jueves. 28.03.2024
sandinits

En la España del año 1980, probablemente, yo todavía leía tebeos de Mortadelo y Filemón, los buenos, aquellos en los que el mundo naíf se escondía amablemente en las descacharrantes tropelías que los dos detectives hacían pasar por investigaciones concienzudas

Cuando escuché por primera vez el Sandinista¡ seguramente sabía muy poco de la Guerra Civil, seguramente sabía muy poco de lo que es amar, muy poco de la vida y nada, absolutamente nada, de la muerte.

“Ni en diez mil veces que escuches Sandinista¡ será mejor que London calling”. Santi le acaba de decir eso a Sandino, el taxista de Taxi, la fiera y hermosa novela que leo. Carlos Zanón sí que sabe.

Cuando escuché por primera vez el Sandinista¡ yo tenía 17 años. España, 1980…

Ahora, el escritor debería llevarnos, al menos a ti lector, a la España de 1980 que parece ser aquella en la que el escritor tenía 17 años. Pero, ¿y si conseguimos engañar al escritor o mejor aún sustituirlo y poder así inventarnos completamente nosotros que leemos esto, tú que estás leyéndome a mí que no soy el escritor, aquello que pasaba cuando el escritor cree recordar que escuchaba por vez primera aquel elepé en vinilo triple repleto de canciones atropelladamente confusas y a la postre espléndidas en su sonido del futuro?

En la España del año 1980, probablemente, yo todavía leía tebeos de Mortadelo y Filemón, los buenos, aquellos en los que el mundo naíf se escondía amablemente en las descacharrantes tropelías que los dos detectives hacían pasar por investigaciones concienzudas. En la España de 1980 pasaban cosas, que es adonde yo quería ir a parar, no sé por qué me ha venido así, a bote pronto, lo de Mortadelo y Filemón.

Las cosas que pasaban en la España del año 1980 pasaban tal y como explico en mi libro sobre la Transición, pero en él no puedo contar las cosas que pasaban en la España del año 1980 porque es sólo un libro de Historia. Nada más. Como la canción, que creo que no era de 1980, sino de 1981, Luego, si eso, lo miro.

Para contar las cosas que pasaban en la España del año 1980 mejor abandono la literatura de mi libro de Historia y me encajo en el ámbito de la narración engañosa de la ficción novelada, de los cuentos, de los andinistarelatos no históricos, de los relatos sin más. Auténticos pero no necesariamente ciertos, no necesariamente verdaderos.

¿A qué huele un bar madrileño de barrio en el año 1980, cuando yo tengo diecisiete años y ya entro en los bares?

¡Qué bien tirada está esta caña¡ Aprendes a decir frases como esa porque estás creciendo en medio de ese futuro donde tu país se está empezando a acostumbrar a ir entrando. Tu ciudad, Madrid, comienza a mostrarse libre, a serlo, y tú y tus amigos ya podéis pisar la hierba de los parques: eso es la libertad. La Transición comenzó por ser esto a tus ojos. Tu olfato se había educado oliendo la magnífica fragancia del césped recién segado, recién regado, y ahora eres tú un muchacho que bebe cerveza, poca, junto a tus amigos del barrio. Hoy, ahora mismo, que es uno de los días del año con el que despega la década prodigiosa, porque la década prodigiosa fue en España, para ti, la década de 1980, por más que ahora la veamos destartalada, como siempre vemos el pasado quienes siempre apreciamos en la botella a medias que está medio llena, nunca medio vacía.

Me lo he pensado mejor. Para contar las cosas que pasaban en la España del año 1980 mejor la Historia, que es una literatura que no me dejará mentir.

Hasta otra.



Triple a precio de doble