jueves. 28.03.2024

Nacida en el año 501, no se sabe bien el lugar de su nacimiento, aunque parece que fue en la zona costera turca o en alguna de sus islas. Proviene de una familia pobre. Su padre Acacio, su madre y sus dos hermanas abandonaron su aldea natal para ir a Constantinopla, en busca de trabajo y de una vida mejor.

Acacio empezó a trabajar en el Hipódromo, lugar donde se realizaban las luchas de los gladiadores, las carreras de caballos y de cuadrigas, y se exhibían animales exóticos. Su padre, trabajaba de cuidador de osos para la facción de los Verdes, llegando a ser el domador oficial de estos animales.

Su padre murió y su madre fue al Hipódromo, con sus hijas, adornadas de guirnaldas y de flores para que las identificaran como suplicantes, pidiendo trabajo. La facción Verde (para quien trabajaba el padre) le negó el trabajo. Sin embargo, la otra facción, los Azules (facción que representaba los intereses del emperador, de la nobleza y del clero) les dio el trabajo, con la finalidad de poner en ridículo a los Verdes, convirtiéndose el padrastro de Teodora en domador de osos.

Tuvo una infancia muy mala, viviendo en condiciones infrahumanas y conoció en el Hipódromo las más bajas pasiones humanas. Las niñas pobres, no tenían otra opción, que el teatro o la prostitución, ambas actividades estaban totalmente ligadas en Constantinopla.

Mosaico del siglo VI de Teodora de Bizancio

Cuando su hermana Comito llegó a la pubertad, su madre la metió en el mundo del teatro. Teodora ponía en el escenario el taburete donde se sentaba su hermana a trabajar. Sin llegar a la pubertad, empezó a trabajar en el teatro, con diez años. No presentaba grandes virtudes, pues no tocaba ningún instrumento musical, leía mal los textos y su figura era muy delgada. A pesar de esto, alcanzó cada vez más éxito, pues gustaba a los hombres. Parece ser, que Teodora perdió su virginidad a manos de un comediante llamado Filipo.

Se presentaba con muy poca ropa. Se movía sensualmente y contaba chistes verdes. Siempre llegaba un poco más lejos en sus actuaciones, para tener excitados a los hombres y ser cada día más demandada.

Un día saltó a la fama con una actuación muy espectacular. Ese día apareció en el escenario con menos ropa de la ya escasa que usaba habitualmente. Sin decir nada, se tumbo en el escenario con las piernas abiertas hacia los espectadores, estos estaban alucinados y excitados. Entraron varios esclavos y esparcieron por sus senos, muslos y sexo granos de cebada y ante la sorpresa general, entraron seis gansos hambrientos que se lanzaron a comer el grano. Teodora con gestos sexuales y contracciones de placer, transmitió a los espectadores las sensaciones, que el picoteo de los gansos le producía, por lo que los espectadores estallaron en gritos de placer y de admiración.

Esto hizo, que Teodora alcanzara gran fama en toda la ciudad y fuera invitada de honor a las fiestas comunitarias, que organizaban los nobles y los ricos. Tenía fama de ser una gran meretriz, y en alguna ocasión se habla de una treintena de hombres en una noche. Con dieciséis años, era ya la prostituta más solicitada y mejor pagada de Constantinopla.

Abrió con su amiga Antonina su propia casa de meretrices, que era de las más acreditadas de Constantinopla. Cansada de esta vida, Teodora se fue con Ecebolo, recientemente nombrado gobernador de la africana provincia de Pentápolis, en calidad de amante oficial. Fruto de esta relación tuvo una hija. Sin embargo, su relación con el gobernador fue muy tormentosa, por lo que la rompió. Esto se produjo porque Ecebolo tenía dudas de la paternidad de su hija. En su regreso hacia Constantinopla hizo un alto en Alejandría.

Allí conoció a Severo, que era un hombre santo de la Iglesia y expatriarca de Antioquia, que había sido expulsado por la Iglesia de Roma por defender la herejía monofísita (sostenía la existencia de una sola naturaleza, la divina, en Cristo).

