viernes. 29.03.2024
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Parece que este otoño habrá que preparar el paraguas más de lo normal, al menos según las previsiones, ya que se esperan más precipitaciones de lo que suele ser habitual en esta época del año. Precisamente las lluvias, tal y como indican desde Danosa, especialista en soluciones integrales para la construcción sostenible, son una de las causantes de las temidas goteras y humedades en los edificios cuando éstos no cuentan con la correcta impermeabilización.

Estas humedades pueden surgir detrás de un armario, en el baño, en el techo… pero siempre tienen las mismas consecuencias: aparición de moho y ácaros, malos olores, manchas en paredes y techos y, en ocasiones, problemas respiratorios, aumentado hasta en un 50% el riesgo de padecer asma en niños y bebes. Además, según calcula Danosa, la factura de calefacción puede encarecerse hasta un 30% por culpa de estos inquilinos no deseados, ya que el usuario percibe una sensación de frío en su vivienda y tiende a subir el termostato.

Para evitarlas, se deben tomar diferentes medidas como realizar el correcto mantenimiento de las cubiertas y azoteas. En el caso de que las impermeabilizaciones sean antiguas deberá acometerse la rehabilitación integral de las zonas afectadas. Además deberán mantenerse los niveles de humedad ambiental entre 40% y 60% en el interior del edificio, especialmente en baños y cocinas para evitar condensaciones.

Humedades para todos los “disgustos”

Ahora bien, si el edificio no tiene un correcto aislamiento, las probabilidad de que aparezcan humedades son mucho mayores. Ahora bien, no todas las humedades son iguales y, por tanto, su tratamiento tampoco.

Uno de los focos de problemas más comunes son las humedades por condensación que afectan a buena parte de los edificios. Son típicas de ventanas, paredes y techos y suelen acompañar a la estación invernal. La diferencia de temperatura por un mal aislamiento que se produce entre el interior de la casa y el exterior, más conocido como puente térmico, es la principal causa de su presencia. Para que nos hagamos una idea, una familia de tres personas puede generar en torno a 12 litros de vapor de agua, por ello, como recomendación se puede contar con un aislamiento térmico adecuado para evitar estos problemas.

Precisamente, en España el 60% de las viviendas no cuenta con el aislamiento adecuado, ya que fueron construidas antes de 1979, año a partir del cual es obligatorio por ley incorporar el aislamiento térmico como elemento constructivo.

¿Por dónde se filtra el agua habitualmente?

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En el caso de sótanos y plantas bajas pueden aparecer humedades por capilaridad, estas son las más difíciles de tratar. El agua del terreno se filtra a la estructura del edificio, por lo que si estas zonas no están convenientemente impermeabilizadas, las probabilidades de tener humedades aumentan exponencialmente.

Por último, también pueden visitarnos las humedades accidentales, es decir, aquellas que se producen por una tubería rota o algún derrame. En este caso, deberemos cerrar la llave de paso para evitar rápidamente la circulación de agua hasta su pronta reparación.

Las humedades pueden aguarte la factura: encarecen el coste energético hasta en un 30%