viernes. 29.03.2024
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La República Checa tiene una superficie de 78.866 km², con 1.881 km de fronteras. Es un país de la Unión Europea situado en el centro este del continente. Limita al norte con Polonia, al este con Eslovaquia, al sur con Austria, y al oeste con Alemania.

El grueso del país se encuentra en un cuadrilátero, rodeado de montañas y surcado por los ríos Elba y Moldava. Entre su regiones destaca Bohemia, que es la más grande. Moravia es un territorio de colinas situado al este y drenado por el río Morava, y la Silesia checa, que se encuentra al noreste, un conjunto montañoso que enlaza con la Silesia polaca.

Está formado por montañas de unos 1.500 metros de altitud. Los montes Metálicos separan el país de Alemania, por el noroeste. Hacia el lado alemán tienen una pendiente suave, pero hacia el lado checo presentan una brusca caída que da paso a la depresión del Ohre, en Bohemia.

Los Sudetes están formados por varias sierras: montes Gigantes, montes de Lusacia, montes de Orlice, Karlicky Sneznik, donde se encuentra el nudo hidrográfico del país, y los montes de Hruby Jesenik. Este conjunto se extiende hasta el río Óder.

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Las colinas de Moravia apenas se elevan hasta los 900 m. Entre las colinas de Moravia y las estribaciones de los Cárpatos se encuentra la depresión, por la que corren los ríos Morava y sus afluentes, que sirven de comunicación con los ríos Vístula y Óder, por un lado y el Danubio, por el otro.

Hidrográficamente el país es un nudo, cuyo territorio drena hacia tres mares diferentes: el mar del Norte, el Báltico y el mar Negro. El río Elba es el más importante de Bohemia. Nace en los montes Gigantes, recorre el país por el norte y se interna en Alemania a través del desfiladero de Decin. Sus principales afluentes son el Ohre y el Moldava, que es el río de Praga.

Los otros grandes ríos del país son el Moravia y el Morava, que son afluentes del Danubio, y el Óder, que discurren rápidamente camino de Polonia. El Morava nace en los Sudetes y desemboca en el Danubio cerca de Bratislava.

El clima típico es el continental húmedo, porque está lejos de las grandes masas marinas, y protegido de los vientos dominantes. Sus principales centros de acción son el frente polar, que trae masas de aire polar marítimo y, ocasionalmente, en verano, también tropical marítimo.

Las temperaturas son muy bajas en general. Los inviernos son fríos y rigurosos, y los veranos frescos y lluviosos, aunque pueden darse periodos calurosos. Las precipitaciones son moderadas, tirando a escasas. Varían entre los 500 y los 600 mm anuales en la mayor parte del país. La estación más lluviosa es el verano.

A pesar de la escasez de las precipitaciones, la humedad es muy alta debido a las bajas temperaturas dominantes. La vegetación dominante es el bosque mixto de planifolias y coníferas. Las especies dominantes son el haya, el carpe y las coníferas.

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La República Checa tiene unos 10.250.000 habitantes con una densidad demográfica de unos 130 h/km². Su población está envejecida. La República Checa pierde población, poco a poco. La tasa de natalidad es muy baja 9‰, lo que implica una tasa de fertilidad de unos 1,2 hijos por mujer. La esperanza de vida al nacimiento es de unos 76 años.

Su distribución territorial es desigual. Moravia septentrional, en la frontera con Polonia es la región más poblada, seguida de Bohemia occidental y muy de lejos por Bohemia meridional. La mayoría de la población es de origen checo, aunque hay un contingente importante de eslovacos, que no emigraron tras la segregación. Es un país muy urbanizado, aunque no tiene grandes ciudades. Las más importantes son: Praga, 1.200.000 h, Brno, 375.000 h y Ostrava, 320.000.

La República Checa es una democracia parlamentaria, que se rige por la Constitución y la Carta de las Libertades y Derechos Fundamentales, de 16 de diciembre de 1992, y entraron en vigor el 1 de enero de 1993.

