martes. 19.03.2024
22m_2
Imagen de las marchas del 22M. (Foto: Prudencio Morales).

Quizás, en esta campaña de Elecciones al Parlamento Europeo (PE), nos esté faltando “empuje”, convencimiento… de que de esta crisis estructural de la UE o salimos todos juntos o los viejos nacionalismos nos llevarán, todavía más, al aumento de las desigualdades (Norte, Sur; ricos y pobres…); al avance de los populismos y al deterioro de nuestras democracias, alejándonos de aquel ideal de los padres fundadores de la UE: Europa no se hará de una vez ni en una obra de conjunto: se hará gracias a realizaciones concretas, que creen en primer lugar una solidaridad de hecho…”. O, acercándonos a una nueva confrontación: “La paz mundial no puede salvaguardarse sin unos esfuerzos creadores equiparables a los peligros que la amenazan”. (Declaración Schuman de 9 Mayo 1950).

La actual crisis del modelo capitalista ha mostrado claramente la debilidad política de la UE y su impronta neoliberal ha “penetrado sus poros”, abandonando el acervo social comunitario. Las instituciones y los gobiernos europeos no han sido capaces de articular medidas para salir de ella de una manera justa y solidaria. Se cuenta con una moneda común, se avanza hacia la Unión Bancaria… que han favorecido la estabilidad de los mercados y evitado la inflación. Pero, se carece de una política económica, fiscal y presupuestaria común, que “los mercados” rechazan por su incidencia reguladora. Además, se ha dificultado el diseño de una política social y de equidad para los ciudadanos y ciudadanas y un notable desinterés por la democratización y la representatividad de las Instituciones comunitarias, acentuándose las “posiciones y visiones nacionales”.

¿Europa contra Europa o acelerar la construcción de su Unión? Desde el inicio de la crisis, la izquierda viene reivindicando la necesidad de la “soberanía de la política”, frente a la dictadura “antidemocrática” de la “Troika” (FMI, BCE, CE). Ahora, ha llegado el momento de imponer un PE con mayores poderes, con posiciones más claras y audaces desde la izquierda y revertir las políticas de austeridad, enfrentándose a los poderes financieros y comprometiendo a los europeos y europeas en la elaboración de nuevas alternativas.

La izquierda tendrá que ser capaz de entenderse. Tendrá que llegar a acuerdos para elegir a un Presidente de la Comisión progresista y pactar con el PE y las organizaciones sociales progresistas sus políticas. En todo caso, sería un logro para construir la ciudadanía europea (“vivir y trabajar en Europa”), frenar el conservadurismo, la xenofobia… conquistando una mayoría progresista en el PE.

En este marco, las Elecciones al Parlamento Europeo, están siendo una prueba de “europeísmo” para los Socialistas y Demócratas Europeos. El Manifiesto de Roma (1 de marzo 2014), supone una tímida superación responsable de aquellas posiciones, recuperando cierto “espíritu crítico” ante las recientes políticas antisociales de la UE.

Se apuesta por propuestas tendentes a una mayor  integración económica, social y democrática en la UE, la lucha contra los Paraísos Fiscales… Con estas políticas se trata de superar los “nacionalismos” y hacer de ellas “bandera de democracia, justicia y solidaridad” capaces de atraer a nuestros votantes para “cambiar el rumbo” de la actual UE.

No resulta fácil, después de las actuaciones de los socialistas alemanes, franceses… En efecto, tanto el Gobierno de coalición CDU-SPD en Alemania, con su política migratoria, el reforzamiento de las políticas de “austeridad” para Europa… y, recientemente, el Gobierno francés con su propuesta de recortes sociales de 50.000M€, bajada de impuestos a las empresas…, el horizonte de confianza en los socialistas como alternativa a las políticas neoliberales más bien se presentan como un nuevo obstáculo para producir este “salto cualitativo” que la construcción de Europa necesita.

¡Cómo añoramos la etapa de Jacques Delors al frente de la Comisión entre 1985 y 1995!. Con la iniciativa del Libro Blanco “Crecimiento, Competitividad y Empleo. Retos y pistas para entrar en el siglo XXI” (1994), se nos decía: “Tenemos la inmensa responsabilidad de encontrar, manteniéndonos fieles a los ideales que han hecho la personalidad y la marca de Europa, una síntesis entre las metas perseguidas por la sociedad… Este gran reto es asunto de todos. Por eso queremos, en primer lugar, perseverar en la construcción de una Europa unida que multiplicará nuestras fuerzas, gracias a la cooperación y a los beneficios de un gran espacio sin fronteras de ningún tipo”

Europa necesita un nuevo “Plan Marshall”, relanzando el empleo como prioridad, según propone la Confederación Europea de Sindicatos (CES): “Un nuevo Plan Europeo de Inversiones que podría crear hasta 11 millones de nuevos puestos de trabajo… Y poner fin a la austeridad y al dumping social, a nuevos ataques contra los derechos de los trabajadores o a la protección social”, que debería ser liderado por los Socialistas Europeos en este nuevo Parlamento, apoyándose en la izquierda plural.

¿Será la última oportunidad que tienen los socialistas para ganarse la confianza de la ciudadanía española y europea?. Si fuera así, con un nuevo PE con mayoría de izquierdas, se podría construir un nuevo edificio europeo más cohesionado y sólido para dar una salida progresista a la crisis, mantener e incrementar nuestro “patrimonio social” y ser la “antorcha” de los derechos humanos en este mundo globalizado.

De no ser así, las “condiciones ideológicas” impuestas por la Troika (aunque “equivocadas”, como ha reconocido el FMI) harían irreversibles tanto las políticas antisociales como el débil funcionamiento de la democracia, arruinando casi 65 años de construcción de la Europa Politica y Social.

Hagamos que no sea tarde…!

Europa. Antes de que sea tarde…!