Severo era un hombre de gran cultura y sabiduría, mostrando gran dominio de la Patrística y experto en las Sagradas Escrituras. Teodora aprovechó este encuentro, para ampliar sus conocimientos. Tuvo largas conversaciones con Severo, las cuales le impactaron, porque a partir de ese momento fue siempre seguidora de estas tendencias monofisitas.

Tres años estuvo fuera de Constantinopla. A su regreso a la ciudad, vuelve a juntarse con su amiga Antonina, que sigue rigiendo el burdel. Antonina era ya entonces la amante del joven general Belisario, íntimo amigo del sobrino del emperador Justino. De esta forma, pudo conocer a Justiniano.

Justiniano era un hombre de cultura y de mucha ambición. Se estaba preparando para ocupar el trono, cuando el emperador Justino, que ya tenía sesenta años, falleciera. Era un hombre profundamente religioso.

La vida de Teodora a su llegada a Constantinopla, cambió de modo radical, pues aunque vivía con su amiga Antonina en el burdel, ya no participa en las fiestas, ni aceptaba compañía de hombres. Se dedicaba a la lectura, a la reflexión y al hilado de la rueca.

Sin embargo, cuando Justiniano fue al burdel, Teodora aceptó la invitación de su amiga Antonina para conocerlo. Cuando estuvieron juntos, surgió inmediatamente el amor mutuo y así Justiniano hizo amante a Teodora. En dos meses la instaló en su residencia oficial.

Posteriormente fue elevada a la alta dignidad de patricia. Esto implicaba el poder usar el palco reservado a las mujeres nobles en el Hipódromo.

Teodora a pesar de estos logros, quería ser la esposa de Justiniano. Esto era imposible, porque la ley bizantina era clara al respecto en estos temas, pues prohibía que prostitutas y artistas del teatro, pudieran casarse con nobles.

Justiniano a pesar de la ley también quería casarse con Teodora. Incluso el emperador Justino, hubiera accedido a esta petición, pero la esposa del emperador, Eufemia, no dio su consentimiento. Hasta en tres ocasiones se lo denegaron, por lo que esta boda no se pudo realizar. Poco tiempo después, Eufemia murió de muerte natural. Justino no deroga la ley, pero busca el truco jurídico de suspender dicha ley, dando el tiempo suficiente a Justiniano y Teodora para que se casaran, para después volver a implantar la ley.

Tres años después de estar casados, el emperador Justino, que ya era anciano, decide compartir el gobierno con Justiniano, asociándole al trono y coronándole Emperador. Cuatro meses después de compartir el poder con Justino este fallece.

Justiniano asume el poder como “Basileus” a sus 45 años. Teodora se convierte emperatriz consorte con 27 años. Esta, no entiende el papel de emperatriz como una mera representación, sino que piensa en gobernar.

Justiniano se rodeó de asesores de origen humilde y de probada integridad. Teodora también tenía enemigos, como Procopio líder de la oposición, que odiaba a Teodora a la que acusaba de manejar a Justiniano.

Teodora siempre protegió a los miembros de la secta monofisita, llegando a nombrar como patriarca de Constantinopla a un prelado de dicha corriente.

El reinado de Justiniano y Teodora fue muy fructífero. Se embarcan en un conjunto de obras faraónicas, con la finalidad de embellecer Constantinopla. Entre ellas se construyó Santa Sofía que era el templo más bello de toda la cristiandad. Mandó construir puentes y acueductos, además de veinticinco iglesias. Esta cantidad de obras provocó un fuerte aumento de impuestos al pueblo, lo que generó un gran malestar social.

