miércoles. 24.04.2024

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Hachè Costa: Cada vez escuchamos más música de tiempos anteriores al que nos ha tocado vivir. ¿Qué nos ocurre con la música de nuestra época?

Nacho Rodríguez: Se suele responder con dos tópicos. Por un lado, que muchos lenguajes actuales son complicados para quien no tiene una formación previa; por otro, que la música antigua está continuamente evolucionando y resulta tan novedosa como la actual, pero más fácilmente comprensible. Hay algo de cierto en ambos tópicos, pero son simplificaciones parciales. Quizá más bien deberíamos preguntarnos: ¿Quién es nuestro público? Hasta el romanticismo, era la novedad la que llamaba a escuchar obras. Solo desde hace dos siglos empieza a formarse el concepto de "gran repertorio". Es en ese momento cuando nace un público del cual, en buena parte, es heredero el actual, más interesado en profundizar en esas piezas que ya conoce que en descubrir nuevas. Así pues, hay un público que es y seguirá siendo fiel a un repertorio tradicional, que preferirá escuchar obras que ya conoce, por puro placer o buscando la "interpretación definitiva", perfectamente respetable, sin duda, y otro que, en cambio, estará buscando nuevas opciones. Es la naturaleza humana. Para estos, dos opciones: mirar hacia más atrás (antigua) o hacia adelante (composición actual). 

H.C: El rango de frecuencias que maneja la música antigua es similar a la que se manejan en otros contextos que nos producen especial placer, como por ejemplo las guitarras acústicas, los instrumentos de doble orden, incluso el sonido de lluvia, tal y como se emplea en las salas de cine. Hay algo de “recogimiento”, de “relajado”. ¿Puede haber algo de todo esto en el indudable placer que nos provoca escuchar música antigua? 

N.R.: No había pensado en ello, la verdad. Es cierto que en muchos repertorios antiguos puede haber este predominio de frecuencias, y quizá los convierta en especialmente aptos para quien quiere disfrutar de una agradable experiencia sonora, sin más. Pero no creo que más que en muchos repertorios camerísticos del XIX, por ejemplo. Y si miramos con detalle el II volumen del Sintagma Musicum que Praetorius publica en 1619 repasando todos los instrumentos de la época, en todos los tamaños y tesituras imaginables, veríamos, por ejemplo, el gusto por experimentar con todo tipo de sonoridades. Por no hablar del instrumento más significativo al respecto, el órgano, que ya conoce en esa época desde registros de 32 pies a los de llenos o címbalas más plenos en frecuencias agudas. Prácticamente todo el espectro audible. Si escuchamos algunos momentos de la “Bataglia” de Biber, prácticamente atonales, o algunos choques armónicos de increíble dureza en Monteverdi, por poner dos ejemplos clásicos, dudo que podamos hablar de "comodidad auditiva" o de relax. Si bien es cierto que están perfectamente integrados en un discurso retórico que los justifica, pero que probablemente no son sino una excusa para el compositor para jugar con esas sonoridades que también le atraían.

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H.C.: Usted es profesor de la Escuela de Canto de Madrid, por lo que la entrada de nuevos alumnos al comienzo de cada curso lectivo ofrece una perspectiva privilegiada. ¿Existe entre las nuevas generaciones de estudiantes una preferencia hacia la música antigua, o continúa siendo predominante el estilo del Romanticismo?

N.R.: En los últimos años veo intereses más amplios. Es inevitable que el repertorio lírico tradicional siga siendo el eje principal, puesto que los planes de estudios oficiales aún siguen tremendamente enfocados en ese sentido. Las programaciones de los teatros están también fuertemente inclinadas en esta dirección, y para ello debemos formar a nuestros alumnos. Pero, al mismo tiempo, cada vez más alumnos reclaman formación más allá de este repertorio al uso. El año pasado el montaje giró en torno a un Händel, contando con instrumentos originales para la producción, y son frecuentes las colaboraciones con el departamento de música antigua del RCSMM, por ejemplo. 

H.C.: ¿Interesa al alumnado la música contemporánea? 

N.R.: El tema de la música actual es más complejo. En parte, por las mayores exigencias vocales que en muchos casos supone, y por la carencia formativa previa a los estudios superiores, que dificulta el acercamiento a este repertorio. No solo en el caso del canto. No hace tantos años era frecuente ver programaciones de instrumento en grado medio en las que, dentro del apartado de "moderno" (que era el cajón de sastre donde entraba todo lo que estaba más allá del lenguaje tradicional) encontrábamos cosas tan avanzadas como... ¡Granados! Y Debussy era solo para valientes. Por fortuna esto ha ido cambiando en los últimos años, aunque dista aún de una verdadera normalización.

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H.C.: Tenemos un nuevo disco entre las manos: ¿Qué podremos encontrar, en cuanto a repertorio, producción y ejecución, en este nuevo registro de "Los Afectos Diversos"?