El jefe de Estado es el presidente de la República. Es elegido por las dos cámaras del Parlamento en su sesión conjunta, con un mandato de 5 años. El poder ejecutivo recae en el gobierno, formado por un primer ministro y sus ministros. Se elige cada cuatro años tras las elecciones parlamentarias por la cámara de los diputados. El poder Legislativo recae en un parlamento bicameral, la Cámara de Diputados, con 200 escaños, elegidos cada cuatro años, y el Senado con 81 senadores, elegidos cada 6 años, renovándose una tercera parte cada dos años. El poder Judicial recae en jueces y tribunales independientes, cuya máxima instancia es el Tribunal Supremo.

LA ECONOMÍA

La economía checa está muy industrializada, pero la mayoría de ella es heredada del período comunista, por lo que está obsoleta. La República Checa está en pleno proceso de modernización, gracias a los fondos de cohesión de la Unión Europea, y la inversión de multinacionales que buscan una mano de obra barata.

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La agricultura tiene una importancia relativa, aporta un 3% al PIB y acoge al 4% de la mano de obra, la industria aporte al 38% y acoge al 40% de la fuerza laboral, y los servicios aportan el 59% del PIB y acogen al 57% de los trabajadores. En la agricultura los cereales suponen más de la mitad de la superficie cultivada, especialmente trigo y centeno. La cebada y la avena se usan, principalmente, para forraje para el ganado y para la fabricación de cerveza de calidad que exporta a muchos países de Europa. También destaca la producción de remolacha azucarera, lúpulo, lino, cáñamo y tabaco. Las principales regiones agrícolas son el valle del Ohre, Bohemia septentrional, el valle del Morava y la llanura de Melnik.

La producción pecuaria es muy importante, tanto en calidad como en cantidad. Destaca la producción bovina, seguida del porcino y el ovino. Los bosques ocupan más de un cuarto del país.

La República Checa tiene grandes minas de lignito, concentradas, sobre todo, en Bohemia septentrional y Sokolov, y hulla y antracita en Ostrava-Karviná. Este carbón se usa para la producción de energía eléctrica, a través de centrales térmicas.

La industria está en pleno proceso de reconversión, desde una tecnología obsoleta a otra más moderna, y en buena medida controlada por las grandes multinacionales. Destaca la industria textil, que se localiza en el arco de los Sudetes y montes Metálicos. Las principales instalaciones siderúrgicas se encuentran en Ostrava, Vitkovice, Kuncice y Trinec en Silesia, además de otros centros menores en Bohemia.

Se producen, sobre todo, automóviles, maquinaria y trenes. El sector del motor es uno de los más importantes, que se ha renovado gracias a las grandes multinacionales. En Ostrava existe una importante industria química. También hay que destacar la industria del vidrio de gran calidad que se produce en Bohemia.

Los servicios son la base de la economía checa. Destaca el comercio, tanto interior como exterior. En cuanto el comercio exterior destaca la exportación de sus productos industriales y cerveza. Sus principales clientes son los otros países de la Unión Europea, especialmente tras el ingreso en ella.

La red de transportes es densa, pero está en pleno proceso de modernización. Destaca la densidad de la red ferroviaria, que prácticamente llega a todos los pueblos del país. Una gran autopista enlaza Praga, Brno y Bratislava en Eslovaquia, las ciudades más importantes del país. El Elba y el Moldava son navegables, y Melnik el principal puerto del país. La República Checa tiene un fuerte potencial turístico, especialmente en turismo de calidad, naturalista y balneario.

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SU HISTORIA

En la antigüedad, Bohemia se encontraba en una de las rutas comerciales seguidas por los pueblos del este hacia Occidente. Se ha podido deducir a través de los restos neolíticos encontrados en la zona que los Boios son el primer pueblo del que se tiene una referencia clara. Era una tribu celta, que se estableció en la región entre el siglo V a. C. y el siglo I d.C. y a ellos debe su nombre Bohemia.

A partir de esta época se suceden las invasiones de distintas tribus, primero los Cuados y los Marcomanos, más tarde los Eslavos Occidentales, los Moravos y los Checos y a principios del siglo VII, los Avaros, que se agrupan con otras tribus eslavas formando un principado en las tierras de Bohemia y Moravia, que algo más tarde caerán bajo el dominio de Carlomagno.