Debido a este malestar y a los excesos cometidos desde la parte dirigente del Imperio, provocaron que el pueblo se sublevara. Así, en el año 552, se produjo la sublevación “NIKA” (victoria), donde se hicieron con el control de Constantinopla. El emperador estuvo a punto de renunciar al poder, hasta que intervino Teodora, irrumpiendo en la sala donde se estaba decidiendo como abandonar el poder, yendo contra la costumbre de que la emperatriz interrumpiera una sesión del Consejo. Teodora con toda su energía y mirando a la cara de Justiniano dijo:

“Sobre si está bien visto o no que una mujer se presente ante hombres o se atreva a mostrarse cuando otros vacilan, no creo que sea éste el momento más apropiado, ante la presente crisis, para discutir un punto de vista u otro. Pero cuando una causa corre el máximo peligro hay un solo y verdadero camino a seguir: aprovechar lo máximo posible la situación actual. Creo que en estos momentos la huida es inapropiada, incluso si lleva consigo la salvación. Una vez que un hombre ha nacido a la luz es inevitable que tendrá que enfrentarse con la muerte, pero un emperador no puede soportar el verse convertido en fugitivo. Emperador, si quieres huir en busca de la salvación, te resultará fácil; tenemos dinero en abundancia, a la vista está el mar, aquí están los barcos. Sin embargo, en lo que a mi respecta, aún creo en el viejo proverbio de que la realeza es una excelente mortaja”.

El general Belisario dijo estar de acuerdo con Teodora y el Consejo decidió enfrentarse a la revuelta. Siendo vencida ésta, pero con un coste de 20.000 / 30.000 muertos. De esta forma se salvó el reinado de Justiniano.

El gobierno de Justiniano destaca por su “Corpus Juris Civiles”, que es la compilación jurídica más amplia, que hasta ese momento se había dado y en este Corpus se percibe claramente la mano de Teodora.

Este deroga la ley por la que se prohibía la unión entre prostitutas y artistas de teatro con los nobles, permitiendo el matrimonio, siempre que fuese libremente elegido.

La defensa de la mujer está en todo el Corpus y podemos decir, que era una adelantada a su tiempo e incluso podemos afirmar que en los tiempos actuales, Teodora sería una revolucionaria en muchos países del mundo contemporáneo.

El Corpus recoge que “la prostitución es una agravio a la dignidad de las mujeres”, por ello deroga las leyes vigentes de protección del proxenitismo. Otro principio, que causó gran impacto en la sociedad era, que todos los hijos tienen los mismos derechos, incluida la herencia, indistintamente si han nacidos como hijos legítimos o bastardos.

Fue una clara defensora de la mujer, trabajando mucho en la erradicación de la prostitución. Prohibió su ejercicio, y dio tres meses a las prostitutas, para que de forma voluntaria, abandonaran el oficio. Aquellas, que no lo hicieran, serían encerradas en una residencia para su reeducación. Las prostitutas que se casaban, recibían apoyo económico de la emperatriz.

Luchó contra el maltrato femenino por parte de los hombres y ante cualquier denuncia de una mujer, Teodora intervenía y hacia castigar a los maltratadotes.

Promulgó leyes que permitían que las mujeres pudieran ser propietarias y heredar sumas de dinero o propiedades, cosa nunca realizada hasta ese momento. Además, mejoró el sistema de atención a la salud de la mujer.

Publicó leyes de igualdad de la mujer, el derecho al divorcio y la prohibición de castigos por adulterio. Se permitía el aborto, y se impusieron penas muy duras para los violadores, incluso aplicando la pena de muerte

Teodora y Justiniano gobernaron juntos veinte años. Con 47 años (548) tuvo un cáncer de mama, que acabó con su vida. Su cuerpo fue enterrado en la iglesia del Santo Apóstol, que fue uno de los templos más espléndidos, que había mandado construir.

Justiniano siguió gobernando ocho años más, pero en este periodo no destacó ninguna realización sobresaliente. Justiniano ha pasado a la historia como uno de los mejores emperadores. Pero el mérito deberíamos dárselo, al menos, a mitades entre los dos. La historia, podemos decir, ha sido escrita por hombres, por eso siempre han aparecido minusvalorado el papel femenino ella. Estos artículos intentan poner en valor el papel de muchas mujeres en la historia.

Teodora de Bizancio: miseria y grandeza