jueves. 28.03.2024
29 FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE MAR DEL PLATA

Dolor y belleza en un mismo film

Por Walter C. Medina Felisa Lou y Antonio Paralluelo, abuelos reales de Hermes, llevan sesenta años juntos; aunque ahora la salud flaquea y la cercanía de la muerte no es para ellos un tema menor.

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Hermes Paralluelo, director catalán que ya había sorprendido a la crítica especializada con “Yatasto”, presentó ayer “No todo es Vigilia” en la Competencia Internacional del Festival de Cine de Mar del Plata.


Retrato conmovedor, doloroso y bello por partes iguales, cuidado en cada uno de sus planos y cálidamente fotografiado, “No todo es vigilia” se enmarca dentro del género documental con el pretexto de transmitir lo que la ficción difícilmente pueda expresar tan contundentemente

Felisa Lou y Antonio Paralluelo, abuelos reales de Hermes, llevan sesenta años juntos; aunque ahora la salud flaquea y la cercanía de la muerte no es para ellos un tema menor. Este es el auténtico pretexto que el director catalán ha encontrado para colocar su objetivo lo más cerca posible de estos octogenarios a los que la cámara desvela en la intimidad, recorriendo pasillos de hospitales, recordando -en voz alta y sin receptor- los años de la guerra, los tiempos mozos, la remota época en que la muerte parecía ser algo que no fuera a sucederles.   

Pero “No todo es vigilia” aborda también el amor en la vejez, la impotencia ante la decrepitud del cuerpo y de la mente, la perplejidad ante esa instancia en la que reconocerse a sí mismo puede constituir un verdadero esfuerzo. “Que guapos que éramos”, dice Antonio en uno de los pasajes del film, mientras observa el retrato que adorna la habitación desde hace sesenta años, esa fotografía en la que ambos, él y Felisa, posan con la frescura de unos “majos veinteañeros”. En este punto cabe la comparación con el trato que Michael Haneke hace de este mismo tema en “Amour” (2012); sin embargo la no ficción de Paralluelo permite que nos asomemos a esta ventana sin concesiones, enfrentándonos a ese miedo a la soledad que experimentan Felisa y Antonio, al miedo a la pérdida del otro, al temor que produce la cercanía del final.   

Retrato conmovedor, doloroso y bello por partes iguales, cuidado en cada uno de sus planos y cálidamente fotografiado, “No todo es vigilia” se enmarca dentro del género documental con el pretexto de transmitir lo que la ficción difícilmente pueda expresar tan contundentemente.  

Dolor y belleza en un mismo film