La posterior decadencia del Imperio Carolingio supondrá el inicio de la independencia ya en el siglo IX, comenzando a denominarse a los habitantes de la zona como Checos. En el siglo X, el Estado Checo se consolida bajo la dinastía de los Premyslitas, siendo Praga su capital.

Se cree que Prega fue fundada en el siglo IX como materialización de la visión que tuvo Libuse, una princesa de la tribu Cech, en el monte Vysehrad. Libuse vio una ciudad tan maravillosa, se dice que su esplendor superaba al de las estrellas. La joven se casó con el labrador Premysl, que hizo realidad su sueño y fundó la dinastía de los Premyslitas.

El castillo de Praga era, en su origen, una simple estructura de madera rodeada por un foso, pero, en el año 1135, el príncipe Sobeslav la convirtió en una fortaleza románica cuyas murallas y torres de vigilancia protegían la catedral de San Vito, la Basílica, el Convento de San Jorge, la Residencia del Obispo y el Palacio Real. En 1157, una riada destruyó el puente de madera, que cruzaba el Vltava siendo reemplazado por uno de piedra, al que se dio el nombre de Judith, en honor a la esposa del duque Vladislav, primer rey de Bohemia.

El barrio del otro lado del río, denominado Ciudad Vieja, se había convertido en un importante centro comercial internacional, que había hecho de Praga la principal ciudad de Bohemia, con una población muy numerosa y una destacada comunidad judía, que vivía confinada tras las murallas de un gueto, en el actual barrio de Josefov.

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En 1257, nace un tercer barrio en la ciudad bajo las ordenes del rey Ottokar II, construida a los pies del Castillo de Praga, que hoy en día se denomina Parte Pequeña. Esta parte creció alrededor de la Malostranské námestí, plaza formada sobre los últimos terraplenes del castillo, y en ella se instalaron varios mercados, tiendas y casas de harineros, cerveceros, abogados, médicos y burgueses ricos. Se construyó también un Ayuntamiento cerca de la primera iglesia de San Nicolás (1283), y el monasterio agustino de Santo Tomás, en la calle Letenská.

El monarca más importante la Edad Media fue Carlos IV, rey de Bohemia desde 1346 y, posteriormente, soberano del Sacro Imperio Romano. Se había formado en la prestigiosa Universidad de París y deseaba convertir a Praga en un importante centro cultural y artístico. En 1348, fundó la primera universidad, que atrajo estudiosos de toda Europa como Cola di Rienzi y el canciller de Bohemia, Johann de Neumark.

Con la construcción de la Ciudad Nueva de Praga se transformó en la mayor ciudad de la Europa medieval. Resulta admirable también por haber sido construida siguiendo un proyecto previo en el que se planificaron estrictamente desde la anchura de las calles y la altura de las casas, hasta los materiales de construcción utilizados.

Tras la muerte de Carlos IV, en 1378, se inició del gran cisma de Occidente, en el que tres Papas se disputan el control de la cristiandad y aumentan las tensiones entre los poderes secular y eclesiástico.

La hija de Carlos IV, Ana de Bohemia, casada con Ricardo II de Inglaterra en 1382, fomenta en Praga las ideas reformistas del teólogo inglés John Wycliffe, a quien apoyaba también Jan Hus, profesor de la Universidad de Praga, que será nombrado en 1402 predicador de la recién fundada Capilla de Belén.

En 1420, el Papa Martín V proclamó una sangrienta cruzada contra los herejes. Los Husitas, con Jan Zizka al frente, se hicieron fuertes al este de Praga, donde derrotaron al ejército de Segismundo en la batalla de Vítkov. La guerra duró veinte largos años en los que Malá Strana resultó prácticamente destruida. En 1458, con la subida al trono de Jorge de Podebrady, partidario de los reformadores, se acordó una tregua de irregular seguimiento. El conflicto dinástico, iniciado al morir este rey en 1471, se resolvió con la llegada de Fernando I, hermano del emperador alemán, iniciándose el reinado de los Habsburgo que se mantendrá durante cuatro siglos.

