Europa 3.0 | El icosioctaedro es un poliedro con 28 caras o facetas, tantas como naciones componen la comunidad diversa que llamamos Unión Europea. Si hiciéramos una proyección de esa figura sobre un papel, tendríamos un modelo listo para armar de nuevo. Pero en el origami tradicional no sirven los atajos construyendo: nada de romper, cortar o pegar artificialmente. Es bajo esas mismas premisas como imaginamos la reconstrucción de nuestra casa común, el hogar europeo, con el diálogo y la palabra como aristas donde convergen distintas miradas.
El calendario ha querido que coincidan en estas fechas un proceso electoral calificado de diferente y un paisaje de crisis. Crisis de crecimiento y crisis económica. Un momento de cambio y esperanza, pero también (sería absurdo negar la evidencia) del renacimiento de la duda y la “eurodecepción”. Existe un alto porcentaje de ciudadanos que ve a Europa, antaño promesa de estabilidad, como una quimera, una entelequia de compleja burocracia, tornándose más reacio a la participación en las urnas.
En este contexto, es una necesidad reflexionar sobre errores y aciertos, sobre el embrollo y su solución. Promover, si no una refundación, si un cambio de rumbo en la aventura de Europa. Y la palabra tiene el potencial de imaginar (incluso crear) el futuro de una comunidad.
Palabras que nombren problemas evidentes, como el desafío de la independencia energética o la necesidad de una estrategia clara en materia de política exterior, defensa y ciberseguridad. Palabras que den visibilidad a la inmigración, el envejecimiento de la población, al reto de la igualdad de género… Palabras, en fin, que definan una identidad y se alcen en defensa de los valores en los que se basa nuestra civilización: paz, libertad, solidaridad. Y que nos recuerden que juntos hemos recorrido un camino hacia la integración y la unidad como no se ha conocido en la Historia.
Subirán de tono, probablemente, en la confrontación política entre la socialdemocracia y el modelo liberal, entre conservadores y progresistas, entre verdes y defensores de cualquier otra legítima ambición o aspiración, incluyendo a quienes rechazan las cesiones de soberanía o tienen el sueño de un proyecto radicalmente distinto.
Pero las necesitamos todas. Aquellas cargadas de memoria (y teñidas quizá de melancolía por un tiempo donde todo era nuevo y posible) y también las de quienes, en cambio, han nacido y crecido en una Europa de fronteras abiertas y democracia, de erasmus y moneda única, con legítimo derecho a la insumisión frente a lo que era dogma hasta hoy.
Todas ellas serán imprescindibles para aclararse, para discutir el ritmo y progreso de la gobernanza común y de las reformas institucionales, económicas o presupuestarias, para cincelar y salvaguardar los derechos de la ciudadanía respetando el principio de subsidiariedad; para definir, en fin, con voluntad de diálogo y cooperación nuestro modelo de bienestar, en riesgo de desintegración en un mundo global.
Es por considerarlas imprescindibles por lo que, además de sus reflexiones, tomamos la decisión de pedir a cada uno de los autores del libro “Europa 3.0' una palabra que resumiera su sentir. Todas y cada una de ellas se encuentran resaltadas en el texto que se acaba de leer. Plegadas y engarzadas para construir un todo. Una propuesta, entre muchas otras posibles, hacia un mejor modelo de Europa.
Por Eugenio Hernández y Miguel Angel Benedicto | Coordinadores de Europa 3.0
El libro “Europa 3.0, 90 miradas desde España a la Unión Europea”, editado por Plaza y Valdes se presentará en sus versiones en papel y ePub, el próximo miércoles, 21 de mayo a partir de las 18:45 horas en el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales (Plaza de la Marina Española nº9, Madrid).
