sábado. 27.04.2024
ENTREVISTA

Cathy Claret y la revolución gitana

Casi 400 vinilos de diversos artistas flamencos gitanos se exhiben en el museo itinerante de Flamenco Pop; un merecido homenaje a los precursores de los ritmos y estilos con los que este género viene fusionándose desde la década de los 70.

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Cathy Claret en la exposición itinerante “El Flamenco Pop, una revolución gitana”.

El flamenco se nutre de un componente emocional, sentimental y experiencial que es y siempre ha sido gitano. Universalizado merced al éxito de los artistas del género que a lo largo de los años lo pasearon por el mundo, el flamenco es de todos; aunque su génesis es irrefutablemente gitana.

Sin la huella lingüística del pueblo gitano, el flamenco carecería de la poesía que sus letras llevan intrínsecas. La creación del flamenco tiene una paternidad clara, y si bien durante los últimos años han participado de él números artistas no gitanos -muchos de ellos de formación académica- la razón de ser, la esencia misma del flamenco, es su identidad gitana.       

Las formas expresivas del flamenco trascienden lo musical. La cultura gitana es extraordinariamente rica, y su influencia (la influencia de “lo gitano”) atraviesa la literatura, las artes plásticas, el cine. Bien podría decirse que no puede hacerse una lectura de la cultura española sin hacerse una lectura de la cultura gitana.  

Museo de Flamenco Pop

Estos párrafos iniciales sirven de reflexión; son el resultado de los entresijos de la entrevista con Cathy Claret, impulsora de una iniciativa que ha despertado la atención de importantes medios de comunicación de todo el mundo. ¿Un Museo de Flamenco Pop?, se preguntaron en las redacciones cuando en el mes de abril se anunció la primera exposición itinerante titulada “El Flamenco Pop, una revolución gitana”. La elección del día y del sitio de la inauguración merece un párrafo aparte.

La exposición se inauguró en el Convent San Agustí, sitio en el que en 1749 se encerró y se torturó a mujeres gitanas por orden de Fernando VI

“El 8 de abril, el Día de los Gitanos”, cuenta Claret, que lleva años en la industria musical, ahora como creadora de este proyecto en el que se exhiben cerca de 400 vinilos de artistas flamencos gitanos. Una iniciativa que mantiene al resguardo el invaluable patrimonio cultural gitano; y que, a su vez, rescata del olvido a los verdaderos vanguardistas del género. ¿El lugar del debut?: Nada más ni nada menos que el mismísimo Convent San Agustí, sitio en el que en 1749 se encerró y se torturó a las mujeres gitanas por orden de Fernando VI, barbarie que se conoció como “La Gran Redada”.

Imagino que no fue casual la elección del día ni del sitio para iniciar la muestra itinerante que homenajea la memoria cultural de los gitanos innovadores del flamenco.

Pues para presentar el Museo de Flamenco Pop yo quería hacerlo en un sitio gitano, y para los gitanos, para que todos los gitanos estén orgullosos y vean a sus referentes. Entonces hablé con una amiga de La Mina; ella me ayudó porque es parte de la organización, y decidimos presentarlo el Día de los Gitanos, aunque este año no se hizo el 8, por Semana Santa; pero si, fue para el Día de los Gitanos. Y me alegro que haya sido en el Convent de San Agustí porque las doscientas gitanas que fueron encerradas ahí, pues ahora se pueden ver en forma de vinilo; es lo que se dice “Justicia Poética”, remata Cathy, La Chica del Viento, la francesa que llegó a compartir escenario con Vanessa Paradís o a la que la prensa europea comparó con figuras del pop galo como Francoise Hardy, Jeanette o Jane Birkin.

Entre los vinilos que se exhiben en el Museo del Flamenco Pop figuran los de artistas como Las Grecas, Los Chorbos, La Venta, La Susi y un etcétera que roza el número 400; álbumes que a lo largo de su vida, e impulsada por su pasión por la cultura gitana, Cathy fue adquiriendo. La mayoría de los vinilos son de artistas gitanas mujeres. 

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Vinilos expuestos en la exposición itinerante “El Flamenco Pop, una revolución gitana”.

Los medios de comunicación configuraron a la cultura gitana como “machista”, sin embargo en la colección de vinilos del museo hay más álbumes de mujeres que hombres.

Pues sí. Cuando empecé a recopilar todos todos los discos de mi vida -muchos de ellos de artistas a los que he conocido- me di cuenta de que había muchísimas mujeres; no sé si más de la mitad, o así. Fue de casualidad, no fue buscadoSiempre he escuchado a gente de la industria decir que no había artistas gitanas porque “su cultura se lo impide, porque hay machismo”. Yo te puedo decir que hay muchísimas artistas gitanas, y han sufrido más el racismo que el machismo. Porque el machismo lo sufren todas las razas; pero el racismo, las gitanas. Y si no las difunden en la prensa es por ser gitanas antes que por ser mujeres; eso creo yo.    