Fernando I decide, en 1556, valerse de los jesuitas, las fuerzas de choque de la Contrarreforma, para convertir a los herejes de la ciudad. Durante el siglo y medio siguiente esta Orden compra numerosas propiedades en la Ciudad Vieja, que serán en su mayor parte destruidas para levantar el Clementinum, construcción severa con aspecto de fortaleza, símbolo de la moral del catolicismo.

En mayo de 1618, la nobleza protestante está desesperada ante la conducta de los jesuitas, encabezan una manifestación por Hradcany, que finaliza con graves disturbios durante los que se arrojan a tres destacados cortesanos por una ventana del castillo. Esta manifestación será conocida como la Segunda Defenestración de Praga y a partir de este momento se inicia uno de los períodos más duros de la historia de la Europa moderna, la Guerra de los Treinta Años.

En 1620, las fuerzas católicas del emperador derrotan a sus oponentes en la batalla de la Montaña Blanca y ocupan la ciudad ejecutando a los disidentes, entre ellos, a los 27 nobles protestantes que habían dirigido la revuelta.

Con el fin de la guerra en 1648, los Habsburgo recuperan el poder. El gobierno austriaco convierte a Bohemia en una provincia más, se confiscan los bienes de la nobleza protestante y se emprende una política de germanización, que reprime duramente cualquier muestra de cultura nacional.

Los jesuitas consiguen una total supremacía en Praga, continua la construcción del Clementinum, que se alargará durante otros dos siglos, el XVII y el XVIII y las demoliciones de antiguos edificios como la iglesia medieval de San Nicolás son continuas. Con la llegada de la Ilustración, en 1773 y su tolerancia religiosa finaliza el poder de los jesuitas y se confiscan sus propiedades.

El gobierno Habsburgo acabó con las aspiraciones nacionalistas del pueblo checo, sin embargo sirvió para que Praga se convirtiera en la joya barroca de la Corona Austriaca. Contribuyeron a ello artistas italianos, alemanes y nativos como los grandes arquitectos bávaros Christoph y Kilian Dientzenhofer que ejecutaron numerosos proyectos y desempeñaron un importante papel en la ampliación del Clementinum, la edificación de Nuestra Señora de Loreto y la reconstrucción del Castillo.

El mecenazgo Habsburgo potenció también la música en Praga. Haydn dio en ella conciertos de órgano, Beethoven la visitó en 1796 y Mozart estrenó en Praga en 1787 'Don Giovanni' en el teatro Nostitz y en 1791 supervisa la producción de una nueva ópera, la Clemenza di Tito, encargada por Leopoldo II para su coronación como rey de Bohemia.

La impuesta influencia alemana en Praga a principios del siglo XIX, dominando la administración, bautizando las calles con nombres alemanes y considerando el alemán como idioma de la buena sociedad. Estos hecho porvocan el surgimiento de los movimientos independentistas una vez que la industrialización crea una clase trabajadora checa y esta se une a los estudiantes y a los intelectuales liberales. La situación alcanzó el punto álgido durante las revoluciones de 1848 que fueron sofocadas por el ejército.

El gobierno Habsburgo se mantuvo permitiendo que los checos y las demás minorías étnicas del extenso Imperio recuperaran su lengua y sus instituciones. En 1881, se inauguró en Praga un teatro checo y, en 1890, un museo nacional.

Austria-Hungría participó en la I Guerra Mundial del lado de Alemania y los checos se vieron obligados a hacer lo mismo. En 1915, un profesor de filosofía exiliado, Tomás Masaryk, instó a los checos y eslovacos a organizarse contra el poder central a la vez que, en el frente, miles de soldados checos se pasaban al bando ruso.

Se creó una legión especial checa, que empezó a combatir del lado de los aliados, lo que bastó para que Gran Bretaña y Francia prometieran a Masaryk la independencia de su país. Sin embargo, el nuevo Estado sufrió desde el principio el conflicto entre checos y eslovacos, y entre los primeros y las demás minorías del país, alemanes, húngaros y polacos.

La tensión contenida de los Sudetes, población de tres millones de alemanes a quienes las grandes potencias habían frustrado la esperanza de unirse a Austria, se convirtió en oposición cuando la crisis económica golpeó la región altamente industrializada.

