martes. 19.03.2024
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Las empresas Multiservicios actúan a partir de un "fraude de ley" estableciendo unos convenios propios de empresa por debajo de las condiciones de los convenios sectoriales con el fin de empeorar las condiciones laborales de los trabajadores

El prestamismo laboral ha sido una constante en la historia de nuestra economía capitalista, muy asociada también al trabajo precario y el trabajo en "negro". En tiempos del franquismo, hasta los años 60, algunos todavía recordarán como cada mañana en la plaza Urquinaona de Barcelona, como en muchos otros lugares del país, gente sin trabajo esperaba la llegada del "prestamista" que los cogía con una señal de su dedo y les daba trabajo para ese día en alguna obra a cambio de un sueldo de miseria.

Con el advenimiento de la democracia mejoraron algo las cosas al menos en el terreno legal, donde estas prácticas no estaban permitidas. Todo ello pese a que el trabajo en "negro" y la economía sumergida continuaron pero siempre fuera de la legalidad.

LA REFORMA LABORAL DE 1994

La reforma Laboral de 1994 llevada a cabo por el Gobierno de Felipe González fue una de las más profundas efectuada sin el acuerdo de los sindicatos. La reforma flexibilizó todos los aspectos referentes a la contratación, la causalidad de la contratación temporal, la creación del contrato "basura" e incrementaron las causas de despido. Finalmente dieron luz verde a las ETT (Empresas de Trabajo Temporal).

Las ETT comenzaron su actuación estableciendo sueldos diferentes por los trabajadores puestos a disposición de las empresas con salarios y normas distintas de las que establecía el Convenio Colectivo de las empresas que utilizaban sus servicios. Esto significaba claramente un nuevo tipo de prestamismo de trabajadores con sueldos inferiores a los establecidos en las empresas donde prestaban sus servicios. Se trataba sin duda de intentar un modelo de empresas (las ETT) que favorecieran la reducción de costes y el incremento de la precarización laboral.

La lucha contra las ETT fue muy importante y el objetivo del sindicalismo confederal fue, y después de una larga lucha de casi dos años se logró, la firma del Convenio Colectivo de ETT por parte de CCOO y UGT para regular tanto las normas laborales del personal de estructura (es decir los de las propias ETT) como los de puesta a disposición, es decir los que se cedían a las empresas. A estos últimos se les debían aplicar las condiciones establecidas en el Convenio de las empresas contratantes del servicio de trabajo temporal.

Pero es evidente que "hecha la ley, hecha la trampa", así muchas de las propias empresas de trabajo temporal empezaron a constituir las denominadas "empresas multiservicios" con el mismo sentido económico de precarizar no sólo el trabajo temporal sino también la sustitución de personal fijo por otros más baratos. Esto se inició mediante la externalización de trabajos accesorios, como limpieza o vigilancia, pero incrementándose en el tiempo con la sustitución de trabajos básicos, especialmente en el sector servicios.

Las Empresas Multiservicios actúan a partir de un "fraude de ley" estableciendo unos convenios propios de empresa por debajo de las condiciones de los convenios sectoriales con el fin de empeorar las condiciones laborales de las personas trabajadoras. Tanto las de las propias personas de la empresa multiservicio, que tenían condiciones peores, como las de las que trabajan en la empresa empleadora a las que se presionaba a la baja en sus condiciones laborales y salariales de futuro.

LA REFORMA LABORAL DE 2012

La inventiva de los partidarios del trabajo precario, de la elusión fiscal y el trabajo "negro" continúa. Actualmente lo hace en torno a un nuevo paradigma de "modernidad" que es presenta bajo la denominación de 'economía colaborativa' 

La Reforma Laboral del 2012 efectuada por el Gobierno del PP dio más impulso a este tipo de actividades al recortar los derechos de negociación colectiva y priorizar los convenios de empresa por encima de los sectoriales.

La lucha sindical ha sido intensa, especialmente mediante la negociación colectiva sectorial donde se ha tratado de establecer formas de control para la utilización de este tipo de empresas y sistemas de regulación que limiten y establezcan las condiciones de cómo y cuándo se pueden utilizar, a la vez que se trata de mejorar la situación de las personas de la subcontrata.

Estas empresas han sido muy utilizadas en la hostelería, los grandes almacenes o los supermercados entre otros, y últimamente los sindicatos han conseguido importantes victorias en la vía jurídica tanto a nivel de la Audiencia Nacional como del Tribunal Supremo que ha anulado la validez de convenios de varias "Empresas Multiservicios".

Parece que hay una parte importante del empresariado que no ha comprendido a estas alturas que la salida de nuestra economía no puede basarse en trabajo precario, poca cualificación y bajos salarios. Por suerte empiezan a salir voces dentro del propio empresariado, pocas aún, que defienden otra forma de proceso económico basado en un crecimiento de la productividad a partir del trabajo fijo de calidad y con salarios dignos. Así hemos visto como desde el propio sector de la hostelería hay quien se ha manifestado en contra de la subcontratación como forma de abaratamiento del trabajo.

Pero la inventiva de los partidarios del trabajo precario, y de la elusión fiscal y el trabajo "negro" continúa. Y actualmente lo hace en torno a un nuevo paradigma de "modernidad" que es presenta bajo la denominación de "Economía Colaborativa".

Es evidente que puede haber ejemplos positivos de la "economía colaborativa" como puede ser en el campo de la movilidad sostenible, por ejemplo la utilización del coche compartido o del coche multiusuario que pueden mejorar el coste del usuario a la vez que reducen la contaminación y mejoran la sostenibilidad.

Pero no todo es tan claro sino al contrario. Casos como UBER, AIRBN, DELIVEROO, y muchos otros plantean que estas plataformas tecnológicas en el fondo esconden elementos paradigmáticos que potencian la precariedad y la pobreza laboral por un lado y por otro la elusión fiscal, como es el caso los pisos de alquiler ilegales que hacen competencia desleal a la hostelería que paga sus impuestos o UBER cuanto hace competencia desleal al sector del taxi en precios, en fiscalidad y en salarios.

Como ha manifestado el actual Secretario General de CCOO, Unai Sordo “A veces esto de la economía colaborativa es una especie de digitalización de economía sumergida, lo que hace falta es una regulación y que no se pueda dar esta situación de precariedad que se está produciendo", y “una cosa es aprovechar las nuevas tecnologías para el mejor aprovechamiento de los recursos y otra cosa es esta informalización absoluta de la relación mercantil que sustituye a una relación con claros tintes laborales”.

Sin duda hay que oponerse de forma radical a estas nuevas formas de prestamismo laboral, precarización, competencia desleal y elusión fiscal, que se quieren presentar como algo innovador que no es moderno rechazar, porque según nos quieren hacer creer "es el futuro y nadie lo podrá detener ". La respuesta debe ser clara: nunca las nuevas formas de prestamismo, de precarización y desfiscalización son modernas ni tienen porque aceptarse ni imponerse. Al contrario, hay que rechazarlas de raíz porque es retornar al pasado más antiguo, el semi-esclavismo bajo un falso barniz de modernidad, es volver de nuevo a los tiempos grises de la Plaza Urquinaona.

Prestamismo laboral en el siglo XXI