sábado. 20.04.2024
LIBROS I PREMIO DE NOVELA ‘FERNANDO QUIÑONES’

“Malemort el Impotente”, la epopeya de la emigración

Malemort, el Impotente, la última novela de Guillermo Roz, es una novela sobre el desarraigo del emigrante, la obligada renuncia a su identidad y la ansiada búsqueda de un lugar propio, tanto físico como íntimo. Pero, sobre todo, es una historia sobre el amor propio y el instinto de superación.

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Fotos: Edu León

La trayectoria literaria de Guillermo Roz (Buenos Aires, 1973) viene cimentándose en los premios que han recibido sus novelas. Con Tendríamos que haber venido solos fue distinguido con el Premio Nuevo Talento Fnac (2012). Con Les ruego que me odien, el Premio de Narrativa Francisco Ayala (2013). Y hace unos meses, con Malemort, el Impotente, el Premio Unicaja de Novela Fernando Quiñones. El jurado destacó su «potente estilo literario, al servicio de la atractiva recreación de un hecho histórico, como fue el asentamiento de una colonia francesa en Argentina, así como la creación de un personaje singular, que ha de batirse contra la mala fama y conducir la acción por los más insospechados caminos de la ficción y de la Historia». 

Emigrar es siempre, de algún modo, salvarse de algo que no se soporta

Aveyron (sur de Francia), finales del siglo XIX. Un joven campesino se casa con Juliette, la mujer de la que está enamorado, pero el matrimonio es fugaz. Corre el rumor de que la razón del fracaso ha sido la impotencia de Malemort. Desesperado y abandonado por todos, se embarca camino de Argentina para empezar una nueva vida. Solo su perseverancia y un giro del destino le resarcirán de los agravios sufridos. Malemort es un emigrante casi por azar: «Emigrar es siempre de algún modo salvarse de algo que no se soporta» -explica el autor-; «en su caso, de la repentina fama de impotente; emigrar representa la esperanza de que la distancia cure males viejos o imposibles de afrontar». Malemort se parece a cualquier inmigrante de cualquier época. Es un superviviente de sí mismo, un hombre que escapa, un ser en busca del sentido de la vida: «Hay algo existencial en el concepto de irse de donde se es, como si el lugar donde se nació no llegara a responder del todo a la pregunta de quién es uno»

El autor se inspira en hechos reales para construir la novela: «Por un lado, la historia de un vasco al que llamaban El impotente. Me la contó un amigo, y se me quedó en la cabeza, dando vueltas, hasta que conocí Rodez, en el sur de Francia, donde viven parientes de mi esposa y desde donde partieron a fines del siglo XIX un conjunto de familias francesas para fundar un pueblo en la provincia de Buenos Aires llamado Pigüé. Aquel vasco se convirtió en uno de esos emigrantes, y las dos historias confluyeron en una novela».Para documentarse, consultó la historia de la fundación de Pigüé. Y su narración fue llenándose de la emoción de aquellas almas esperanzadas en un futuro mejor en la misma medida en que fue conmoviéndose con las penurias de un lugar donde habitaba la nada, donde solo había viento patagónico, la amenaza de los últimos indios, y los fantasmas de gauchos, que a ellos tanto atemorizaban. La novela es un homenaje a aquellos soñadores que, en los épicos confines del mundo, lograron construir un pueblo, una vida mejor para sus hijos. «Ha sido un reto, un desafío» -dice el autor-; «el marco histórico me ha servido de paisaje, de elemento inspirador. Por este motivo, y por respeto a los verdaderos protagonistas, cambié nombres originales y fui sumando hechos imaginarios de orden criminal y romántico... y hasta filosófico. Esta ficción es un viaje épico por la vida de un hombre que prueba su fortaleza interior en cada reto que afronta. Una historia de superación, eso es también su vida.»

Malemort, el Impotente, no fue el único título que barajó: «Uno de los títulos que tuve en mente fue El amor propio. A través de su aventura, Malemort se convence de que, cuando el amor de pareja resulta esquivo, el único amor que saca a flote una vida es el amor propio. En más de un pasaje, y en diálogos con personajes que se han visto defraudados sentimentalmente, queda claro que el único que hace triunfar de verdad a cualquier persona es el amor propio.»

Cuando el amor de pareja resulta esquivo, el único amor que saca a flote una vida es el amor propio

Es su hija Milagros la que conduce al lector por la asombrosa vida de Malemort. Y la cuenta basándose en los diarios de su padre, al que no llegó a conocer, y en un mosaico de personajes entre los que sobresalen sus padres. El ámbito opresivo y surrealista en que vive el protagonista, y la educación recibida -basada en el miedo a todo- explica en gran medida la furia y la tensión con la que pelea por su vida: «En mis libros nunca falta este tema, que me parece capital en cualquier historia: el peso de cómo nos educan. Cuán importante es, para el progreso del mundo, cada una de las lecciones familiares que recibimos», concluye Roz.

“Malemort el Impotente”, la epopeya de la emigración