Hitler potenciaba su acercamiento al Reich y el gobierno checoslovaco, presidido por Benes, hizo algunas concesiones, si bien siguió manteniéndose firme. Sin embargo, la retirada del apoyo francés en Munich, en septiembre de 1938, supuso que seis meses después el ejército alemán ocupara Praga. Esta ocupación nazi fue nefasta sobre todo para los judíos, el noventa por ciento de los habitantes del gueto de Praga, más de 60.000 personas, perecieron en sus campos de concentración.

Aunque el Ejército Rojo cruzó los Cárpatos, en octubre de 1944, Praga fue la última capital europea liberada. Su inestimable patrimonio artístico quedó milagrosamente intacto a pesar de los combates. Una parte de la República Checa fue liberada por el ejército de los Estados Unidos.

El Partido Comunista Checoslovaco aprovechó la corriente prosoviética, que recorrió el país después de la guerra, para obtener casi el 40 por ciento de los votos en las elecciones libres celebradas en 1946. Klement Gottwald es nombrado nuevo presidente.

Gottwald y sus sucesores transformaron Checoslovaquia en un estado totalitario y satélite de la Unión Soviética. Se nacionalizó la industria, se colectivizó la agricultura y se obligó a los checos a votar en favor de la entrada en el Pacto de Varsovia. En los años sesenta se empezaron a exigir pequeños cambios políticos y económicos desde el propio Partido Comunista.

En enero de 1968, Antonín Novotny, partidario de la línea dura, fue sustituido en el cargo de secretario del partido por el reformista Alexander Dubcek, cuyo lema era: “socialismo de rostro humano”.

Durante la Primavera de Praga los checos disfrutaron de una libertad que no conocían desde hacía más de treinta años. Los soviéticos al ver cambios tan audaces como la supresión de la censura, la rehabilitación de antiguos disidentes y la puesta en duda de la ortodoxia económica y el papel dirigente del Partido acabaron con esta breve apertura entrando los tanques en Praga, el 21 de agosto de 1968.

Durante los veinte años siguientes, Checoslovaquia fue gobernada duramente por Gustáv Husák, que expulsó del Partido Comunista a una tercera parte de sus miembros, despidió a más de un cuarto de millón de funcionarios y provocó el exilio de más de 50.000 checos y a los más destacados intelectuales se les prohibió ejercer su profesión.

La aparición en la URSS de Mijail Gorbachov en los años ochenta con su política aperturista remueve también a los países satélites dando como fruto los tumultuosos acontecimientos de 1989, cuando toda la Europa del Este se libera de la influencia soviética.

En la República Checa, este período se conoce como la Revolución de Terciopelo. El 17 de noviembre de 1989, 15.000 personas se congregan en Vysehrad en el aniversario de la muerte del estudiante Jan Opletal durante la ocupación nazi, los manifestantes se dirigían a la Plaza San Wenceslao cuando la policía les cortó el camino dejando que varias unidades de boinas rojas cargaran contra ellos.

Los actores y empleados de teatro respondieron convocando una huelga que convirtió los escenarios en foros de debate político de los que surgió el Foro Cívico nacido en el teatro Drama Club. A este grupo se unen rápidamente los estudiantes, grupos de manifestantes alumbrados con velas recorrían constantemente el centro de la ciudad y los discursos políticos eran continuos resultando especialmente emotivos el momento en que la cantante prohibida Marta Kubisová cantó el himno nacional ante un público extasiado y la reaparición del antiguo héroe, Alexander Dubcek.

El 26 de noviembre 1992, los dirigentes de Foro Cívico y el Comité Central del Partido inician las conversaciones que darán como fruto, el 1 de enero de 1993 la división pacífica de la República de Checoslovaquia en dos nuevos estados, la República Checa con Praga como capital y Eslovaquia. En esa fecha también entra en vigor la Constitución de la República Checa y desde 26 de ese mismo mes, Václav Havel se convierte en Presidente de la República.

Chequia se adhirió a la OTAN en 1999 y a la Unión Europea en 2004.

Chequia, la separación pacífica