El machismo lo sufren todas las razas; pero el racismo, las gitanas

Cathy habla con la claridad de quien vio de cerca la discriminación racial que en pleno Siglo XXI (y en la Europa civilizada de la Liberté, Legalité y Fraternité), sufren los gitanos en la industria musical. “Hay discográficas y mánagers que dicen: Has lo mismo pero sin gitanos, yo te busco un guitarrista que sea igual, pero no gitano. He escuchado de todo”.

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El Museo del Flamenco Pop es una clara apuesta que apunta a contrarrestar el olvido (¿intencionado quizás?) de las verdaderas figuras que innovaron, que fusionaron el flamenco con ritmos, sonidos y estilos de los que hoy se nutre. Y todos ellos fueron gitanos. Cathy Claret lo sabe y lo reafirma con esta selección de artistas que merecen el reconocimiento que las instituciones académicas y los medios de comunicación no han sabido (o no han querido) darles. En su extensa carrera artística, con más de diez discos editados (además del arrollador éxito en Japón), Cathy Claret, además de crear su propia fusión, ha colaborado con auténticas leyendas: Pata Negra, Lin Cortés, Aurora Losada o Sorderita; y es la autora del universal himno “Bolleré”, popularizado por el Rey del Flamenco, Raimundo Amador; y por el Rey del Blue´s, B.B. King. Podría decirse que Cathy Claret sabe de lo que habla, pero además de hablarlo lo siente, lo vive, lo palpita. El mundo gitano es su propio mundo, tal como dejó expreso en aquella primera entrevista que me concediera en 2008 con motivo de su presentación en la Sala Gades de la capital andaluza. 

Con el correr de los años Cathy pudo advertir cómo los grandes referentes -aquellos artistas gitanos que habían revolucionado el flamenco- estaban quedando en el olvido. Los vinilos que se exhiben en el museo son la memoria viva de la verdadera identidad de la cultura gitana y de los artistas que aportaron los sonidos que durante los años ‘70s y ‘80s revitalizaron y refundaron la música flamenca.

Cuando uno escucha la introducción del tema “Vuelto a Casa” (1975), de Los Chorbos, bien podría confundirse y creer que se trata de la introducción de un tema de Marvin Gaye, de Curtis Mayfield o de Bobby Womack. El espíritu es flamenco, pero ahí se mezclan el rock ácido, el funk, el soul. Lo mismo pasa con muchos de los álbumes de Las Grecas o de El Luis, el Gitano Argentino. 

Sí, me has puesto los ejemplos de Los Chorbos, de Las Grecas, de El Luis, y también está Remedios Amaya y el resto de los casi cuatrocientos discos y que pueden ir desde el soul, el góspel y el blues, pero no pierden la esencia flamenca, sencillamente porque son flamencos, porque lo llevan dentro desde que nacen. Hagan la música que hagan, siempre está la esencia flamenca. La verdadera fusión parte de ahí.    

La difusión del arte flamenco gitano estira su legado, le pone coto al extermino cultural que se pretende cuando desde las instituciones no se reconocen los logros de los auténticos innovadores. Un destrato a la cultura (toda), mientras que músicos ajenos al mundo gitano cosechan aplausos por méritos que no les son propios. “Siempre se ocultan los logros de estos artistas gitanos y, aunque se les reconoce el talento, se les niega su faceta de creadores", dice Claret.

Claret reivindica, a través de este proyecto, a las figuras más representativas de la música flamenca 

En definitiva, el Museo del Flamenco Pop es una reacción artística en sí misma. Es la manifestación de la resistencia frente a la desmemoria que intenta convencernos de que “todo eso no ha existido y los innovadores son blancos y de esta última época", tal como afirma la joven escritora Noelia Cortes, invitada a la presentación de este excepcional proyecto. “Modestia aparte, creo que estos 400 vinilos de artistas pioneros e innovadores representan la memoria histórica; es la cultura lo que hace grande a los pueblos, es necesario que se conozcan más los cimientos de la cultura musical de origen gitana que engrandece todo un pueblo, no es justo que no se conozca”, sostiene Claret que reivindica, a través de este proyecto, a las figuras más representativas de la música flamenca.  

El Museo del Flamenco Pop continuará su periplo de exposiciones por Madrid, Sevilla y muchas otras ciudades españolas que se han interesado por descubrir las verdaderas raíces de la innovación en la música flamenca. 

Cathy Claret y la revolución gitana