viernes. 29.03.2024

Tuvo una educación exquisita. Culta, inteligente y unida a todo esto, tenía una belleza increíble. Su madre la educó en la belleza, la poesía, el canto, la danza y la filosofía. Convivía con la clase alta de la sociedad andalusí y se relacionaba con la elite cultural de la Corte de Sevilla.

A los doce años, Zayda es prometida al rey castellano Alfonso VI, que era rey emperador de Castilla y León y tenía un gran poder. Alfonso había oído hablar de las muchas virtudes que adornaban a la princesa, así como de su singular belleza, no dudó en aceptarla como futura esposa, ya que ella era muy joven todavía y además él se encontraba casado con Inés de Aquitania.

Dentro de la dote que Zayda aportaba en su posible matrimonio con el rey Alfonso VI es de una gran importancia pues incluye la entrega de grandes y poderosas plazas militares como Cuenca, Alarcón, Uclés. Ocaña, Consuegra y otras menores, que pasarían a manos cristianas.

El posible casamiento de Alfonso VI con la mora Zayda levantó ampollas dentro del mundo cristiano. Rápidamente actuó la orden de Cluny, que tenía una gran influencia y poder dentro del mundo cristiano y logró disuadirle de su matrimonio, pidiéndole que sólo lo hiciera con princesas cristianas.

A pesar de este compromiso con Alfonso VI, Zayda se casó con Abu Nasr Al Fath Al’Ma’mun, que era rey de Córdoba e hijo del rey sevillano al-Mutamid. De este matrimonio no se sabe si tuvieron hijos.

Zayda vive pues el final del Califato de Al-Andalus y su división en reinos de taifas que significa el declive del poder musulmán en la península Ibérica.

Alfonso VI tomó Toledo, en el año 1085, lo cual ocasiona una gran conmoción en el mundo musulmán de la península Ibérica. La debilidad que muestran ante el cristianismo y la poca esperanza de superar esta situación, hacen llamar en su apoyo a los almorávides. Pueblo esté, que dominaba en aquellos momentos el norte de África. El rey andalusí de Sevilla al-Mutamid les pide ayuda con esta carta:

Él (Alfonso VI) ha venido pidiéndonos púlpitos, minaretes, mihrabs y mezquitas para levantar en ellos cruces y que sean regidos por sus monjes…… Dios ha concedido reino en premio a vuestra Guerra Santa y a la defensa de Sus derechos, por vuestra labor... y ahora contáis con muchos soldados de Dios que, luchando, ganarán la vida en el paraíso”.

Yusuf entra en la península Ibérica en cinco ocasiones. La primera se enfrenta a Alfonso VI, en el año 1086, en la batalla de Sagrejas, donde los almorávides le derrotan. En el año 1088, vuelve a la península cercando el castillo cristiano de Aledo. La parte central de la historia de Zayda se centra en el año 1090, cuando Yusuf regresa por tercera vez y decide acabar con todas las taifas musulmanas y volver a unificar a los musulmanes de la península bajo su mandato.


Castillo de La Adrada

Toma rápidamente Málaga y Granada. Ante este peligro almorávide al-Mutamid solicita a su hijo, rey de Córdoba que defienda la ciudad para así parar la oleada almorávide e impedir el ataque a Sevilla. Al mismo tiempo, reclama la ayuda del rey cristiano Alfonso VI al que pagaba cuantiosas parias.

Ante la cercanía de los almorávides a Córdoba, Al’Ma’mun hace salir a Zayda y a su familia con bastantes caballeros al castillo de Almodóvar del Río que previamente había sido fortificado y abastecido para que pudiera resistir si era atacado.

La ciudad de Córdoba fue tomada por los almorávides y Al’Ma’mun presentó gran resistencia pero fue vencido y le cortaron la cabeza, la pusieron en una pica paseándola por toda la ciudad.

Cuando Zayda se enteró de la caída de Córdoba y temiendo que sucediera lo mismo con la fortaleza de Almodóvar del Río, se le presentan dos opciones: la primera es refugiarse en Sevilla bajo la protección de al-Mutamid, pero temía que pasara lo mismo que con Córdoba. La segunda es, refugiarse en la corte toledana de Alfonso VI, lugar mucho más seguro.

Alfonso VI recibía regularmente las parias de la taifa de Sevilla y ante el ataque de los almorávides acude en su ayuda y envía a sus tropas al mando de Álvar Fáñez, que intenta socorrer al castillo de Almodóvar del Río y posteriormente acudir a Sevilla. Sin embargo, se produce el enfrentamiento en Almodóvar, resultando una durísima batalla, donde los cristianos salen derrotados con importantes pérdidas de hombres en los dos bandos.

Zayda decide unirse al ejército cristiano de Alfonso VI y es llevada a la corte de Toledo. Mientras esto sucedía, los almorávides de Yusuf toman Sevilla.


Castillo de Almodóvar del Río

Cuando se conocen realmente en el año 1091, tenía 28 años estando en todo su esplendor físico, mientras que Alfonso VI ya tenía 51 años. Iniciaron una profunda relación amorosa a pesar de que él seguía casado. Los encuentros entre los dos amantes se realizaban en el castillo de La Adrada.

