí puede sumársele las del Grupo Islámico Combatiente Libio pues entre finales de 2003 y hasta principios de 2004, Sarhane podría haber mantenido relación telefónica con quien fuera su   máximo cabecilla Abdelhakim Belhadj. Por este motivo estuvo en prisión hasta que, en 2010fue amnistiado por el régimen de Gadafi. Según Fernando  Reinares la idea inicial de un atentado en España provendría de Amer Azizi, dataría de  diciembre de 2001 durante su estancia en Karachi y lo seria en venganza por el desmantelamiento de la célula de Abu Daddah. Esta decisión se ratificaría  después en una reunión en Estambul a la que asistieron delegados del GICL, del GICM y de su  análoga tunecina en febrero del 2002. El propio Amer Azizi estuvo a principios del año 2001 en campo de entrenamiento  Aby Yayhya, que el GICL tenía cerca de Kabul en que también estaba presente el GICM. Según Fernando Reinares, seria Abdelatif Murafik “Malek el Andalusi” del GICM, quien ordenó a Mustafa Maymouni establecer una célula terrorista en Madrid en el años 2002.

Sarhane murió junto a Jamal Ahmidan y parte de la célula el 3 de abril del 2004 durante el sitió de su guarida en Leganes. Al-Qaeda confirmo la muerte de Amer Azizi en el año 2010. Este murió el 1 de diciembre de 2005 cuando un misil disparado por un avión sin piloto de la CIA impactó contra un edificio en la región de Waziristán del Norte. Junto con Azizi murieron en aquel ataque otros cuatro terroristas, incluido nada menos que Hamza Rabia, que era entonces el jefe de las operaciones externas de Al Qaeda y dek que Azizi llegó a ser su brazo derecho.

Amer, Sarhane y el 11-M