jueves. 28.03.2024
dinero

La libre movilidad de capitales es otro de los requisitos básicos para el funcionamiento pleno de la economía capitalista. En un mundo organizado sobre la base de la plena soberanía de cada Estado "nacional" en su territorio, han existido y existen fuertes trabas a esta libre movilidad del capital.

Sin embargo, de las diversas condiciones que exige la mundialización (libre movimiento demercancías, de fuerza de trabajo, etcétera), ésta es la que está más avanzada. La primera forma que adoptó la movilidad internacional de capitales fue la inversión extranjera ampliamente desarrollada en la época del imperialismo y subsiste hasta nuestros días. Sin embargo, no era propiamente la "libre movilidad de capitales", puesto que estaba sometida a la legislación diferencial tanto del país de origen como del país de destino.

De aquí que una de las exigencias más relevantes de las empresas multinacionales, de la gran banca internacional y de todos los agentes económicos cuyo ámbito de actuación es mundial, sea la libre movilidad del capital,tanto  para su inversión, como para la repatriación de beneficios.

En la actualidad, existen ya ciertas formas de financiación mundial. Las empresas multinacionales pueden acudir a, la financiación de bancos de su propio país de origen, pero también de los bancos del país de destino o incluso de países terceros. No existe límite para esta actividad.

La movilidad del capital a este  respecto está alcanzando su mínimo desarrollo, aún no pleno por la existencia de condiciones diferentes en cada Estado (legislación, tipo de cambio…), pero cada vez más próximo a la situación de libre movilidad de capital. Otro aspecto de la financiación internacional en trance de mundializarse es la participación de capitales de distintos orígenes nacionales en la propiedad de las empresas de ámbito mundial, lo cual mundializa no sólo la explotación, sino la propiedad y la percepción de beneficios.

Es corriente la práctica de crear sociedades anónimas ad hoc en los países de destino de una inversión, en cuyo capital social intervienen capitalistas, bancos e incluso el propio Estado del país receptor de la inversión. Un tercer aspecto de gran relevancia es la amplia interconexión entre las distintas monedas "nacionales”, cuya cotización, tras el fracaso del sistema monetario internacional establecido en Bretton Woods, se efectúa libremente en el "mercado mundial" de divisas. Ello implica la existencia de la libre convertibilidad de las distintas monedas, de la flotación en la paridad de cada moneda con respecto a las restantes, que se establece en función de la acción del mercado cambiario y que, por tanto, escapa en numerosas ocasiones al control del Estado “nacional” que las acuña. En los casos más extremos, numerosos países se adscribensubsidiariamente a la influencia de una "moneda fuerte" y se produce la"dolarización" u otros procesos semejantes que dan lugar a la aparición de "zona del dólar", "zona del yen", "zona del franco, del marco, de la libra", etcétera.

En suma, a nivel monetario comienza también a prefigurarse la aparición necesaria en el futuro de una moneda mundial única, objetivo ciertamente lejano pero que ya se apunta en el horizonte. Un cuarto aspecto de la financiación internacional es la intervención cada vez más activa de bancos e instituciones internacionales en la financiación interna de numerosos países, que originó, entre otras causas, la crisis de la deuda del decenio de los ochenta. El quinto aspecto relevante es la fuerte conexión entre las diferentes bolsas de valores del mundo. Las oscilaciones en las cotizaciones en una bolsa tienen repercusión inmediata en las restantes. Sin ser un mercado unificado de valores, sí se están sentando las bases para que lo sea en un futuro no muy lejano.

Por último, hay que señalar la importancia creciente de la cooperación internacional y de la ayuda oficial al desarrollo como mecanismo de financiación de numerosos Estados de la periferia. Se trata en este caso de transferencias de capitales cuyo principal objetivo es evitar la bancarrota de Estados "nacionales" periféricos que por sí solos son incapaces de mantenerse a sí mismos (a los Estados no a los pueblos).

Es una especie de impuesto que los países de mayor desarrollo económico pagan por el mantenimiento de Estados que garanticen la estabilidad del sistema mundial en su actual estructura basada precisamente en la existencia de Estados "nacionales". Y es, además, una forma más de dependencia económica y de mundialización del capital, en este caso, público.

La mundialización requiere la libre movilidad del capital a escala mundial