Fruto de esta relación tuvieron tres hijos, Sancho Alfonsez 1094, que fue su único hijo y en consecuencia su heredero al trono, Elvira nacida en 1100 y Sancha en el año 1001.

El parto de Sancha le provoca la muerte.

Alfonso VI estuvo casado con Inés de Aquitania, Constanza de Borgoña y Berta de Constanza, ninguna le había dado un hijo heredero y su último matrimonio es con Zayda.

Cuando Zayda da a luz a Sancho en el año 1094, esta renuncia al islamismo y se bautiza al cristianismo con el nombre de Isabel, aunque hay algunos autores que le ponen el nombre de María. El bautizo de Zayda se produjo en Burgos. Acepta ser cristiana para así poderse casar con Alfonso VI y su hijo Sancho pudiese ser reconocido como heredero al trono cuando su padre muriera.

Cuando se produjo el alumbramiento de Sancho y la posterior transformación al cristianismo de Zayda, Alfonso VI se encontraba casado con Berta de Constanza, que no le dio ninguna importancia a las andanzas amorosas de su esposo el rey.

Sin embargo, no se pudieron casar hasta que su esposa legal Berta murió en el año 1099. Celebraron su boda en mayo del año 1100 y de está forma su hijo Sancho quedó legitimado como sucesor de su padre, estando llamado a gobernar León, Castilla, Galicia con Portugal y el resto de condados.

En aquellos años, la corte de Alfonso VI parecía más una corte musulmana, donde los sabios y literatos estaban al lado del rey, los cristianos vestían a la usanza mora y hasta los clérigos mozárabes de Toledo hablaban familiarmente el árabe y conocían muy poco el latín.

Cuadro de Zayda

El matrimonio y la felicidad de Zayda duró poco, porque ella murió dando a luz a su tercer hijo, Sancha. Su muerte provocó un fuerte dolor, pues Alfonso VI se encontraba ya muy mayor. A la muerte de Zayda se le unirá la muerte de su heredero Sancho en la batalla de Uclés producida en mayo de 1108, cuando su heredero tenía solamente catorce años. No se sabe si murió en la batalla o en la huida. Dos años después muere el propio Alfonso VI

Alfonso VI quiso que Zayra descansara en el mismo lugar que había destinado para el mismo, sus reinas e hijos. Fue sepultada en el monasterio de San Benito de Sahagún, debajo del coro. La lápida que cubría sus restos aparece la siguiente inscripción:

UNE LUCE PRIUS SEPTEMBRIS QUUM FORET IDUS SANCHA TRANSIVIT FERIA II HORA TERTIA ZAIDA REGINA DOLENS PEPERIT”.

En el Panteón de los reyes de San Isidoro de León se conserva una lápida que dice:

H. R. REGINA DOMNA ELISABETH, UXOR REGIS ALFONSI, FILIA BENAVET REGIS SICILIAE, QUAE PRIUS ZAIDA FUIT VOCATA”.

El sepulcro con los restos de Alfonso VI y Zayda en el Monasterio de San Benito de Sahagún fue muy destruido por un incendio que se produjo en el año 1810. Después de algunas vicisitudes, actualmente sus restos reposan en el mismo monasterio. De los restos de Zayda se conservan la bóveda craneal, la clavícula derecha, el húmero izquierdo y la mitad del distal del radio de ese mismo lado. Con estos restos se calcula que su altura era de 1,57 metros. Esta altura para la época era ser alta.

Imagen de Alfonso VI con Zayda

En la lírica castellana de la época hay un bello poema dedicado al amor entre Alfonso VI y Zayda, que es de época similar al Cantar de Mio Cid. Este poema es más reducido que el de Mio Cid y además está prosificado. En él, describe a Zayda como una gentil princesa, con una gran hermosura, muy virtuosa y gallarda, discreta, esbelta, de singular belleza, de tez espléndidamente blanca.

Este poema hace un canto al amor cuando por ejemplo hablas de que se enamora de oídas del apuesto guerrero Alfonso VI, gallardo y muy ducho en el manejo de las armas. Esta epopeya lírica de la literatura castellana, El Cantar de la Mora Zayda está recogida en Leyendas Épicas Españolas.

La historia ha sido muy manipulada de forma interesada por los historiadores oficiales, que siempre han considerado a Zayda como un personaje histórico a ocultar por su condición de musulmana, siendo presentada en los Anales de la historia de España como barragana, en su intención de menospreciarla, con el grado de concubina favorita, a pesar de lo cual fue reina de Castilla.

¿Cómo iba a ser Zayda “una mora” inscrita como reina con el nombre de Isabel I de Castilla y obligar a cambiar el orden sucesorio monárquico pasando entonces a la omnipresente Isabel la Católica a ser Isabel II y la borbónica y absolutista Isabel II a Isabel II?

Retrato de Zayda

Es difícil mantener el relato de Zayda con fiabilidad histórica, pues depende de las fuentes consultadas, las fechas y hechos no coinciden. He pretendido ser lo más fiel posible a la historia de la reina, que presenta una historia de amor increíble entre Alfonso VI y la mora Zayda.

Zayda, la tergiversada y ocultada