N.R.: Es un tributo a Juan Vásquez, uno de los compositores, según mi criterio, más brillantes de ese siglo fascinante en la península ibérica que es el XVI, y a su monumental publicación de 1560, que necesitaba una nueva revisión tras quedar desfasada en muchos sentidos la edición de 1946 de Higinio Anglés, única existente, y descatalogada hasta hace pocos meses, cuando el CSIC la ha puesto a disposición en formato digital. Me puse a transcribirla de nuevo por completo desde el original, con la doble intención de ofrecer esta nueva edición y usarla de base para una grabación, que es la que ahora ve la luz: “Si no os hubiera mirado”. 

H.C.: Para quien no conozca la música de Vasquez, o conozca solo las poquitas piezas que ocasionalmente se ejecutan, ¿qué tiene de especial este compositor?

N.R.: El público se sorprenderá por su capacidad para, partiendo de un exquisito buen gusto en la elección de textos de poetas de renombre o populares, recrear de una manera magistralmente comunicativa, refinada y sin artificios gratuitos, cada uno de los afectos y sutilezas expresivas presentes en los poemas originales. Especialmente interesantes y desconocidas son las piezas a cinco voces, apenas ejecutadas en tiempos modernos, un bocado delicioso incluso para los conocedores del repertorio. Por otro lado, uno de mis intereses al abordar la polifonía es el juego instrumental, como complemento de color a las voces. Era algo absolutamente habitual en la época. Pero al igual que la visión romántica del XIX nos ha hecho concebir el románico como algo desnudo, y de líneas puras, olvidando el gusto por la ornamentación en el período (¿hay algo más maravilloso y rico en ese sentido que el Panteón de los Reyes de San Isidoro de León?), ciertas tradiciones interpretativas de los años ochenta del siglo pasado nos han hecho creer en la polifonía renacentista como algo que se debe de escuchar en voces desnudas. Y esto dista mucho de ser una verdad absoluta. Era una de las opciones, pero de hecho encantaba la mezcla de voces e instrumentos, y, especialmente para ciertos repertorios de destacada riqueza colorista, la aportación instrumental parece integrarse de una manera tan natural que, para mí, es casi inevitable imaginarla así. Es el caso de esta música, por lo que contamos con el color del arpa de dos órdenes (que afortunadamente está poco a poco volviendo a la vida, tras siglos de olvido, y pese a lo importante que fue, por no decir imprescindible), la vihuela, la gamba, el órgano...

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H.C.: Ha grabado el disco con Gerardo Tornero, sin duda uno de los mejores productores nacionales en el ámbito de la música culta actualmente.

N.R.: Ha sido una pieza valiosa tanto en el complejo trabajo de grabación como en los ajustes de sonido posteriores. Quien haya grabado alguna vez sabe lo que una buena o mala mezcla puede influir en el disfrute de la obra, e incluso en el concepto musical que se queda plasmado, y que se puede distorsionar enormemente con una toma o una mezcla inadecuada. Por fortuna la paciencia y buen hacer de Gerardo, así como un concepto afortunadamente próximo en lo que buscábamos, han permitido llegar a un resultado realmente bonito, como precioso es, por otro lado, el grafismo que Petrushka Sainz ha elaborado para el CD. Creo que ha sabido captar perfectamente la riqueza de colores que perseguíamos en el disco, y plasmarlo de una manera sumamente original y alejada de tópicos. 

https://www.youtube.com/watch?v=qYl67um0DdU&feature=youtu.be

H.C.: Pregunta obligada, cuya respuesta podrá tener si cabe mayor valor teniendo en cuenta que "Los Afectos Diversos" es una formación que interpreta música exclusivamente perteneciente al dominio público: ¿Derechos de autor?

N.R.: Es lógico que quien hace un trabajo reciba algo por ello. Salvo que, voluntariamente, decida cederlo. Es lo que haré yo con mi edición de la partitura de Vásquez, por ejemplo, que será libre para uso no lucrativo. Mi intención es favorecer que todo el mundo tenga acceso a esta maravillosa música. Pero si no hubiera un retorno económico para quienes se dedican profesionalmente a buscar nueva música y editarla no tendríamos acceso a infinidad de recuperaciones históricas o interesantes revisiones de piezas ya conocidas. Animo siempre a comprar ediciones para fomentar que podamos seguir teniendo acceso a otras nuevas.

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H.C.: ¿Quizá lo que deben de cambiar son las maneras de ofrecer el producto?

N.R.: La ediciones en papel siguen teniendo sentido para muchas cosas, pero cada vez son más útiles las ediciones digitales, que permiten llevar en una tableta infinidad de música para poder escoger durante un viaje en tren, estudiar en un tiempo muerto entre reuniones, o simplemente eliminar peso de nuestra mochila. En ocasiones un modelo mixto (papel más digital) podría ser una buena opción. Sin embargo, como usuario de Linux convencido y colaborador de algún que otro sistema de conocimiento libre, creo también en el acceso a la información para todos, pero de una manera regulada y respetuosa con el trabajo de quienes deciden vivir de ello, nunca pirateada. Y en el tema de grabaciones, creo en el respeto a los derechos. El esfuerzo económico y de energías que supone una grabación solo lo conocemos los que hemos pasado por ello. Aunque, nuevamente, el mercado deba aún de asimilar las nuevas realidades y adaptarse. Hay mucho por experimentar al respecto.

"La música antigua evoluciona, es tan novedosa como la actual"