jueves. 18.04.2024
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La vida siempre promete una buena pelea. Unas veces la lucha es constante, templada y poco ruidosa. Las menos. Otras, encarnizada y devastadora. Tanto que en ocasiones, abandonarse a su corriente puede ser la rendición más liberadora. Pero cuando no se contempla esa opción, cuando el forcejeo para alcanzar la vida a la que queremos pertenecer sorteando los obstáculos propios de nuestro paso por esta aventura es el único modo de seguir adelante, entonces, se lucha sin dilación para alcanzar La edad ganada por méritos propios en una disputa sin cuartel ni conciencia. Este libro, como cualquier vida, es la contienda propia de estar vivo.

Mar Gómez revela con La edad ganada una parte de todos nosotros. A veces desapercibida o simplemente escondida, desnudarnos ante nosotros mismos puede ser en ocasiones el acto más indecoroso que algunas mentes puedan soportar. Con este libro se abre una gran puerta por la que observar un combate más, con la peculiaridad de no ser vistos, de poder infiltrarnos en los pasos dirigidos por una chica que se muestra a pecho descubierto y que no difieren demasiado de cualquier otros, con la excepción de no esconder la conciencia que la hace vulnerable y a la vez imbatible ante su propia vida.

La edad ganada se presenta como relatos separados por capítulos desde los dos a los treinta años de una narradora en primera persona y sin nombre. Se puede leer como un proceso de crecimiento o como cuentos independientes, el resultado es el mismo. Un nudo desbordante de emociones y realidad a través de letras utilizadas de todas las maneras posibles. La niña cuyo mundo no iba más allá de su colegio de monjas y los cambios negados al paso por la adolescencia, llega a momentos enfermizos de despersonalización y amores tóxicos, enfrentamientos morales y decisiones adultas que la incorporan de lleno al  mundo, donde hace falta un océano de por medio para encontrar el entorno propio de una chica de su época que lucha por ganar su vida.

Mar Gómez, de la mano de Caballo de Troya, publica una obra diferente, íntima, llena de melodías armoniosas en unas letras cargadas de sinceridad y honradez con el lector. Ojalá se plasmara más a menudo con esta belleza y sencillez la realidad de nuestro tiempo, momentos que superar o tener siempre presentes, relaciones contra las que combatir o dejarse ganar sin remordimiento. Aceptar las reglas impuestas o enfrentarse a ellas. Teniendo siempre claro, no perder de vista que, sin duda, la peor reyerta, siempre es contra uno mismo.

La vida como una pelea: “La edad ganada”