martes. 16.04.2024
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En este artículo estudiamos la importancia histórica de los fabianos en el seno de la izquierda británica y europea por su especial aportación ideológica en la construcción del Estado del Bienestar.

La Sociedad de los Fabianos o Sociedad Fabiana se creó en enero de 1884, integrada por intelectuales británicos de clase media. El nombre de Fabiana no es caprichoso. Los fabianos recurrieron al nombre del general romano Quinto Fabio Máximo, famoso por intentar debilitar a Aníbal en las Guerras Púnicas, mediante maniobras de hostigamiento pero evitando la lucha frontal. Así se trató de simbolizar el rechazo al método revolucionario marxista, defendiendo que el sufragio universal llevaría, inevitablemente, a la implantación del socialismo, tras un proceso educativo y legislativo de reformas pero sin enfrentamientos frontales. La economía debía estar centralizada y administrada por un grupo de dirigentes con un marcado carácter racional. Había que superar las deficiencias propias del capitalismo porque se había demostrado que generaba paro y pobreza. Algunos autores han calificado al fabianismo de una especie de “socialismo administrativo”. Se debían extender la educación y la sanidad a toda la población. Las condiciones laborales debían estar bien regladas para evitar abusos y atender a los riesgos de la vida laboral, así como para evitar la explotación infantil. Todos estos controles tenían que ser compatibles con la democracia y el parlamentarismo.

Los fabianos más destacados fueron Sidney y Beatrice Webb, Annie Besant y George Bernard Shaw, autor del más importante programa del grupo, publicado en 1889 con el título de Fabian Ensays in Socialism. Muchos dirigentes, diputados y ministros del futuro Partido Laborista serían fabianos.

La Sociedad colaboró en el proceso de creación del Partido Laborista, al participar en el Comité de Representación Laborista en el Memorial Hall de Farrington Street de Londres del año 1900.

La Sociedad entró en declive en la segunda mitad de los años treinta por las disensiones internas en torno a la experiencia de la URSS y porque su peso en el seno del Partido Laborista comenzó a disminuir frente al protagonismo de los sindicatos. La Sociedad siguió existiendo, aunque sin el peso de antaño. Pero, indudablemente, gran parte de los fundamentos ideológicos del Estado del Bienestar británico, levantado por el laborismo después de la Segunda Guerra Mundial, debe mucho a los fabianos.

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