jueves. 28.03.2024
Formacion-Profesional

La nueva Ley francesa de Formación Profesional es un buen ejemplo del debate abierto en toda Europa, también en nuestro país, sobre la importancia de la Formación Profesional para el Empleo.

La ley francesa va más allá de la Formación Profesional, porque se convierte en un instrumento para regular la representatividad y financiación de las organizaciones empresariales y sindicales, además de regular la financiación del sistema de formación, o reforzar el papel de la Inspección de Trabajo en el control del sistema.

No da el espacio de un artículo para dejar constancia de los cambios que introduce la ley francesa y que podríamos y deberíamos tomar en cuenta en la negociación de un nuevo modelo de formación para el Empleo en España.

Ya he reflexionado en otros momentos sobre otros elementos a tomar en cuenta, en un cambio de modelo de formación, como la tan cacareada formación dual. Aprovecharé este artículo para describir la Cuenta Personal de Formación (CPF). Toda persona mayor de 16 años, con o sin empleo, así como los mayores de 15 años que hayan terminado ciclo escolar y firmen un contrato de aprendizaje, dispondrán de esta CPF, que se nutrirá con 20 horas de formación por año trabajado, hasta alcanzar un crédito de 120 horas, y posteriormente 150 horas.

Se trata de una Cuenta Personal no vinculada a un contrato, sino a una vida laboral. Es decir, la Cuenta de Formación (CPF) va unida a la persona y sigue a la persona a lo largo de su vida laboral, favoreciendo su itinerario profesional.

Las horas acumuladas no se pierden al cambiar de empleo, o perder el empleo. Además pueden incrementarse con aportaciones complementarias de la empresa, el trabajador, los organismos paritarios (empresariales y sindicales), las instituciones, las Regiones……

Permitirá, esta cuenta personal, adquirir competencias, certificados, títulos más prolongados en el tiempo y por lo tanto más útiles para la economía y para los itinerarios profesionales.

La cuenta viene a sustituir el Derecho Individual de Formación ( DIF) que no llegaba al 5% de utilización, promovía procesos cortos de formación con una media de 22,5 horas por acción formativa y alcanzando a 66.000 personas en 2012. Si el DIF contaba con 180 millones de euros, la nueva Cuenta Personal de Formación (CPF) contaría con una dotación de 1.000 millones de Euros anuales.

Para las personas desempleadas que buscan un empleo, la cuenta personal de formación supone medios y el derecho a formarse.  Los recursos que aportan las empresas a través de organismos bipartitos de empresarios y sindicatos para la protección a las personas desempleadas pasarán de 600 a 900 millones de Euros, además de los recursos que los Servicios Regionales de empleo puedan aportar a las cuentas personales de formación de los solicitantes de empleo.

A partir de ahora, la Cuenta Personal de Formación, se constituye en Francia en la puerta de acceso a la Formación Profesional, además de convertir al trabajador o trabajadora, en el protagonista de su propia carrera profesional. La empresa participa, pero es el trabajador el que utiliza las horas de su cuenta sin esperar a que otros, ya sean empresa o servicios de empleo, decidan por él.

En las grandes empresas la negociación colectiva  nutrirá  las cuentas de formación con horas de formación, que podrán incrementarse en función de las necesidades formativas acordadas. 

En las pequeñas empresas será el Fondo Paritario de Protección, constituido por empresarios y sindicatos, el que planificará las acciones formativas en el marco de un plan para la formación en las pequeñas empresas.

No existen soluciones mágicas, ni modelos de gestión únicos, pero creo que para repensar el modelo de formación para el empleo, la condición del éxito estriba en conseguir compaginar el derecho personal a la formación, con las necesidades del sistema productivo.  Estriba en combinar y articular bien el carácter bipartito (empresarios-sindicatos) y tripartito (Administración, empresarios, sindicatos) que deben vertebrar y organizar el sistema.

Bajo la fórmula de la formación dual (a la alemana, austriaca, suiza, danesa, francesa, o de cualquier otro país europeo), o bajo el modelo francés, es el equilibrio entre estos elementos el que asegura el éxito, o determina el fracaso, del modelo.

Aprender de lo mejor de cada sistema, mantener lo mejor de nuestra propia experiencia de formación y prácticas en las empresas, debe permitirnos negociar un nuevo modelo de formación al servicio de las personas y de un nuevo modelo de país que necesitamos.


Francisco Javier López Martín | Secretario de Formación de CCOO

La cuenta personal de formación