viernes. 29.03.2024

Nace el siete de agosto de 1560 en el castillo de Ecsed. Pertenece a la familia aristocrática más poderosa el país. Elisabeth es fruto de un matrimonio consanguíneo, siendo su madre Anna Báthory y su padre Jorge Báthory, primos hermanos.

Entre sus familiares destaca un cardenal, varios Príncipes, su primo Segismundo Báthory que fue Gran Príncipe de Transilvania, mediante su matrimonio con la princesa María Cristina de Habsburgo. El hermano de Anna Báthory (madre de Isabel) era el rey polaco Stephen Báthory. Sus padres provenían de dos ramas de los Báthory, que llegaron desde Escandinavia a mitad del siglo XI.

Elisabeth sufrió en su infancia violentos ataques posiblemente de epilepsia, que con el tiempo fueron remitiendo. A diferencia de lo que se hacía en la época recibió una buena educación y su cultura era muy superior a la de la mayoría de los hombres Fue una mujer culta ya que era capaz de hablar y escribir en cuatro idiomas.

Le prometieron a los once años, al conde Ferencz Nadasdy, once años mayor que ella, que era un importante caballero transilvano. Fue mandada a vivir con la familia de su prometido. En la nobleza de aquella época era costumbre, que una vez acordado el matrimonio abandonara la novia su casa para vivir con su familia política. De esta forma, Elisabeth debía acostumbrarse a su nueva situación, encargándose su suegra Orsolya de su educación. Esta se distinguía por su austeridad y puritanismo muy propio de la época.

Esta convivencia resultó muy dura, sobre todo con su suegra, a la que despreciaba y le hacia recordar su apellido de mucho más abolengo que el de ella, lo cual enfurecía a Orsolya. A los trece años quedó embarazada de un sirviente. Este fue castrado y posteriormente muerto por los perros. Elisabeth fue enviada a un remoto castillo para que pariera y se hizo desaparecer el bebe.

A los quince años se produjo el matrimonio. Se casaron con gran lujo en el castillo de Varannó y se invitó incluso al emperador Maximiliano II. Posteriormente, se trasladaron a vivir al castillo de Cachtice, también situado en los montes Cárpatos, que actualmente se corresponde con el territorio de Eslovaquia, en las cercanías de Trencin, pero que por entonces formaba parte del reino de Hungría. Esta propiedad, además del castillo estaba formado por diecisiete pueblos y estaba rodeado de campesinos. El conde de Nádasdy lo compró al emperador Rudolf II.

Como los Báthory era una familia de mayor rango que la de los Nádasdy, Ferencz cuando se casó adoptó el apellido de los Báthory. Las posesiones eran inmensas por eso llevaron un control muy férreo de las mismas, sobre todo de los habitantes en su territorios que eran húngaros, rumanos y eslovacos.

El conde Nádasdy era un poderoso guerrero, que habitualmente participó en todos los conflictos bélicos de la época, fundamentalmente peleando con los turcos, por lo que Elisabeth estaba casi siempre sola. Una práctica habitual del conde era empalar a sus enemigos y éste se distinguía por su crueldad, de ahí el apodo de “Caballero Negro de Hungría”. Resultan curiosas y clarificadoras las cartas que intercambiaban Ferencz y Elisabeth, sobre como castigar a sus criados.

En ausencia de Ferencz tuvo un amante, que era un campesino de extraño aspecto. También mantenía relaciones lésbicas con dos de sus doncellas. Se dice que fue su tía Karla, que era lesbiana, quien la inició en las prácticas lésbicas. Su marido y sus parientes conocían sus inclinaciones sádicas, pero nunca se enfrentaron a ella y lo consintieron.

Las únicas crueldades que se le conocen a la condesa mientras vivía con el conde Ferencz Nádasdy era pinchar con alfileres a las mujeres que le servían como doncellas y se hacía traer jóvenes campesinas muy robustas para morderles los hombros y masticar las carnes arrancadas.

Esta soledad de la condesa le llevó a rodearse de alquimistas, brujas y sabios, que le fueron introduciendo en un mundo esotérico. Tuvo cinco hijos de los que dos murieron en edad temprana, lo que hizo que durante su crianza sólo prestara atención a ellos.

