jueves. 28.03.2024

A finales del 2010 había en España 4.632.400 parados. Entre las medidas de la supuesta austeridad del presidente anterior de mayo del 2010 y las del actual gobierno, el paro ha pasado a 6.202.700 a finales del segundo trimestre de este año

Tarde o temprano se acabará abriendo como necesidad inevitable la idea de un pacto entre las fuerzas de la izquierda, también con UPyD, pero abierto a las formaciones nacionalistas (PNV y, sobre todo, CiU). Por el empleo es absolutamente imprescindible para paliar en lo posible la política contractiva que está llevando a cabo el gobierno de Rajoy, que ha llevado a aumentar el paro en casi un millón desde que llegó al gobierno a finales del 2011; pero también lo es para recuperar la democracia e iniciar una verdadera transición democrática, esta vez de verdad. Aunque tengamos la convicción de que en España hay una democracia, esto es una ilusión, porque eso supondría confundir sistema electoral con democracia. La mayoría absoluta del P.P. ha llevado a que todas las instituciones y gran parte de las Administraciones estén en manos de este partido heredero del franquismo. El Congreso se ha convertido en un lugar donde la sinrazón del P.P. triunfa porque domina con su mayoría absoluta todas las Comisiones; donde el presidente del Gobierno puede permanecer ausente el tiempo que quiera; donde se pude mentir impunemente; donde el presidente del Congreso se ha convertido en la voz de su amo, de Rajoy y del P.P. Este partido domina todos los organismos públicos de control económico En cuanto al Senado ya sabemos que no sirve para nada, que es absolutamente prescindible. Los Consejos del Poder Judicial, El Tribunal Supremo y el Tribunal Constitucional están o estarán en poco tiempo en manos del P.P. En RTVE nombraron un comisario político que ya viene actuando como tal, cosa que se refleja en la caída de la audiencia del ente público. Es absurdo que un partido que tiene mayoría absoluta electoralmente tenga, además de mayoría en el Congreso, mayoría en todas las instituciones y organismos. Debiera ser todo lo contrario por aquello del equilibrio de poderes que hemos aprendido de otras constituciones y prácticas políticas. Más aún, en el siglo XXI no basta un sistema electoral por perfecto y proporcional que fuera –el nuestro es mayoritario en la práctica- para hablar de democracia, es imprescindible consolidar un Estado de Bienestar, justo lo contrario que lo que está haciendo el P.P. Si a todo esto le añadimos el desprestigio de la Monarquía por la corrupción de algunos de sus elementos, por las prácticas cinegéticas del Rey y por el hecho de que el actual monarca fuera nombrado directamente por el dictador y genocida Franco, más la necesaria conversión de las Autonomías en partes de un Estado federal, parece cada vez más necesario, imprescindible, ineludible, una reforma de la Constitución. Una Constitución donde aparezca explícito el rechazo al franquismo, la condena de la dictadura franquista y la prohibición de los partidos franquistas.

La razón del fracaso de estos neoliberales de pacotilla se debe en España y fuera de ella no quieren reconocer la importancia de las rentas salariales, del gasto público y de las inversiones públicas en el mantenimiento de la demanda agregada a corto plazo

Claro que la parte económica es ya improrrogable. A finales del 2010 había en España 4.632.400 parados. Entre las medidas de la supuesta austeridad del presidente anterior de mayo del 2010 y las del actual gobierno, el paro ha pasado a 6.202.700 a finales del segundo trimestre de este año (datos INE). El fracaso de la llamada austeridad consistente en reducir el gasto público y en empeorar salarios y condiciones de trabajo (reforma laboral del P.P.) para mejorar no sabemos qué ha traído lo contrario. A la crisis más o menos heredada por las prácticas especulativas de banqueros y particulares se ha añadido en España, Grecia, Portugal, Italia e Irlanda, las políticas de reducción del gasto que implica que la demanda agregada haya caído de un año para otro. El equilibrio entre oferta y demanda agregadas se ha roto, como se demuestra con la caída del Consumo, consecuencia directa del aumento del paro y de la disminución de los salarios reales. Los neoliberales creyentes –lo digo en sentido literal del término, es decir, sin base analítica y estadística- pensaban que, aunque eso llevara a un aumento del paro –eso no les importa-, al menos eso acarrearía una disminución de la deuda pública. Pues no ha sido así en ninguno de los países sometidos a estas practicas. En España hemos pasado de 377.918 millones de euros de deuda a finales del 2007 a 942.758 millones a finales del 2012 y al millón (siendo modestos) a finales de este año. El fracaso no puede ser más absoluto. Algunos voceros de estas prácticas –como los Montoro y los de Guindos-  pensaban que eso llevaría a disminuir la prima de riesgo y el pago de los intereses de la deuda en los presupuestos. Pues bien, lo primero se ha conseguido, pero lo segundo no, porque hemos pasado de pagar 26.573 millones en concepto de intereses de deuda en el 2012 a los ¡38.660,23 millones presupuestados en el 2013! La razón de ello es que, si bien se pagan menos intereses por los compromisos de deuda que se adquieren, eso no compensa el aumento de la base sobre la que se calcula dado el aumento de deuda antes aludido. Otro fracaso que raya en lo ridículo. La razón del fracaso de estos neoliberales de pacotilla se debe en España y fuera de ella no quieren reconocer la importancia de las rentas salariales, del gasto público y de las inversiones públicas en el mantenimiento de la demanda agregada a corto plazo. Ni siquiera el buen comportamiento de las exportaciones a lo largo de la crisis ha sido suficiente para compensar la caída de lo anterior.

En España es imprescindible cambiar los criterios macroeconómicos de enfrentamiento a la crisis; es imprescindible una reforma fiscal y un lucha contra el fraude fiscal que evite, por ejemplo, que los ingresos del impuesto de sociedades cayeran un 55% entre el 2007 y el 2009 (ver No es economía, es ideología, pág. 124). Es también imprescindible un aumento de lo público en el PIB para que lo público pueda jugar un papel anticrisis y anticíclico en las crisis.

Por todo esto es imprescindible que el PP no vuelva a formar gobierno en las próximas elecciones generales. Ya vemos que, aun cuando se escuernen contra la realidad, les puede más la fe neoliberal. Para ello serán buenos y necesarios los pactos y coaliciones necesarias. Empezando por la izquierda, la nominal (PSOE) y la que se supone real (IU). Pero si no fuera suficiente, ahí están el partido de Rosa Díaz y los nacionalistas, por más que nos repugne a los de izquierdas algunos de sus representantes. Es de suponer además que la izquierda nominal - pero mayoritaria social y electoralmente- haya aprendido de sus errores, que hay comprendido que las medidas de Zapatero de mayo del 2010 sobre pensiones y salarios de funcionarios no han servido para nada, salvo quizá para contentar temporalmente a la Merkel y sus necesidades electorales.

Un pacto por el empleo y la democracia