Sin embargo, en el año 1604, su marido falleció de forma repentina. Parece ser que fue asesinado en Bucarest por una prostituta a la que no había pagado su servicio. Al quedarse viuda dispuso de un inmenso patrimonio en tierras y riquezas. La primera acción, que realizó al enviudar, fue expulsar a su suegra y a toda la familia de su marido.

Ante la soledad creciente de Elisabeth, que ya había empezado su decadencia física, ya que había sido una mujer de gran belleza, se obsesiona por mantenerse eternamente joven y comienza a surgir en su mente, todo lo que había estudiado sobre hechicería y brujería en los años anteriores.

Parece ser que en estas reuniones, algún sabio comentó que la sangre de las doncellas ralentizaba el envejecimiento de la piel y volvía a recuperar la juventud ya pasada. Elisabeth tenía entonces cuarenta años, que en aquella época era la iniciación a la vejez. Cuando una de sus doncellas le estaba peinando su cabello, de pronto un enredo su pelo y se produjo un fuerte tirón, lo que provocó un fuerte dolor a Elisabeth. Ésta la agredió causándole sangre en la cara y mancha la mano de la condesa. Observa como la piel se estira y queda más tersa, lozana y suave que la del resto del cuerpo.

La doncella fue llevada a una celda, donde se le desangró. Esta sangre es vertida en una bañera, donde Elisabeth se bañaba. Desde entonces, se convierte en su obsesión y en su esperanza de la eterna juventud.

Como necesitaba sangre continuamente, ordena que se le traiga niñas y jóvenes campesinas, mediante la persuasión y si esta no funciona a través de secuestros.

En el sótano del castillo de Cathtice se crea una serie de mazmorras para la tortura y el desangrado integral, con un complicado sistema de drenaje de la sangre. Cada gota era recogida y depositada en una bañera, para que Elisabeth tuviera diariamente un tonificador baño de sangre y así mantenerse eternamente joven.

Utilizó métodos de tortura para que las jóvenes vivieran y le proporcionarán continuamente su sangre. Eran heridas para luego ser curadas y posteriormente volverlas a herir y así disponer continuamente de sangre.

A veces, hacía que sus doncellas le lamieran el cuerpo lleno de sangre y si alguna mostraba desagrado ya sabía que sería también desangrada y muerta posteriormente.

En aquella época, la nobleza tenía garantizada su inmunidad respecto a la plebe, no así si el conflicto surgía entre la propia nobleza.

Ante tanta desaparición de jóvenes (costureras, sirvientas y campesinas) en las zonas aledañas al castillo, se empezó a sospechar lo que estaba sucediendo y fueron presentadas continuas quejas. Se acusaba a Elisabeth que para conservar su belleza, tomaba baños de sangre. Los rumores se fueron extendiendo por todo el reino de Hungría. Pero el poder de su nobleza ponía freno a las averiguaciones y denuncias.


Castillo de Cathtice

Ante ello, el emperador Matías II decidió intervenir, ya que Elisabeth era su enemiga política y además deseaba adueñarse de sus propiedades. Mandó al Palatino de Hungría, Jorge Thurzó, que a su vez era primo de Elisabeth para que investigara lo que sucedía en el castillo.

El 29 de diciembre de 1610, el conde Jorge Thurzó y sus hombres invadieron el castillo de Cathtice y sorprendieron a Elisabeth torturando a varias jóvenes. Hallaron numerosas jóvenes torturadas en distintos niveles de sangrado y un montón de cadáveres por los alrededores. Elisabeth era enemiga política del conde Thurzó y en alguna ocasión fue seducido por la condesa y en otra lo intentó envenenar.

Entre los instrumentos de tortura que se encontraron se hallaba una jaula de pinchos que se cerraba y ensartaba a sus víctimas que se desangraban lentamente.

Dentro de las torturas que practicó debemos dividirla en dos etapas:

En la primera se corresponde cuando vivía son su marido Ferencz, el cual le enseñó prácticas que aplicaba a sus prisioneros en la guerra.

• La introducción de finas agujas debajo de las uñas o clavarlas en la piel.

• Dar llaves o monedas al rojo vivo para quemar las manos de las doncellas.

• Tumbar a las doncellas en la nieve y las manos en contacto directo con la misma y verter agua helada sobre las mismas para verlas morir congeladas.

• Sacar a las doncellas desnudas al campo al punto de la mañana y recubrir su cuerpo con miel de manera que fueran picadas por mosquitos, abejas y todo tipo de insectos.

La segunda etapa se corresponde cuando ya era viuda.

La virgen de hierro

Elisabeth siempre se vestía de blanco como símbolo de pureza. Sus prácticas más habituales eran:

• La jaula donde se encerraban a las doncellas y posteriormente eran alzadas. Sus barrotes son afilados cuchillos. Elisabeth se colocaba debajo de la jaula. La doncella alzada dentro de la jaula era pinchada desde abajo con cuchillos con el objeto de que al moverse se clavara sus barras afiladas como cuchillos y empezara a sangrar y esta caería sobre la condesa.

• La virgen de hierro era el instrumento de tortura preferido de la condesa. Era un autómata fabricado por un relojero alemán que compró en Nuremberg. Era un armazón metálico con forma humana dotada de mecanismos para mover los labios y abrir los ojos. Al tocar alguna de las piedras preciosas de su collar se accionaba. Entonces alzaba los brazos y abrazaba a la doncella que estaba delante, esto provocaba que salieran cinco puñales de sus pechos que se introducían en la doncella y provocan un gran sangrado.

• Se flagelaba hasta que la piel del cuerpo se desgarrara y se transformaban en llagas tumefactas para posteriormente aplicarles hierros enrojecidos al fuego.

• Les cortaban los dedos con tijeras. Se practicaban incisiones con navajas y si chillaban mucho de dolor se les cosía la boca. Si se desvanecían para que se despertaran se hacía arder papel embebido en aceite entre las piernas.

• Otras prácticas de torturas era arrancar la carne mediante pequeñas pinzas de plata, hundir agujas, cortar la piel de entre los dedos y aplicar a las plantas de los pies cucharas y planchas enrojecidas al fuego.

En el año 1612 se realizó el juicio en Bitcse. Elisabeth se negó a declararse inocente o culpable, no compareciendo a la vista judicial, acogiéndose a sus derechos nobiliarios. La acusación se centró en el asesinato de jóvenes nobles, pues la de las siervas y campesinas carecían de importancia y no se le pudo condenar a muerte.

En la sentencia todos fueron declarados culpables, unos de brujería, otros de asesinato y los demás de cooperación. Tanto al mayordomo Juan Ujváry y su colaborador Ficzkó fueron decapitados y sus cuerpos quemados. Herís Majorova, que era una burguesa fue acusada de colaboración y fue ejecutada. La más joven colaboradora Katryna, que tenía catorce años, fue salvada pero recibió cien latigazos.

Las brujas Dorotea y Piroska les arrancaron los dedos con tenazas al rojo vivo por haberlos empapado en sangre cristiana y fueron quemadas vivas.

El Palatino condenó a Elisabeth a ser emparedada en un cuarto de su castillo con sólo una ranuela por la que pasaba algo de comida y agua. Murió el 21 de agosto de 1614, cuando tenía 54 años y decidió morir de hambre, sin arrepentirse de nada.

Se calculan que fueron unas 614 mujeres las asesinadas por esta condesa.

Pretendieron enterrarla en la iglesia de Cachtice, pero sus habitantes se negaron al considerarlo una ofensa. Finalmente fue enterrada en Ecsed, en el noreste de Hungría, que era el lugar donde nació. Todos sus documentos fueron sellados durante largo tiempo y estaba prohibido hablar de ella.

Vemos como la búsqueda de la eterna juventud la llevó a las mayores locuras jamás pensadas.

La condesa Elisabeth Báthory está en el origen de muchos autores de literatura, cine, comics e incluso música

La sangre y la condesa Elisabeth Báthory